La Universidad en la Era de la IA
Una respuesta desde la ética y la narrativa
Pero, ¿cómo se inventa una universidad en la era de la inteligencia artificial y la crisis de las narrativas? La respuesta de la UNLa se asienta en dos pilares fundamentales que dan sentido a nuestras propuestas curriculares y a nuestras acciones más allá de las aulas: ética y saber.
Rechazo a la automatización del pensamiento
Se inventa, rechazando toda forma de automatización del pensamiento. El filósofo Eric Sadin advierte con autoridad que “las IA ofenden la dignidad humana”, al poseer “la facultad de incitarnos a actuar de tal manera u otra”. Frente a este fenómeno, nuestra respuesta debe ser una pedagogía redoblada en la experiencia, la decisión y la autoría. La verdadera educación, la que defiende la integridad humana, es incompatible con la mera instrucción algorítmica; exige libertad, autoridad ética y la asunción responsable de las consecuencias.
Creyendo en el futuro como un proyecto de todos
Se inventa, además, creyendo en el futuro como un proyecto de todos. Un proyecto colectivo y no una mera proyección de tendencias o un porvenir impuesto. Frente a lo que el filósofo Byung-Chul Han diagnostica como una época sumida en una “crisis de la narración”, donde los relatos se fragmentan y pierden su “vigorosa fuerza de cohesión”, nuestra Universidad se construye conscientemente como un taller de narrativas poderosas.
Aquí, la narración no es un simple relato, sino un acto de resistencia y creación. Nos dedicamos a entrelazar historias que restituyan el sentido de lo común; relatos que no eluden las complejidades de nuestro tiempo, sino que se enfrentan a ellas para oponer a la fragmentación y el escepticismo, anticuerpos de sentido: la fuerza vinculante de la esperanza y la memoria. Somos ese espacio donde se crean metáforas nuevas y se rehabilitan las antiguas; donde la ciencia, el arte, la técnica y la ética convergen para dar forma a una narrativa con densidad histórica.
En esta universidad-taller, no nos limitamos a criticar esas explicaciones hegemónicas; nos dedicamos a la tarea más difícil y urgente: producir alternativas. Alternativas que sean capaces de nombrar el mundo de otra manera, de imaginar horizontes y de movilizar voluntades hacia un futuro más justo y más humano. Porque sabemos que quien cuenta la historia, define el porvenir; y nosotros estamos aquí para poner ese poder narrativo al servicio de las mayorías.

Los pilares de la transformación
Raíces en el territorio, mirada en el mundo
La Universidad Nacional de Lanús ha asumido el compromiso de los principios y valores de la transformación social, y lo hacemos, para sintetizar, desde algunas acciones fundamentales: la ciencia, la cultura, la justicia social, la internacionalización y la comunicación. Porque no hay verdadera emancipación sin pensamiento crítico, ni hay pensamiento crítico sin voces que lo difundan.
Entonces pensamos que un nuevo contrato social es posible. Y volvemos a Simón Rodríguez cuando nos dice: Pensar cada uno en todos, para que todos piensen en uno.
Nuestra casa de estudios ha asumido el indeclinable compromiso con la transformación social, sintetizada en cimientos fundamentales que son antídotos precisos contra la deshumanización: la ciencia comprometida, la cultura insurgente, la justicia social, la comunicación popular y una internacionalización desde y para el Sur.
La enseñanza y la investigación
Nuestro acto geopolítico sustancial
La Universidad Nacional de Lanús transita un camino de crecimiento que no se mide solo en cantidad, sino en la profundidad y la calidad de su aporte a la sociedad. Este crecimiento cualitativo se cristaliza en la expansión de su oferta de grado y posgrado, la consolidación de sus centros de investigación y la estratégica incorporación de nuevas carreras, con un sello social y regional. Nuestros graduados son el fruto más tangible de este proyecto. No son meros titulados; son portadores de un compromiso político, profesionales formados para intervenir críticamente en la realidad. Los programas de posgrado —especializaciones, maestrías y doctorados— se instituyen como espacios donde el conocimiento no se estanca, sino que se profundiza y se proyecta hacia una acción transformadora. Son el ámbito donde la ciencia comprometida se hace músculo en proyectos de investigación aplicada que buscan resolver problemas concretos de nuestra comunidad y de nuestra región.
