“Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norte América y la montera de España (…).
Éramos charreteras y togas en países que venían al mundo con la alpargata en los pies y la vincha en la cabeza”.
José Martí[1]
Durante demasiados años nos enseñaron a pensar según categorías creadas y establecidas en otros lugares del planeta, a partir de realidades, historias y experiencias tan lejanas de Nuestra América como solo podía estarlo un Mundo Viejo. A ello aludía Simón Rodríguez, el maestro de Simón Bolívar, cuando decía: “Algunos americanos serviles en un país vacío, imitan sin necesidad lo que hacen los países europeos (…). No hay peor charlatán que el charlatán erudito, el que recita, de memoria, sentencias que los demás no entienden. ¡Cuidado con los papagayos del saber!… ¿Adónde iremos a buscar modelos? La América española es original. Originales han de ser sus instituciones y su gobierno. Y originales los medios de fundar unas y otro. O inventamos o erramos”[2].
A lo largo de nuestra historia latinoamericana algunas voces fueron alzándose con la intención de pensarnos a nosotros mismos según categorías nuevas y acordes a los devenires de nuestros pueblos. Esas voces silenciadas, ausentes de la historia oficial, fueron conformando a través del tiempo la corriente intelectual del Pensamiento Nacional y Latinoamericano. Sus cultores protagonizaron un intento de producir nuevas categorías teóricas y reflexivas para comprender la inscripción de los países de nuestro continente en la división internacional del trabajo, de la economía y de la política mundial. La cuestión nacional es el tronco común y la matriz a partir de la cual pensadores argentinos tales como Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Manuel Ugarte junto con otros latinoamericanos como el dominicano Pedro Henríquez Ureña o el mexicano José Vasconcelos, pueden ser ubicados en un mismo universo de lo que ahora se denominaría pensamiento situado: en todos existe una preocupación constante por el problema nacional y por el fenómeno de la dependencia cultural, ideológica, política, geopolítica y/o económica.
Para ellos, “pensar nacional” sin perder las particularidades de cada una de las “secciones” –como llamaba José Hernández a los distintos países de Nuestra América-, fue el camino para luchar por el bienestar de los millones de hombres y mujeres que, según decía Manuel Ugarte, “siendo del mismo origen, nacidos de la misma revolución, articulan, en el mismo continente, con ayuda de la misma lengua un mismo conjunto de ideas, de recuerdos, de costumbres, de orientaciones y de esperanzas”[3].
Estudiar a fondo las ideas de estos pensadores de Nuestra América para interpretar nuestra realidad común y un futuro esperanzador, son algunos de los objetivos de la nueva Especialización en Pensamiento Nacional y Latinoamericano que nuestra Universidad ofrece a partir del segundo cuatrimestre de este año.
El Pensamiento Nacional y Latinoamericano en la UNLa
La actividad de los titulares del Pensamiento Nacional se desarrolló en gran parte fuera de los ámbitos académicos y universitarios. Si bien varios de sus miembros tuvieron una formación académica y sus interlocutores y polémicas formaron parte de las agendas universitarias, no son pocos los pensadores que desplegaron su producción periodística, laboral o de investigación fuera de los claustros, en medios y soportes que fueron desde los libros hasta los periódicos de circulación masiva. Por otro lado, es preciso reconocer que a lo largo de la historia las instituciones académicas no han valorado al Pensamiento Nacional ni siquiera como objeto de estudio.
En este contexto, en nuestro país, la década pasada se caracterizó por la recuperación de las principales producciones, obras e investigaciones de algunos de estos pensadores: el año 2009 fue declarado por el Poder Ejecutivo Nacional como “Homenaje a Raúl Scalabrini Ortiz”; el mismo año se fundó una Universidad Nacional que lleva por nombre Arturo Jauretche; se crearon la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional y el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego.
