En 1849 don Ramón Fortunato Cildáñez compró la chacra de la familia Rivadavia erigida sobre antigua tierra de querandíes. En ella corría el arroyo que recibió su nombre, que en 1880 pasó a la jurisdicción de la ciudad de Buenos Aires. Dos décadas después, en 1901, se realizó la primera faena de los nuevos mataderos: junto con ella comenzó la contaminación, y el Cildáñez pasó a ser conocido como “el arroyo de la sangre”. Luego de años de problemas causados por el aumento del caudal a causa de la construcción del canal aliviador del Maldonado —con el cual se conecta—, en 1965 se inauguraron las obras de entubamiento.
Hoy, Cuenca en Red trabaja por el Biocorredor del Cildáñez, un enclave de verde y naturaleza en medio del entorno urbano. Sobre él hablamos con Jazmín Glustein, integrante del grupo desde 2020. Además de participar en diversos espacios relacionados con cuestiones ambientales, Glustein es licenciada en ciencias químicas y cursa el doctorado en ciencias naturales, donde estudia problemáticas relacionadas con el acceso al agua en la Reserva de Biosfera Parque Costero del Sur (provincia de Buenos Aires).
¿Qué es el Biocorredor del Cildáñez?
En general, el objetivo de un biocorredor es interconectar nodos de biodiversidad: en otras palabras, parches o espacios donde hay flora y fauna nativas tales como mariposas, insectos y aves, con la idea de permitir que la fauna se pueda desplazar por todo ese territorio. No es lo mismo tener una plaza separada por cinco kilómetros de otra, que tener una conexión entre ellas. Algo que pasa con la flora y la fauna nativas es que, por ejemplo, una determinada especie de mariposa se alimenta de una flor específica y lo mismo ocurre entre tal ave y tal árbol. Esto es algo que se da entre especies nativas, y que no sucede entre especies que no son de esta región.
¿Es el único biocorredor proyectado en la ciudad de Buenos Aires?
Hay otros proyectos: uno en Agronomía, y se están generando uno en Villa Crespo en la calle Aráoz y otro en las vías del ferrocarril San Martín, este último a partir de nodos en Villa del Parque y en Santos Lugares.
Pero lo particular del Cildáñez es que el recorrido del biocorredor sigue de alguna forma el recorrido del arroyo entubado, que no se ve. Es decir que tiene un sentido ecológico: no sigue un patrón caprichoso, sino que trata de recrear el ambiente donde estaba el arroyo y lo que ahí debería haber si el arroyo siguiera corriendo a cielo abierto.
¿Hay participación de los vecinos y las vecinas en Cuenca en Red?
Cuenca en red es una red técnica-política-comunitaria que articula con el gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Participa una diversidad de actores pertenecientes a estas tres patas: vecinos y docentes de los barrios Parque Avellaneda, Mataderos y Lugano, la Mesa de Trabajo y Consenso del Parque Avellaneda, la Junta de Estudios Históricos y Culturales de Villa Lugano y Villa Riachuelo, ACUMAR, entre otros. En mi caso, el vínculo surge porque soy profesora del programa Apoyo Escolar y Acompañamiento Educativo (perteneciente a la UBA) en el barrio Cildáñez desde 2016, y durante la pandemia me involucré con esta red a partir del armado de una huerta comunitaria y un jardín de nativas junto a otros profesores y estudiantes del apoyo y vecinos del barrio.
En bici por el Cildáñez
El próximo sábado 25 de noviembre hacen una bicicleteada por el Biocorredor del Cildáñez. ¿Es la primera?
Hasta ahora se hicieron tres bicicleteadas. En 2021 y 2022 para ir presentando el proyecto y reconociendo el territorio, y otra el 2 de abril de este año conmemorando los 10 años de la gran inundación porteña, de donde surgió esta organización. En esa inundación la Villa Cildáñez estuvo muy afectada, como todos los barrios vulnerables: ahí nació una organización que se llamó Red Intercomunal de la Cuenca Cildáñez —RICC—, que hizo un mapeo del barrio y de las zonas inundables. Esa misma organización fue creciendo y modificándose, y hoy es Cuenca en Red. La consigna de la bicicleteada del próximo sábado es más festiva, y es que, a través de una resolución oficial, ACUMAR aprueba el Programa de Gestión Interjurisdiccional de la Cuenca Cildáñez, lo cual es un paso enorme en la institucionalización de un proceso de participación ciudadana que venimos sosteniendo desde hace una década.
¿Cómo va a ser el recorrido?
Desde donde empieza el Biocorredor en la capital, en la avenida General Paz y San Pedro, barrio de Mataderos, hasta el parque Avellaneda. Vamos a pasar por el ex Mercado de Hacienda, por el parque Alberdi (que tiene un humedal), y por un talud (inclinación del terreno que pertenecía al margen original del arroyo Cildáñez). No es un recorrido muy largo, son unos 5 kilómetros, pero vamos a ir haciendo paradas donde distintas personas -que forman parte de la red- van a dar breves charlas que nos incentiven a ir prestando atención a los lugares donde nos vayamos deteniendo. Convocamos a quienes quieran participar a las 3 y media de la tarde y prevemos el cierre a las 6 en Parque Avellaneda, para festejar con música, baile y compartir algo para tomar.
Salida: avenida Gral. Paz y San Pedro (Mataderos).
Llegada: parque Avellaneda.
Horario: presentarse a las 15:30 para salir a las 16 horas.
Duración: 2 horas.
Inscripción: en el formulario http://bit.ly/3smg1Yu
Página web: https://cuencaenred.com.ar/
Redes sociales: https://www.instagram.com/cuencaenred/ https://www.facebook.com/cuencaenred
E-mail: contacto@cuencaenred.com.ar
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