La creación de nuevos centros de investigación y la incorporación de nuevas carreras estratégicas, como la Ingeniería ferroviaria, responden a una visión trascendental de la currícula “nuestrauniversitaria”. No formamos técnicos al servicio del mercado, sino licenciados, profesionales e investigadores capaces de apropiarse críticamente de las herramientas tecnológicas para ponerlas al servicio de un proyecto nacional y popular. Son el brazo académico que materializa la soberanía tecnológica y energética que nuestro continente necesita. La educación debe ser nuestro timón corajudo. Tenemos la misión de guiar a la comunidad educativa implementando los cambios necesarios para fomentar un pensamiento más crítico, una enseñanza más efectiva y un aprendizaje más significativo. Las tecnologías no deben someternos a procesos acelerados y carentes de profundidad; por el contrario, debemos emplearlas con el propósito de procesar la información con sentido, para conmovernos y para asimilar el conocimiento de manera genuina. En este camino, la inspiración de Paulo Freire es fundamental. Su concepto de «educadores-educandos» nos brinda un marco virtuoso para aceptar los cambios, pero impregnándolos de la humildad que requiere una praxis dialógica e innovadora.
En el ámbito de la investigación, este compromiso se traduce en una pregunta fundamental: ¿qué investigamos y para qué lo hacemos? Hemos aprendido que no se trata de problematizar textos de manera abstracta, sino de textualizar los problemas concretos de nuestra sociedad. Este concepto, de imprescindible raíz jaramillana, debe seguir definiendo la pertinencia de todos nuestros proyectos. Debemos jerarquizar aquellas investigaciones que tengan resonancia, que se publiquen y divulguen, que sean citadas e influyentes en la comunidad científica. El fin último debe ser concluir con resultados que aporten soluciones materiales innovadoras y que enriquezcan el pensamiento crítico. Pensar cada uno en todos no es un simple lema de camaradería; lo entendemos como la capacidad política de percibir que la realización individual solo es posible dentro de la construcción colectiva. Esta es la base para una verdadera emancipación. Porque lo que sigue a la posverdad no es más mentira, sino la verdad desnuda del desastre. Y en esa revelación está la última oportunidad para actuar.
Puentes del saber
Vinculación regional e internacional
Este programa virtuoso no es solo una política de acceso, sino que es un gesto de justicia epistémica. Llevar carreras a los márgenes urbanos, con modalidades flexibles y contenidos situados, es democratizar el derecho a pensar y al desarrollo. El Programa Puentes es un claro ejemplo de esta visión: una plataforma que acerca la universidad a quienes históricamente fueron excluidos, derribando tanto muros geográficos como simbólicos. Se trata de una iniciativa del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires que promueve la igualdad de oportunidades y, fundamentalmente, la posibilidad del “no desarraigo” para miles de jóvenes. A través de nuevas carreras, cursos y modalidades flexibles, honramos la promesa de Paulo Freire, quien nos enseñó que la educación es el camino para ser libres, y la libertad, el camino para ser grandes.
Hoy, no nos limitamos a repetir modelos; creamos. Creamos oportunidades, tendemos puentes y construimos el mañana.
Asimismo, queremos extender nuestro compromiso con la comunidad a través de un programa integral de alfabetización pero que trascienda la enseñanza de la lectoescritura. Movilizaremos brigadas de docentes y estudiantes hacia los barrios, entendiendo la alfabetización como el punto de partida fundamental para enarbolar otras alfabetizaciones igualmente urgentes: la digital, la mediática, la política y la ética. Buscamos, de esta manera, propiciar una comunidad no solo letrada, sino también crítica, sabia en los procesos políticos y en las complejidades de lo cotidiano. El objetivo último es claro: formar y capacitar a las personas para entender y cambiar su realidad, trabajando en comunidad por un mañana más equitativo. Pero nuestra ambición es mayor. La UNLa fortalece alianzas con universidades de la América Latina y del Caribe, África y Asia, porque la descolonización exige romper la dependencia académica. Como Manuel Ugarte en sus viajes, construimos alianzas con los pueblos que resisten: la Universidad de Lanús mira al Norte pero fundamentalmente mira al Sur, y desde ahí construye.
