El 20 de noviembre pasado César Litvin entrevistó a Francisco Pestanha —director del departamento de Planificación y Políticas Públicas de nuestra universidad— para el programa El gato escaldado, emitido por Radio AM|750. Era exactamente el Día de la Soberanía Nacional: Pestanha estaba en camino hacia la Vuelta de Obligado, para participar en un acto recordatorio de la batalla. Una fecha perfecta para recordar la gesta del Paraná y los intereses británicos sobre nuestros territorios, en una entrevista cuyos tramos más sustanciosos reproducimos a continuación.

CL: —Yo recordaba al comienzo del programa que si bien el feriado nacional lo decretó Cristina Fernández de Kirchner en 2010, el Día de la Soberanía se recuerda desde 1974, que fue una de las tantas cosas que han pasado en aquellos años; pero fue José María Rosa quien impulsó este proyecto, un gran pensador, un historiador extraordinario, con su maravillosa obra que yo recomiendo a todo el mundo. Si alguien quiere aprender historia, lea la Historia Argentina de José María Rosa que se deja leer, es una excelente posibilidad de acercarse a nuestra historia, a cosas que ni siquiera imaginamos que pasaron o sucedieron: entre esas tantas está, sin dudas, el episodio de la Vuelta de Obligado. ¿Cómo ves el tema a tantos años de aquel 1845 y en esta coyuntura particular?

FP: —La batalla de Obligado, como decía Fermín Chávez, otro gran pensador y maestro en común, fue uno de los grandes hitos de lo que él llamaba «la autoafirmación nacional»; es decir, después de habernos liberado del dominio español la guerra del Paraná es, quizás, uno de los grandes acontecimientos, ya que las invasiones inglesas habían acaecido una década antes de la independencia; además, porque es una conflagración bélica, pero a partir de un bloqueo que dura una cantidad significativa de años y que culmina, no exactamente en Obligado, sino con las sucesivas derrotas que los ingleses y los franceses padecen en su tentativa de declarar “libre” la navegación del Paraná.

CL: —Parece que no les fue bien ni en Santa Fe ni en Entre Ríos; parece ser que sí les fue un poco mejor en Corrientes, lo que uno —después— relaciona con el presente.

FP: —Porque vendieron armas. En Corrientes había un fuerte núcleo que estaba en contra de Rosas y estaban necesitados de armamento, porque Rosas los venía teniendo a raya y lo único que pudieron comerciar allí, como siempre, fueron algunas municiones; desde el punto de vista comercial fue un fracaso. Y desde el punto de vista militar, otro fracaso de las dos grandes potencias, la resolución del conflicto lo demuestra; cabe destacar la habilidad con la que se movió, no solamente Rosas, sino la comandancia a cargo de Mansilla. Este hecho fue minimizado por la historia institucionalizada —la de los colegios a los que asistimos nosotros en nuestra época—; el relato que recibimos invisibilizó las relaciones conflictivas que habíamos tenido con los ingleses durante mucho tiempo, ya desde mil setecientos y pico en adelante. La batalla de Obligado tenía dos problemas: primero, la invisibilidad de una guerra que transcurre durante varios años y que además representa una victoria total y un reconocimiento de la soberanía por parte de las grandes potencias interventoras del mundo; y segundo, también mostraba algo que continuará después: las relaciones asimétricas con los ingleses exponían una parte de la historia que los triunfadores de las guerras civiles no querían mostrar. La presencia —sobre todo británica— en el Río de la Plata, que después va a ser denunciada por Scalabrini Ortiz, por los forjistas, por Irazusta, por Doll, por Palacio, etc. Es decir, una forma de coloniaje que denominamos «colonialidad encubierta». Lo que hay que entender es que quienes triunfaron en las guerras civiles construyeron un relato histórico acorde a los intereses que perseguían. Dentro de esos intereses el principal era el de establecer una alianza estratégica (asociación) con Gran Bretaña; por lo tanto, había que eliminar de la historia argentina todos los “rasgos conflictivos” que mostraran esa presencia británica en el Río de la Plata, de la cual hoy quedan tantísimos vestigios, desde la Torre de los Ingleses hasta el antiguo sistema ferroviario. Desde el punto de vista militar y político, derrota para las dos potencias, claramente, y derrota también transitoria para el sector de argentinos conocido como «la facción unitaria» (aunque en realidad «ni los unitarios eran tan unitarios —como enseñaba Cirigliano— ni los federales tan federales»); aprovechando un conflicto de tipo regional, indujeron el conflicto con las potencias, donde se definieron como la facción unitaria.

