“Los adultos mayores, en sus casas y no en un geriátrico”. Esa frase bien podría definir el concepto y el objetivo de la cooperativa de cuidadoras domiciliarios COPAAM Puentes. Integrada por una docena de mujeres con edades que van entre los 40 y los 67 años (y un solo hombre), la mayoría se conocieron yendo a distintos cursos en la UNLa. Fue en nuestra universidad donde tomaron nota de un dato de la realidad: el progresivo envejecimiento poblacional de Lanús. Según el último Censo Nacional (2010), el 13,6% de los vecinos del Partido es mayor de 65 años, lo que lo ubica como uno de los distritos con mayor cantidad de habitantes de la tercera edad en el país.  Con perfiles similares (varias ya eran acompañantes terapéuticas) se preguntaron: “¿Cómo podemos trabajar juntas y poder aportar lo nuestro ante esta situación?”.

Con ese interrogante asistieron hace dos años a la jornada “La UNLa te escucha”, un espacio donde distintas áreas de la Universidad atienden inquietudes y proyectos de la comunidad, y buscan la mejor forma de ponerlos en marcha. Allí tomaron contacto con Jorge Bragulat, presidente de la Mutual de la UNLa, con quien evaluaron que la mejor manera de implementar la iniciativa era conformando una cooperativa social. Y así fue como empezó a tomar forma COPAAM, con la colaboración de la Universidad.

“Muchos piensan que para formar una cooperativa es necesario un capital económico inicial. En el caso de las cooperativas sociales, justamente, no es así. Aquí lo importante es el conocimiento que posean cada uno de sus integrantes para desempeñar las tareas. Con lo cual, poner en funcionamiento la COPAAM era algo que iba a llevar poco tiempo”, explica Bragulat.

A continuación, asistieron a un curso sobre cuidadores domiciliarios dictado por el Ministerio de Desarrollo de la Nación en la Universidad. Paralelamente seguían capacitándose en la UNLa en Economía Social y asesorándose sobre el funcionamiento que debía tener el emprendimiento. En ese sentido, un punto importante fue la jornada “Cooperativas Sociales. El modelo italiano” que tuvo lugar en octubre del año pasado. La disertación estuvo a cargo del  antropólogo argentino especializado en Sociología Sanitaria, Pablo Cangiano, quien es director de la Cooperativa Social Duemilauno Agenzia Sociale. Sucede que justamente Italia es un modelo a seguir por COPAAM Puentes, ya que es un país donde no existen los geriátricos ni los manicomios y las cooperativas sociales de cuidadores domiciliarios son muy numerosas y están consolidadas.

 

¿Por qué una cooperativa de cuidadores domiciliarios?

Lo primero que hay que entender es que no todos los adultos mayores necesitan ser cuidados; ahora bien, cuando aparecen limitaciones, lo que hay que hacer es atender a estas necesidades preservando el máximo de autonomía posible de la persona. A esta concepción se la llama “de cuidados progresivos”. Este paradigma consiste, sintéticamente, en ir brindando los cuidados de acuerdo con la limitación pero intentando interferir lo menos posible en su autonomía que es el valor fundamental dentro de esta concepción de la atención.

“Lo que más sufren los adultos mayores es el abandono. Eso es lo que más los afecta. El ritmo de vida actual, hace que muchos de sus parientes no les puedan brindar la atención necesaria. Muchos de ellos son autónomos y apenas tienen algún que otro problema motriz o dolencia. En numerosos casos, lo que más les interesa acerca de nuestra labor es tener una compañía, alguien que los escuche. Les hace muy bien. Son felices con cosas simples: te piden, por ejemplo, que les leas un libro”, relata con un entusiasmo contagioso Josefina Valisena (67), presidenta de la cooperativa.

Josefina es una apasionada habitué de la UNLa. Actualmente forma parte de la primera camada de la Licenciatura en Justicia y Derechos Humanos. Pero su interés por lo académico ligado a lo social se remonta a su juventud. En los ‘70 comenzó a estudiar Sociología en la UBA, hasta que debió abandonar la carrera cuando la Dictadura intervino la universidad. Luego fue madre y se dedicó a ser modista y atender su taller de ropa. Posteriormente, comenzó a interesarse en los temas relacionados con la tercera edad. Vecina de la UNLa, se acercó al Centro del Adulto Mayor y comenzó a capacitarse en la temática.

“Estaba estudiando el curso de Asistente en Gerontología cuando una compañera me pidió si podía cuidar a su abuela. Ahí empecé y nunca paré”, cuenta. Ella dirige en COPAAM Puentes a un grupo integrado por otras asistentes terapéuticas. También hay fisioterapeutas y hasta una trabajadora social. El resto del equipo de la cooperativa está integrado por Gisela Noguera, Alejandra Santillán, Elda Audisio, Miriam Morel, Silvia Verón, Majo Pedraza, Fanny Peña, Gabriel Ávila, Blanca Viana, Andrea Ferrari, Ninfa Salles, Herlinda Tarazona e Irma Albornoz.

 

Puntos a favor

Hablamos de los beneficios de una cooperativa para los adultos mayores y su autonomía. ¿Pero qué otros puntos son favorables? “La ventaja para las familias, es que nunca te vas a quedar sin atención, porque el sistema está preparado para los relevos eventuales. Por si alguna compañera se enferma o tiene un compromiso, hay quien la reemplace. En todos los casos, el adulto mayor ya conoce a la otra persona que hará la suplencia ese día. Si mando a alguien es porque sé que va a trabajar igual que yo”, explica Josefina.

También hay una diferencia económica: los precios de la cooperativa son accesibles si se los compara con geriátricos, centros asistenciales o los profesionales que envían las prepagas. Ni qué hablar del grado de confianza que se genera entre el adulto mayor, su familia y la cuidadora.

Además de la gratificación personal que puede brindar el trabajo en sí, hay otros aspectos muy importantes: las integrantes de COPAAM Puentes son monotributistas. Esto significa que, además de tener cobertura médica, van a poder jubilarse a futuro ya que están haciendo los aportes. “Muchas compañeras al trabajar como cuidadoras de manera individual, no tenían los aportes y a futuro no iban a poder jubilarse. El formato cooperativa, por el contrario, lo garantiza”, dice Josefina.

Además, por lo general, las cuidadoras domiciliarias que trabajan de manera individual difícilmente tengan descanso. “Gracias al trabajo en cooperativa podemos, por ejemplo, tener vacaciones gracias a nuestro sistema de relevos eventuales. Lo mismo sucede si no podés ir porque te enfermaste o sufriste un contratiempo”, se explaya Josefina.

 

La cooperativa maneja los recursos financieros y realiza los pagos que reciben de parte de las familias atendidas, y luego se reparten los pagos a cada una de las cuidadoras conforme a las horas o turnos trabajados.

“Tenemos reuniones, intercambiamos experiencias y problemáticas, lo hablamos e inclusive lo analizamos con profesionales si surgen problemáticas difíciles de abordar, tenemos mucha contención en ese aspecto, siempre alguien te tira una soga, digamos. Está todo muy bien armado, muy bien pensado de parte de la cooperativa, nada surge al azar, todo está previsto”, enumera Josefina.

El proyecto está en marcha y consolidado. Pero no todo queda ahí. COPAAM Puentes va por más: “Tenemos que avanzar junto a Pami y legisladores en impulsar un proyecto de ley nacional de cuidadores domiciliarios”, finaliza Josefina, esperanzada.

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