El Observatorio de Educación Superior
Un laboratorio de ideas interdisciplinario para la transformación de la educación
El Observatorio de Educación Superior (OES) se consolida como un espacio estratégico dedicado a la investigación, el análisis crítico y la generación de conocimiento sobre el sistema universitario en Argentina y la región. Su misión trasciende la recopilación de datos: se erige como un laboratorio de ideas que produce informes especializados, indicadores de calidad y estudios comparativos, integrando de manera activa los enfoques de las distintas unidades académicas de la Universidad Nacional de Lanús.
Anclado en el expertise y la trayectoria de carreras clave como la Licenciatura en Educación, Gestión Educativa, Tecnologías Digitales para la Educación, la Especialización en Educación con orientación en Investigación Educativa y el Doctorado en Educación, el OES garantiza solidez pedagógica, metodológica y técnica en cada una de sus producciones.
Frente al desarraigo
La Universidad como refugio y derecho
Este proyecto de universidad profundamente arraigado en su comunidad no puede ser indiferente al grito de los desarraigados del mundo. La crisis global nos interpela con la imagen desgarradora de millones de migrantes y desplazados por guerras económicas, políticas y militares. Personas forzadas a dejar sus hogares, convertidas en parias por un sistema mundial que, como analiza Álvaro García Linera, tiene como principal característica la privatización de lo público y la desposesión de lo común.
Las derechas del mundo, en su versión neoliberal y neofascista, como bien explica Linera, “no tienen un proyecto de sociedad; tienen un proyecto de des-sociedad”.
Su accionar se basa en la fractura del lazo social, en el sálvese quien pueda, en la construcción de chivos expiatorios —el migrante, el pobre, el diferente— para ocultar la verdadera causa de la crisis: un capitalismo depredador que necesita generar ejércitos de desplazados para mantener sus tasas de ganancia.
Frente a esta lógica de la exclusión, nuestra universidad levanta la bandera de la hospitalidad y el derecho. Reafirmamos que la educación es un derecho humano universal y no un privilegio de ciudadanía. Por ello, tendremos que incentivar y fortalecer programas de admisión para estudiantes refugiados y migrantes, simplificar trámites de validación de títulos y promover investigaciones que visibilicen las causas estructurales de las migraciones forzadas.
Nuestro compromiso es crear un espacio donde el desplazado encuentre no solo un refugio, sino un lugar para reorganizar su vida y su saber. Porque el conocimiento que huye de la guerra y la miseria es un conocimiento que debemos abrazar y poner en diálogo con el nuestro. En esta línea, los posgrados y las redes de investigación internacional se convierten en herramientas de integración solidaria, tejiendo lazos Sur-Sur que desafían la geopolítica dominante.
La UNLa, en su crecimiento cualitativo, se piensa así como una universidad con profundidad académica y con anchura humana. Una casa de estudios que produce profesionales e investigadores de excelencia, al mismo tiempo que abre sus puertas y su corazón a quienes el mundo quiere dejar de lado, quiere descartar, como decía Francisco. Porque, en última instancia, una medida de nuestra excelencia académica será la capacidad de generar conocimiento para y con los más vulnerados, construyendo soberanía cognitiva y social para nuestro pueblo y para todos los pueblos que luchan por un destino digno.
Polo Tecnológico UNLa
Innovación desde la universidad pública
No hay futuro posible sin la apropiación colectiva de las herramientas. El Polo Tecnológico de la Universidad Nacional de Lanús es la prueba contundente: aquí se forman diseñadores industriales que piensan en clave participativa y social para desarrollar soluciones concretas a los problemas reales de nuestra comunidad. Y en este sentido estamos poniendo en valor el LAD, Laboratorio de Diseño (junto a la carrera de Diseño y Comunicación Visual).