CL: —Te agrego otro tema, que tiene que ver con el ocultamiento histórico —casi desde aquel momento—, porque una de las voces silenciadas en la historia oficial es la del propio general San Martín que dijo, voy a ser textual: «Ya sabía de la acción de Obligado, qué inequidad. De todos modos los interventores habrán visto por esta muestra que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca». Esto es parte de lo que dijo; después recordemos que San Martín, le lega su sable a Juan Manuel de Rosas —justamente— por su valentía y por la acción que había llevado a cabo frente a las potencias europeas en la Vuelta de Obligado. Trazando un paralelismo con el presente: ¡cómo se invisibilizaba al que era el padre de la Patria!; y sin embargo se lo invisibilizó, siendo rescatado por los historiadores revisionistas, por los que —de alguna manera— empezaron a mostrar a muchos otros —no menos importantes que San Martín— que tenían una visión totalmente distinta de la que transfería la visión oficial —el mitrismo—, ¿no?

FP: —Sí, San Martín estaba exiliado, no se fue voluntariamente para educar a su hija como cuenta la historia de Billiken: había sido sucesivamente amenazado de muerte —inclusive ve impedido asistir a las exequias de su mujer cuando intentaba regresar— y, posteriormente, San Martín toma la decisión de exiliarse en 1824. Estamos en las postrimerías de las grandes revoluciones industriales y la consolidación de Inglaterra como un imperio marítimo. San Martín observa desde Europa y se da cuenta, con claridad, que la intervención anglo-francesa no era una cuestión de democracia o dictadura, sino que tenía que ver con los intereses estratégicos declarados en la región, sobre todo por los británicos —en ese momento aliados circunstancialmente con los franceses—. San Martín comprende que si la Argentina era vulnerada en su integridad territorial, peligraba ciertamente la independencia real.

A mí me gusta separar la cuestión «soberanía» de la cuestión «integridad territorial», porque la soberanía puede ser discutida hasta intelectualmente, hasta podemos definirla como un hecho de conciencia; en cambio la integridad territorial es la afectación concreta —lo que nos pasó en Malvinas, por ejemplo—, ahí a la cuestión de soberanía le precede la cuestión de integridad territorial. Estamos desposeídos, por eso duele Malvinas, porque hay desposesión. Cuando se habla de soberanía se generaliza, se difumina. Aquí había una cuestión de integridad territorial porque está claro que el Paraná es un río interior. Imagínense si nosotros les hubiéramos exigido a los ingleses que cualquiera de sus ríos interiores fueran decretados de libre navegación y en plena revolución industrial.

CL: —Subir por el Támesis, por ejemplo.

FP: —Exactamente, se le hubiera contestado: «yo te dejo pasar por el Paraná y vos me dejás pasar por el Támesis, directamente, para vender mis productos criollos». Entonces —acá tenemos que ser realistas en ese sentido— tanto Inglaterra como Francia son los imperios emergentes que están llevando adelante revoluciones burguesas, que después se transforman en revoluciones industriales; el poder de ese impacto es de fundamental importancia en nuestra región —sustancial— porque estaba en juego el acceso y el dominio a las tierras de mayor productividad en América del Sur (los intereses estratégicos ingleses en la región aún perduran). Por eso nosotros concurrimos todos los años a Obligado, porque es una tradición que viene de los grupos del pensamiento nacional y del peronismo desde hace muchos años. Hay toda una historia de los actos en Vuelta de Obligado, con persecuciones y detenciones, hay testigos como Alfredo Ossorio que siempre está presente y como otros tantos, que pueden relatar las diferentes peripecias; porque era un acto que fue prohibido sistemáticamente, sobre todo en tiempos de la resistencia. El primer acto oficial se realiza bajo el gobierno de Vicente Aloé, durante el primer peronismo. A partir de ahí, durante la resistencia, se trataba de actos clandestinos donde se concurría en secreto, se daban discursos, llegaba la policía y terminaban donde terminaban.