Sin embargo, en la Universidad Nacional de Lanús, desde nuestro nacimiento, el Pensamiento Nacional y Latinoamericano ha sido institucionalizado como necesario y objeto de estudio permanente. Entre otras finalidades, nuestro Estatuto establece como una de las prioridades de la UNLa “… promover la memoria activa sobre los pensadores y artistas nacionales y latinoamericanos mediante su inclusión en los diseños curriculares, y a través de seminarios, homenajes, talleres, premios, concursos, y toda otra acción capaz de contribuir a este objetivo”. Desde 2012 se incluyó de manera obligatoria tanto para los estudiantes de grado como para el personal no docente de la UNLa, el Seminario de Pensamiento Nacional y Latinoamericano. Hay dos investigaciones en curso dependientes del Rectorado que profundizan el estudio del Pensamiento Nacional: el “Seminario Permanente Hernández Arregui” y el proyecto “La voluntad política de integración latinoamericana de los movimientos nacionales y populares”.
Por otra parte, un conjunto de investigadores con dependencia del Rectorado hemos elaborado el Primer “Atlas Histórico de América Latina y el Caribe” para conmemorar el bicentenario de la independencia de muchos de nuestros países el año 2016. Dicho Atlas se elaboró con fines pedagógicos y de difusión del pensamiento, la historia y la realidad común de los países de nuestra Patria Grande. Constituye una obra etnocultural cuya necesidad ya vislumbraba el filósofo mexicano Leopoldo Zea como tarea a largo plazo dado que “la heterogeneidad de la cultura latinoamericana rebasa las divisiones geopolíticas”. Dicho Atlas además de sistematizar los principales sucesos históricos de nuestro continente recopila las principales obras de los intelectuales del Pensamiento Nacional y Latinoamericano y se pueden consultar los tres tomos en la página de la UNLa.
La editorial de la Universidad, EdUNLa, lleva editados más de 30 títulos que rescatan obras de varios de estos pensadores en algún momento considerados “malditos” que fueran escasamente difundidas, prohibidas o quemadas durante las sucesivas dictaduras que padeció nuestro país,. Por esa misma razón, están presentes en nuestro campus desde la creación de la UNLa: Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Manuel Ugarte, Homero Manzi, Marechal o Hernández Arregui son solo algunos de los nombres que honramos en la denominación de nuestros edificios.
Hasta hoy, las universidades argentinas no han contado con una oferta académica de posgrado que permitiera profundizar en la matriz de pensamiento nacido en nuestras tierras. El objetivo general de la carrera es proporcionar una formación académica de alto nivel en Pensamiento Nacional y Latinoamericano del siglo XX, conformando un área de estudios inter y transdisciplinarios en la materia. Dado que la actividad de nuestros pensadores comparte un tronco común de problemáticas y de perspectivas con la producción latinoamericana, la Especialización se propone profundizar el análisis de autores provenientes tanto de la Argentina como de Bolivia, Brasil, Perú, México y Uruguay entre otros países de Nuestra América.
La propuesta aspira a fortalecer en el ámbito académico la reflexión y el debate acerca de la corriente intelectual y política del Pensamiento Nacional y Latinoamericano del siglo XX. Se trata de capacitar a profesionales y educadores en una perspectiva de análisis que enriquezca la producción científica de la identidad común y aporte a los permanentes esfuerzos por la integración regional. Ya Jauretche nos hablaba de la colonización pedagógica en las universidades cuando nos decía: “La intelligenzia es el fruto de una colonización pedagógica […] La juventud universitaria, en particular, ha asimilado los peores rasgos de una cultura antinacional por excelencia […] en la Argentina, el establecimiento de una verdadera cultura lleva necesariamente a combatir la ‹cultura› ordenada por la dependencia colonial […]. El combate contra la superestructura establecida abre nuevos rumbos a la indagación, otorga otro sentido creador a la tarea intelectual, ofrece desconocidos horizontes a la inquietud espiritual, enriquece la cultura aun en su aséptico significado al proveerla de otro punto de vista brindado por las peculiaridades nacionales […]. Sólo por la victoria en esta contienda evitaremos que bajo la apariencia de los valores universales se sigan introduciendo como tales los valores relativos correspondientes solo a un momento histórico o lugar geográfico, cuya apariencia de universalidad surge exclusivamente del poder de expansión universal que les dan los centros donde nacen, con la irradiación que surge de su carácter metropolitano”[4].