Hemos resignificado un edificio maravilloso: el edificio Talleres, como un espacio moderno y equipado con la tecnología más actualizada, para las carreras de Diseño Industrial, poniéndolo al servicio del desarrollo, la eficiencia tecnológica y la solución de las necesidades de nuestra sociedad. Este polo de enseñanza, investigación e innovación es mucho más que infraestructura; es un símbolo. Es el resguardo de una construcción histórica que, como pájaros de acero, abren sus alas hacia el futuro, respondiendo a una demanda imperativa de la sociedad. Aquí, los estudiantes encuentran un campus de excelencia para desarrollar todas las especialidades de su carrera de grado y posgrado en un entorno de excelencia académica, para que utilicen todo su potencial y sean protagonistas en un lugar de investigación y desarrollo.
Todo esto se construye con exigencia, rigor y el compromiso profesional de docentes, no docentes y directivos, quienes acompañan la llegada de una primavera educativa. Es un campus revitalizado con recursos propios que hoy se agita de vida, virtud, compromiso y un contagioso entusiasmo por aprender.
El Instituto de Estudios Políticos y Vinculación Internacional Manuel Ugarte
La militancia internacionalista es el eje medular y el corazón de todos nuestros principios. No es un apéndice, sino la brújula que guía nuestro compromiso: entender que la lucha por la emancipación no conoce fronteras y que la defensa de la dignidad humana es un deber universal. Creemos en la solidaridad activa con los pueblos del mundo que resisten toda forma de opresión, porque sabemos que ninguna patria se libera sola. Nuestra universidad se piensa a sí misma como parte de ese entramado global de esperanza y lucha, formando profesionales con conciencia no solo local, sino también profundamente nuestramericana y mundial.
En un mundo interconectado, la UNLa impulsa decididamente esta vinculación, consciente de que los desafíos del siglo XXI son globales y no admiten fronteras. Fortalecemos, en consecuencia, alianzas estratégicas con universidades, gobiernos y organizaciones de toda la América Latina, el Caribe y el mundo. Entendemos que la Patria Grande que soñaron Bolívar, San Martín, Martí, y que Manuel Ugarte moldeó con su pluma y su arcilla intelectual, se construye con acciones concretas de diálogo y reciprocidad. Reconocemos que este es un proyecto vasto y complejo, cuya materialización requiere de perseverancia. Siguiendo el pensamiento del presidente de la República de Colombia, Gustavo Petro, nuestro más reciente Doctor H.C., creemos que el camino avanza fortaleciendo la integración por capítulos o bloques. Un eje fundamental, aglutinador y urgente para esta unificación es la transición energética, un campo en el que la colaboración regional no es solamente estratégica, sino una condición para un futuro viable. Y en cada geografía encontraremos recursos diversos y congruentes. Con este impulso me animo a insinuar cuatro regiones principiales, con diversidad geodésica pero con un visión geopolítica común: la Amazonía, la Cuenca del Plata, la región Andina y la bicontinentalidad de nuestra región a través de la Antártida y las islas del Atlántico sur. Frente a visiones de Estado cortoplacistas y fluctuantes, estos capítulos se establecen como un acto de soberanía y de profunda responsabilidad con la humanidad, el compromiso irrenunciable que guía nuestra proyección hacia el mundo: trabajar sin descanso por los lazos que nos unen y por el futuro que merecemos. Inspirados en el espíritu de Manuel Ugarte —el intelectual militante que soñó con una América unida y soberana—, la Universidad Nacional de Lanús consolida un proyecto educativo descolonizador. Abordamos la creación del nuevo Instituto que lleva su nombre no solo para honrar su legado, sino para activarlo y revitalizarlo en el presente. Ugarte nos interpela: la educación debe ser una trinchera de ideas en la lucha contra toda forma de imperialismo, ya sea cultural, económico o energético. Bajo su consigna “La Patria Grande es nuestro horizonte”, guiaremos este nuevo ciclo de expansión académica.
El horizonte se construye con iniciativas precisas. Se trata de perfilar los estudios políticos también desde esta perspectiva. Aquellas manos que buscan manos, como nos decíamos, es la acción que se materializa en:
- Intercambios de saberes científicos y culturales.
- Programas robustos de movilidad docente y estudiantil.
- Desarrollo de carreras cotituladas y publicaciones conjuntas.