Hoy afortunadamente es diferente, así que todos los 20 de noviembre nosotros seguimos esa tradición. Ya hay universidades que participan inclusive, como la de Lanús. A instancias de su rectora se empezó a poner en valor el sitio histórico en un hecho que no tiene antecedentes. El gobierno de Cristina Fernández le imprimió a instancias de la Comisión Nacional mucha importancia al sitio, inclusive puso en valor el lugar —vos lo conocés—, que estaba totalmente abandonado. Recuerdo que en aquella oportunidad se discutió cómo iba a ser el homenaje, porque el escultor proponía solo las cadenas, y por intervención de la ex presidenta, se logró incluir la figura de Rosas. La propuesta original del escultor [Rogelio Polesello] era una estructura de cadenas como la que nosotros podemos ver ahora, pero no estaban los protagonistas, las personas de carne y hueso; ahí, merced a la intervención de Luis Launay, surge incluir esa figura imponente de Rosas que corona o respalda ese monumento, pero hubo discusión hasta en eso que culminó, afortunadamente, con la orden de erigirlo.

La verdad que si lo pensamos desde el punto de vista militar y político, fue una victoria extraordinaria, fundamentalmente porque se trató de una guerra asimétrica. En realidad, la Argentina —tal como la conocemos— siempre participó en confrontaciones desiguales con las potencias; nosotros tenemos una tradición en esto, Malvinas también fue una confrontación asimétrica. Asimetría significa —desde luego— que ellos estaban en mejores condiciones que nosotros, militar y tecnológicamente. Además debemos recordar un contexto; acordate del sitio de Montevideo también conocido como “sitio grande”, sitio donde había una clara necesidad estratégica por parte de estas potencias de controlar ese puerto, ya que no controlaban el puerto de Buenos Aires. Hay que mencionar también que en Uruguay hay una importante representación de la facción unitaria y desde allí coordinan las acciones contra Rosas; las internas que Rosas tenía dentro de la misma Confederación; el conflicto con Brasil —que después es definitivo— porque Brasil participará activamente en el derrocamiento de Rosas, es más, si Brasil no hubiera participado —aunque esto resulte contrafáctico— le habría sido muy difícil a Urquiza vencer en Caseros.

Por lo tanto, también, el conflicto de Obligado no se da con un frente unido, sino con un frente interior complicado y eso pone a la epopeya en un lugar más destacado. Por eso a fines del primer peronismo, empieza a volver a ponerse en valor; porque se reconoció que la guerra del Paraná constituyó una épica  por la independencia. Cuando se habla de las luchas de la independencia, solamente se hace referencia a las que acontecieron contra el imperio español, pero la independencia hay que sostenerla. Las luchas por la independencia son aquellas batallas a partir de las cuales se construye lo que hoy conocemos como «independencia». Son intemporales. La independencia hay que obtenerla y además sostenerla.

CL: —Obligado es una de ellas. Inclusive hubo algunos unitarios que estaban enfrentados con la Confederación y con Rosas —como Martiniano Chilavert— y volvieron a defender al país, se sintieron tocados por ese heroísmo y coraje que los hombres, conducidos por Lucio Mansilla, demostraron en la barrancas de Obligado; pero bueno, en esa época también, como ahora, vamos a tener aquellos que prefieren ser un país colonial. Lamentablemente es algo no nos ha abandonado, quizás sea el destino de un país que fue colonia y no se liberó de tener siempre a alguno que esté pensando a quién se puede adosar como colonia, como fue el pensamiento, obviamente, de los sectores más poderosos. Esto se dio en todas las guerras de la independencia. Güemes es un caso también, que vivió el desprecio de los sectores pudientes de su Salta natal y así podemos ir viendo cómo todos los hombres que consolidaron con su esfuerzo y con su trayectoria la independencia argentina, siempre fueron sometidos al escarnio público. Hoy hay algo de eso, han pasado los años, hay algunas modificaciones, pero siempre aparecen personajes de esa ralea.

