El 4 de agosto pasado el CCK fue el marco para las dos funciones de Repatriados, una gala en la que jóvenes bailarines y bailarinas argentinos que forman parte de compañías extranjeras se presentaron, juntos, en un escenario argentino. Fue también el primer proyecto como director de Patricio Di Stábile, bailarín de 24 años oriundo de Lanús, quien vive desde hace un tiempo en EEUU —su último trabajo allí fue en una compañía de ballet contemporáneo de Denver— y actualmente está en Francia para sumarse al elenco de El Principito.
“Repatriados fue una fiesta, un sueño cumplido —dice Patricio—, que nunca habría sido posible si el CCK no me escuchaba, si Valeria Ambrosio no confiaba en la mirada de este pibe de 24 años, sin la presencia de Lucas Erni que fue coproductor de la obra, sin los bailarines y bailarinas que están el exterior, los artistas del Colón y del San Martín que nos acompañaron y sin Juliana Savioli, creadora de contenidos en Instagram”.
¿Cómo nació la gala?
Repatriados nació de mi inquietud: siempre estoy tratando de crear cosas nuevas y en mi carrera siempre estoy en contacto con el movimiento y la posición escénica. Charlando con mi amigo y colega Lucas Erni, me enteré de que él iba a estar en la Argentina en las mismas fechas que yo. Ahí dije “hay que hacer algo”. Faltaban dos meses, muy poco tiempo para conseguir teatro y para terminar una obra que estaba escribiendo. Entonces decidimos hacer una gala de ballet el 4 de agosto, porque para esa fecha los bailarines argentinos que están en el exterior tienen las vacaciones de verano y pueden estar en el país. No conseguía teatro hasta que hablé con el CCK, donde me dijeron a todo que sí. El nombre Repatriados salió de la primera reunión con Valeria Ambrosio, la directora del centro cultural a quien le agradezco muchísimo por decirme que sí.
¿Qué sintieron tanto vos como los otros bailarines y bailarinas, bailando en su país?
Yo sentí algo que no sentía hace mucho tiempo: una emoción muy grande de ver en la platea los ojitos de mi ahijada de 3 años y de mis primos de 8 y 5 años que sabían que yo bailaba, pero quizás ahora entienden qué es lo que hago porque me vieron arriba de un escenario. Yo quería bailar para ellos, para mi familia, para mis abuelos que hacía mucho que no me veían bailar. Mis vecinas y mi primer pediatra también vinieron a ver la gala.
Al mismo tiempo fue una gran responsabilidad: estaba como director, productor, coreografié dos obras, bailé… Durante la gala estuve concentrado en que todo saliera bien, recién al final fui a ver el último número a la platea: ahí me aflojé y me largué a llorar como un bebé. Al día de hoy no pude todavía procesar toda la energía que se movió ese día: por un lado la chispa de los artistas repatriados que queríamos bailar para nuestro público, nuestros amigos y nuestra familia, y la chispa de la gente que vino, que se fue emocionada y entusiasmada. Fue un domingo recontravital para todos. La gala agotó 2000 localidades en 3 minutos y tuvimos que agregar otro show que casi no se publicó: aún así, a los 15 minutos ya estaban agotadas otras 2000 entradas.
¿Cómo es bailar y vivir en un país diferente de la Argentina?
En mi caso, me trajo muchas oportunidades de estar en contacto con bailarines y coreógrafos que quizás no habría conocido si me hubiera quedado en casa. Estoy muy agradecido a la educación pública de la Argentina, especialmente la que recibí en la escuela del Teatro Colón, porque si yo no me hubiese formado en un templo tan maravilloso como el Colón y encima gratis porque mis viejos nunca tuvieron dinero como para poder solventar estas actividades, yo no hubiese podido ser lo que soy hoy. En cuanto a vivir en otro país hay un montón de cosas que están buenas pero se extraña mucho, es muy fuerte estar bailando a sala llena y no tener a nadie que te conozca, bailar para nadie. A los 16 años me fui a vivir solo a Nueva York, esa fue la soledad más grande de mi vida porque era muy chico en una ciudad muy grande; ahora es distinto, hice muchas amistades y tengo la buena fortuna de que mis papás se mudaron a Miami. Pero extrañar a la familia, siempre, especialmente a esos tres: mi ahijada Malena, mi primo Mateo y mi primito Tomás.
¿Sentís que hay algo de Lanús en tu danza y en tu arte?
Yo nací en capital pero al día de nacer me fui a Lanús, donde viví hasta los 20 años. Lanús me dio toda la calle y el barrio que uno necesita para estar arriba del escenario; una presencia escénica y un todo terreno que no te lo da otra cosa que no sea la calle. Creé dos obras para la gala, de 11 minutos cada una: una llamada Piezas al piano, súper de ballet, con la maestra Silvina Rouco interpretando sus composiciones originales en vivo; y otra, más contemporánea, llamada Mente. Cuando mi amiga Majo Chicar me mandó la musica original para esa obra yo dije “necesito gente”: llamé a ocho alumnos del taller del San Martín y les dije “chicos, ustedes son la representación del barrio: todos con camperas de colores, con un lenguaje súper terrenal, súper de ahora; en mi cabeza y en la de Majo, ustedes son el barrio así que necesito que me lo traigan”. Como ves el barrio está siempre presente, hasta en mi primera obra.
¿Hay algún proyecto de replicar “Repatriados” en el futuro?
Ojalá podamos hacerla todos los años. Yo estoy muy entusiasmado con esta faceta de director y productor y lo quiero hacer por el resto de mi vida, y hay muchos más argentinos en el exterior que la están rompiendo y que tendrían ganas de bailar en esta gala.
¿Tenés otros proyectos como director y productor?
Van apareciendo. Hace unos años en la pandemia hice un documental llamado Aislamimiento social (ver aquí) que también reunía a bailarines argentinos en el exterior, ahora Repatriados… Quiero ser coreógrafo y director así que siempre estoy buscando cosas para crear.
¿Y como bailarín?
En este momento estoy en Marsella, Francia: me sumo al elenco de El Principito, un espectáculo de danza teatro que viene girando por el mundo y vamos a seguir girando por un montón de lugares. Me están preparando de a poco para el personaje del Principito, que tiene mucha acrobacia; tengo unos meses para eso. Así que en eso estoy, viajando por todos lados, tratando de bailar lo más que pueda, y disfrutando de estos lugares del mundo que no conocería si no fuera gracias a la danza.
Matías Oberlin / primer bailarín, Ballet de Hamburgo
Paloma Livellara / ABT Studio Company, ganadora del Prix de Lausanne Camila Ferrera / American Ballet Theater
Azul Ardizzone / Ballet de Hamburgo
Emiliano Torres / Ballet de Hamburgo Bárbara Brigatti / Ballet de Portugal
Patricio Di Stabile / Le Petit Prince World Tour 2024-2025
Jiva Velázquez / Ballet Estable Teatro Colón Ida-Sofia Stempelmann / Escuela de Ballet de Hamburgo, Alemania
Andrea Pollini / Ballet del Teatro San Martín
Juliana Savioli / cantante, influencer, bailarina
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