- Estudios colaborativos de los grandes problemas que enfrenta la humanidad.
En esencia, el Instituto Ugarte se crea como un espacio donde el sueño de la integración deja de ser una aspiración para convertirse en una práctica académica cotidiana y transformadora.
Comunicación
El eco de un territorio que educa y se expande
Radio UNLa es la voz resonante de esta misión. No es solamente un medio, es el espacio donde la Universidad se funde con el pueblo, donde las ideas se enriquecen con los acentos del territorio y donde la educación trasciende las aulas para llegar a cada rincón de la comunidad y expandirse hacia el horizonte.
Una mañana lúcida fue testigo de cómo la Radio encontró su hogar en el corazón del predio de la Universidad. Entre paredes transparentes, miradas y voces se entrelazan de adentro hacia afuera, al tiempo que los árboles y los estudiantes se funden con el interior. Juntos, alzamos la voz hasta llegar a las antenas que pueblan el aire con nuestros mensajes, con nuestras canciones y con nuestro pensamiento.
Las plataformas de comunicación —la radio y sus extensiones audiovisuales— orbitan y protegen un centro gravitacional: el saber colectivo, los matices y las voces del pueblo. En este espacio, las pasiones buscan razones y los significantes buscan ser nombrados y definidos. Es el lugar donde una comunidad construye refugios de innovación, bienestar, justicia social y una equidad inteligente. En este entorno, la Universidad debe establecerse como faro orientador, o perderá por completo su razón de ser.
En esta sociedad donde los monopolios mediáticos distorsionan la realidad a cada minuto, Comunicación UNLa será resistencia y creación. Aquí no solo se transmiten voces, se amplifican las luchas populares, los debates sobre el pensamiento nuestramericano y las culturas marginadas por el mercado que hoy ya se murmura como un gigante con pies de barro. Es el medio donde la epistemología del Sur se hace escuchar. Porque la universidad, la comunicación y la poesía, como escribió en versos el gran poeta Gabriel Celaya, son un arma cargada de futuro. Nos llevará tiempo, pero en esa nerviosidad por la supervivencia, apuntaremos aquella arma al pecho del neoliberalismo, al pecho del fascismo, al pecho de esa oligarquía globalizada convertida en tecnofeudalismo.
El Museo Universitario de Diseño (MUD) —el primero en su tipo— se distingue por no exhibir lujos europeos, sino por documentar, a través de sus muestras, la épica cotidiana de inventar con lo disponible. Este espacio plantea una reflexión crítica sobre los grandes problemas y las estéticas de nuestra sociedad, abordando desde la fotografía comprometida y la tipografía latinoamericana hasta temáticas urgentes como la diversidad, la tolerancia y el medio ambiente. Bajo este prisma, el diseño se revela no como un mero ornamento, sino como una poderosa herramienta de análisis y transformación social, afirmando un compromiso radical con la comunidad.
Salud Comunitaria
Ciencia con el pueblo adentro
La pandemia de Covid-19 dejó al descubierto una verdad irrevocable: la salud es el campo de batalla central de nuestro tiempo. Frente al modelo mercantilista que convierte los esquemas y estructuras de la sanidad en negocios, la UNLa consolida y profundiza su compromiso con un paradigma opuesto: el de la salud pública y comunitaria. Un modelo que se funda sobre tres pilares fundamentales: la prevención como estrategia, la participación popular como método, y la mirada intercultural como horizonte, fortaleciendo la formación y la investigación en áreas críticas como la Salud Mental Comunitaria, las Ciencias del Cuidado y la Enfermería, los posgrados en Epidemiología, y los doctorados en Salud Colectiva y Salud Mental Comunitaria, profundizando la interacción territorial.
Esta convicción exige acción directa. Solo así, con un pie firme en el territorio y la mirada puesta en la excelencia académica al servicio del pueblo, se podrá ganar esta batalla decisiva.
Trabajaremos de manera permanente y conjunta entre el Departamento de Salud Comunitaria y el Instituto de Salud Colectiva para promover un modelo virtuoso de investigación que integre a docentes, estudiantes y graduados de todas las carreras del DESACO, generando así un ecosistema de conocimiento sólido y colaborativo donde las investigaciones y publicaciones científicas surjan de la integración sinérgica en el campo de la salud y la sanidad.