FP: —La circunstancia de que la Argentina haya transitado un sistema de colonialidad indirecta incide; todos sabemos que Inglaterra toma posesión del gobierno de la India y para los indios está claro que, allí, Inglaterra actuó como una potencia colonial directa, constituyendo un gobierno de facto con funcionarios ingleses. En la Argentina no sucedió así porque fracasaron en el uso de la fuerza, perdieron asonada tras asonada. No obstante los ingleses recurrieron a otra estrategia, es decir, la semicolonial, un sistema de alianzas con el poder o con sectores destacados del poder. La estrategia semicolonial  generó inclusive en algunos sectores sociales de nuestro país una cultura que “enuncia”, básicamente, que la única forma de progresar es atarse a la cola de algún Estado que genere progreso. La idea de que no podemos hacerlo por nosotros mismos, de que tenemos siempre que colgarnos, atarnos de cabo de alguna potencia poderosa. Es una cultura que está instalada y cada vez más. Inglaterra ejerce permanentemente dispositivos semicoloniales. Debe quedar bien claro, Inglaterra tiene serias aspiraciones de consolidar su control directo y absoluto del Atlántico Sur. Tiene una base militar —hoy con capacidad nuclear— en Malvinas y reclama para sí una parte sustancial de lo que nosotros conocemos como el territorio antártico. Es decir, nosotros vamos a un conflicto con ellos, lentamente. Ellos realizan permanentemente maniobras distractorias, divisorias, formulan declaraciones humanitarias y de eterna amistad como hicieron en 1820; esa «eterna amistad» significa: “yo soy amigo tuyo mientras vos hacés lo que a mí me conviene”.

Es llamativo que hay un sector social —que otrora se benefició muy fuerte con esta “sociedad”— conocido como la “oligarquía terrateniente”, que además mandaba a sus hijos a colegios ingleses. Hoy ves que muchos colegios a los que van las clases acomodadas son ingleses, que su viaje de egresados es a Londres; esto ocurre hoy, no concluyó en Obligado y por eso nuestro homenaje no lo es por mero entusiasmo militar o épico. Es actual. En nuestra Patagonia, mucha gente es consciente de la amenaza que significa este permanente interés de la comunidad de naciones británica sobre el Atlántico Sur. El Atlántico Sur es el único paso natural —el gran paso natural— para el comercio de buques —la mayoría del comercio es a través de grandes buques factorías—; el canal de Panamá es artificial, un ataque furtivo lo deja inactivo; además, se superpone con la ruta de la seda promovida por China. Con lo cual no es solo el Paraná, con el que sí tenemos problemas; a esto se le suman los próximos del Atlántico Sur y por eso hay que ponerlo en el plano de la conciencia. Gran parte de las tensiones entre las pretensiones chinas y Occidente tendrán lugar en el futuro en el sur de nuestro país, y para ello hay que prepararse.

CL: —Hemos explorado con Francisco Pancho Pestanha la batalla de la Vuelta de Obligado, pero al mismo tiempo le agradezco todos los acercamientos al tema que sin duda hablan de la actualidad de esta batalla —los hechos de la historia adquieren actualidad cuando vemos que los problemas siguen siendo muy parecidos— y tienen que ver con nuestra posibilidad de ser un país independiente, que siempre es mejor que ser un país colonial. Los que crean que ser colonia es mejor, la verdad qué pobre gente que es, y es lo que pienso.

FP:— En la vida uno debe intentar hacer lo que desea y vivir acorde a ello.  El compromiso con una causa es una forma de vivir.

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