Se trata entonces de colaborar en la descolonización pedagógica y cultural al crear espacios de reflexión, investigación y elaboración de nuevos aportes académicos en temas de Pensamiento Nacional y Latinoamericano para el siglo XXI. Para ello se intentará desarrollar el diálogo y el debate con otras matrices de pensamiento, sean europeas o americanas, para lo cual se buscará recuperar los aportes de intelectuales que pensaron y reflexionaron acerca del desarrollo político, cultural y económico de las sociedades latinoamericanas del siglo pasado y comenzar a pensarnos desde acá y con nuestros ojos al decir de Jauretche y Lugones.
La formación se sostiene en una perspectiva interdisciplinaria, a fin de brindar las herramientas conceptuales necesarias para comprender las complejidades de nuestra problemática y evaluar los obstáculos y desafíos para realizar la Patria Grande como Patria de la Justicia.
La Especialización se organiza en núcleos problemáticos que son analizados a partir de las obras principales de los pensadores nacionales y latinoamericanos, confiando en que la vigencia y actualidad de muchas de sus perspectivas y abordajes contribuya a la formación de un pensamiento crítico ante los hechos del ayer, del hoy y del mañana de Nuestra América.
“Ahora se ponen de pie los pueblos y se saludan –dijo José Martí-; ¿cómo somos?, se preguntan y unos a otros se van diciendo cómo son. Cuando aparece en Cojimar un problema no van a buscar la solución a Dantzig. Las levitas son todavía de Francia, pero el pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se ha imitado demasiado y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación”[5],
Coincidimos con el vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera en que para lograr la descolonización, los intelectuales latinoamericanos comprometidos con esa batalla tienen una gigantesca tarea multifacética de convertir las ideas en sentido común porque son luchadores de palabras y de símbolos, por lo cual para anular el orden neoliberal se deben utilizar todas las herramientas, la escuela, los libros, los discursos, el arte, el teatro, la televisión, la música y todas las creaciones del espíritu que reordenen el orden ético y lógico del mundo. No hay que abandonar la academia pero hay que salir de ella.
-La carrera es presencial.
-Tiene una duración de 2 cuatrimestres (un año calendario).
-Está radicada en el departamento de Planificación y Políticas Públicas.
-Sus labores de investigación se desarrollarán centralmente en el Instituto de Problemas Nacionales que depende del Rectorado.
-Está orientada a graduados universitarios de grado o de nivel superior no universitario de carreras de un mínimo de 4 años de duración.
[1] MARTÍ, J. El partido liberal, México, 30. 1. 1989.
[2] ORGAMBIDE, P. El maestro de Bolívar: Simón Rodríguez, el utopista. Buenos Aires, Sudamericana.
[3] UGARTE, M. La Nación Latinoamericana.
[4] Jauretche, Arturo: La colonización pedagógica, Universidad Nacional del Nordeste, Chaco, 1968
[5] José Martí, ibídem.
[…] Durante demasiados años nos enseñaron a pensar según categorías creadas y establecidas en otros lugares del planeta, a partir de realidades, historias y experiencias tan lejanas de Nuestra América como solo podía estarlo un Mundo Viejo. A ello aludía Simón Rodríguez, el maestro de Simón Bolívar, cuando decía: “Algunos americanos serviles en un país vacío, imitan sin necesidad lo que hacen los países europeos (…). No hay peor charlatán que el charlatán erudito, el que recita, de memoria, sentencias que los demás no entienden. ¡Cuidado con los papagayos del saber!… ¿Adónde iremos a buscar modelos? La América española es original. Originales han de ser sus instituciones y su gobierno. Y originales los medios de fundar unas y otro. O inventamos o erramos”[2]. […]