Fieles al legado de Ramón Carrillo, recordamos su diagnóstico certero: Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios son unas pobres causas. Ante esta realidad, la verdadera universidad no puede ser un mero observatorio. Su lugar está en la primera línea, metiendo las manos en el barro fértil donde brotan la ciencia con conciencia y el bien común. Esta misma convicción se extiende a lo largo de toda la vida. En la UNLa, las personas mayores encuentran un espacio central de pertenencia y desarrollo a través de diferentes programas, donde la socialización, el aprendizaje continuo y el cuidado comunitario son pilares fundamentales. Asimismo, la carrera de Gerontología —pionera en enfoque social y comunitario— forma profesionales comprometidos con una vejez digna, activa y protagonista. Así, reafirmamos que la Universidad es, por definición, un territorio sin fronteras etarias, donde cada etapa vital cuenta y donde todos tienen algo invaluable para aportar.
El deporte
Pilar de la formación integral
La UNLa impulsa con fuerza el bienestar y el compromiso de su comunidad universitaria, expandiendo los espacios dedicados a la actividad física y la competencia deportiva. En estos ámbitos, los jóvenes no solo se entrenan físicamente, sino que forjan carácter, disciplina y la esencial capacidad de trabajar en equipo.
El corazón de este desafío es el Polideportivo: un espacio moderno y abierto que promueve de manera activa la vida sana y la inclusión, a la vez que su modernización y puesta en valor, propiciará una mejor relación con el territorio, ensanchando las posibilidades de ser sede de competencias y torneos interuniversitarios de calidad.
Dentro de este entorno de desarrollo integral, el Programa de Ajedrez UNLa se consolida como una herramienta pedagógica única, una disciplina que entrena la mente para el crecimiento intelectual y social y que trasciende la dimensión lúdica para convertirse en espacio de formación y en metáfora activa en el pensamiento estratégico, la planificación y la toma de decisiones que requiere cualquier transformación.
Este compromiso con la actividad física y mental es fundamental para apoyar la doble carrera de nuestros estudiantes. Reafirmamos que formar grandes profesionales significa acompañar su desarrollo integral, permitiendo que los atletas de alto rendimiento construyan su trayectoria académica y deportiva de forma simultánea, sin verse forzados a elegir entre una y otra.
Bienestar y compromiso

La universidad como territorio de derechos y responsabilidades
Con la convicción inflexible de que los derechos de los niños y de las niñas no se toman vacaciones, el Programa de Verano de la UNLa nació hace más de dos décadas. Reafirmamos que la universidad pública debe ser también ese espacio de juego, amistad y cuidado. Hoy, ese proyecto sigue más vivo que nunca: abrimos nuestras puertas para que cada verano los parques y talleres se llenen de risas, se fortalezcan los lazos y se reafirme el derecho fundamental a crecer felices. La UNLa es su casa, y aquí siempre tendrán un lugar para aprender jugando. Fortaleceremos estas actividades y talleres con la inclusión del Museo participativo de ciencias Abremate y en espacios diarios de cine, teatro y danza.
Esta misma mirada, que pone en el centro los derechos y la inclusión, se proyecta de manera transversal en otras políticas institucionales. A través de programas de género, diversidad y una agenda sólida en discapacidad, trabajaremos para garantizar la accesibilidad universal y construir una comunidad universitaria más justa, donde cada persona encuentre su lugar.
En sintonía con este compromiso, la Dirección de Cooperación amplifica el rol social de la Universidad. Formamos a jóvenes líderes comprometidos con su entorno y fomentamos una riqueza cultural vibrante mediante talleres, muestras y encuentros que dialogan de manera activa con las necesidades y demandas del territorio.
Todas estas iniciativas —el juego como derecho, las políticas de inclusión, la formación de líderes y la cultura comunitaria— convergen en un mismo propósito: demostrar que la verdadera transformación ocurre cuando el conocimiento trasciende las aulas. Cuando la universidad se abre, escucha y asume el desafío de interpretar y actuar frente a las complejidades de nuestro tiempo para construir, junto a la comunidad, una sociedad más digna para todos y todas.
La cooperación en acción / Formación para el trabajo y la inclusión social
La Escuela de Oficios Felipe Vallese de la UNLa se levanta sobre el principio de la compleción a través del trabajo. Lejos de cualquier perspectiva asistencialista, se consolida como un pilar formativo de excelencia, proporcionando herramientas concretas para la inserción laboral y el desarrollo de emprendimientos autogestivos.
En sus aulas, los oficios —tanto tradicionales como emergentes— se abordan con rigor pedagógico y una profunda mirada social, reconociendo el valor del trabajo manual e intelectual como una fuerza transformadora de la comunidad y de las biografías personales.
La Escuela materializa así un principio rector fundamental: la universidad pública debe operar como una cantera de oportunidades para todos. No solo forma profesionales universitarios, sino también técnicos y trabajadores calificados que constituyen la columna vertebral productiva de la Nación.
Este modelo representa la parte más sustantiva de la cooperación: la universidad coopera con la comunidad brindándole las herramientas para su autonomía, y la comunidad, a su vez, se fortalece y prospera. Porque, en esencia, sin trabajo no hay dignidad posible; solo hay vulnerabilidad, dependencia y la negación de un proyecto de vida que todo ser humano merece construir.

Belleza y verdad
Arte y pensamiento en la Universidad
Reanudaremos con fuerza las expresiones más vivas del arte: el teatro, la danza contemporánea, el radioteatro, los talleres literarios y la filosofía para todos. A estas iniciativas se sumarán, como refugio de la cultura, el cine, los programas audiovisuales y nuestra Discográfica, ampliando así el horizonte para quienes deseen hacer del arte una herramienta de compromiso social, pero también un espacio de comunicación generoso y estético. Y en este entramado de convicciones, la Orquesta Sinfónica de la UNLa se presenta como un símbolo y una embajadora fundamental de nuestro proyecto cultural como nos explicara siempre Ana Jaramillo. Nacida al mismo tiempo que la Universidad, hace 28 años, la orquesta encarna el principio de que el arte es un derecho irrenunciable. Su belleza trasciende los límites físicos de la Universidad, crece y se expande como un musguito luminoso, para convertirse en una hacedora de comunidad, una composición donde se entrelazan la armonía musical y la ética social. A través de ella, se alcanza un sentido profundo de verdad y humanidad compartidas. Porque, como bien sabemos, en la belleza reside la verdad, y la música es la prueba viviente de que cuando el arte se pone al servicio del pueblo, se convierte en un acto de justicia y una fuente inagotable de esperanza. Estos proyectos buscan, ante todo, motivar las pasiones que llevamos adentro, invitando a cada persona a explorar su singularidad y a convertirse en un ser trascendente y único a través de la experiencia creativa. Porque el arte, en todas sus for- mas, es un poderoso vehículo de transformación individual y colectiva.

Filosofía para todos
El pensamiento crítico como bien común
Frente a un mundo de respuestas rápidas y pensamiento homogeneizado, proponemos una revolución silenciosa pero profunda: desacralizar la Filosofía para convertirla en una herramienta de todos. No se trata solo de estudiar a los filósofos, sino de aprender a filosofar: a cuestionar, dialogar y pensar por uno mismo. Filosofía para todos es una invitación a hacer del pensamiento un bien común accesible, útil y transformador. Es una práctica cultural viva que abre un espacio para que cualquier persona, sin importar su formación previa, pueda preguntar, buscar sentido y dialogar con otros. Es un ejercicio de lo que Heidegger entendía como un pensar meditativo, abierto, contemplativo y esencial, frente al mero cálculo instrumental que promueve la técnica moderna. Es filosofía para niñas y niños, para adultos, para las comunidades.
Frente al colonialismo académico y a la lógica fría de la inteligencia artificial, oponemos una filosofía arraigada en los problemas concretos de la gente. La practicaremos en cafés filosóficos, talleres y espacios comunitarios, porque creemos que el pensamiento crítico no nace en una torre de marfil, sino en la conversación entre pares. Al final, se trata de devolverle a la comunidad su capacidad de asombro y de pregunta. Porque una sociedad que piensa por sí misma es una sociedad más libre y más soberana.
Los trabajadores del saber
Docentes, no docentes y estudiantes en resistencia
La UNLa no es un edificio: es un entramado de trabajadores comprometidos. Docentes que enseñan con la misma pasión con la que investigan; no docentes que sostienen los espacios con creatividad; estudiantes y graduados que transforman las aulas en territorios de acción. En un contexto en el que los recursos económicos son escasos, hemos demostrado que la austeridad no es sinónimo de resignación, sino de ingenio. Otra vez inventar y no copiar. Cada logro es fruto de una administración rigurosa y de una ética colectiva.
Este número de Viento Sur es un llamado a dejar los pretextos. Los trabajadores de la educación, los trabajadores del conocimiento, sabemos que no hay bienestar sin esfuerzo colectivo. La patria no nos exige sacrificios, sino coherencia y lealtad activa a los principios que proclamamos.
Derechos humanos
Derechos de la humanidad
Los derechos humanos son el bastión fundacional e indeclinable de nuestra universidad. Esta convicción trasciende la enunciación y se materializa en la acción concreta del Instituto de Derechos Humanos “Eduardo Luis Duhalde”, que desde su creación se ha erigido como un faro académico, de memoria y de lucha. Su trayectoria se ha forjado en la investigación rigurosa de los crímenes de lesa humanidad, la promoción de los juicios de la verdad, la formación de cuadros técnicos para organismos de derechos humanos y la defensa activa de las políticas de memoria, verdad y justicia. Este compromiso se ha extendido con fuerza a la defensa de los más vulnerables en el escenario global, a través de investigaciones pioneras y acciones concretas en materia de movilidad humana, analizando la situación de los migrantes y denunciando las políticas de exclusión.
Este camino recorrido, sin embargo, no es un punto de llegada sino la base para una ambición aún más profunda. La experiencia acumulada en la lucha por la justicia y en la protección de los desplazados globales fundamenta nuestro llamado a enarbolar, con la misma vocación inquebrantable, los derechos de la humanidad, que es el derecho de todos los pueblos a ser, a existir, a sentirse parte de un todo colectivo y a alcanzar una plena realización como humanidad. El cielo infinito que nos cubre debe reflejar esa armonía universal y necesaria a la que aspiramos.
Esto implica confrontar las nuevas formas de desposesión global —los desplazamientos forzados, la impunidad del tecnofeudalismo, la crisis ambiental, el genocidio— que vulneran la dignidad en el siglo XXI. El futuro, por tanto, es de profundización y ampliación: desde la consolidación de su legado en la defensa de los derechos humanos históricos hacia la vanguardia en la lucha por los derechos emergentes, tejiendo una red de solidaridad Sur-Sur que convierta a la UNLa en un baluarte internacional de la integridad humana en su sentido más amplio y complejo.
La lógica deshumanizante, que sacrifica millones de vidas, no puede quedar sin respuesta. Levantan campos de refugiados que son cárceles a cielo abierto y normalizan la crueldad. Ante este horror, el silencio es complicidad.
Si esta realidad no nos conmueve hasta lo más insondable, estamos profundamente errados. El costo humano de su indiferencia es un dolor demasiado grande para ser ignorado. Por eso, la paz exige más que palabras; exige una solidaridad radical y acciones concretas.
Este no es un camino de dependencia. Ya no miramos solo hacia los países ricos en busca de soluciones. Tenemos, en nosotros mismos, recursos, muchos potenciales y muchos otros escasos, y con ellos, debemos aprender a generar nuestra propia provisión y bienestar y la de los demás. La verdadera alegría reside en un ciclo de reciprocidad: la alegría de recibir debe transformarse en la alegría de dar.
Frente a la crisis de imaginación que padece el mundo, solo nos queda una opción: inventamos nuevas formas de comunidad, justicia y solidaridad, o erramos como civilización. No hay un tercer camino.
Defensa de la soberanía
Malvinas y la proyección bicontinental
La Universidad Nacional de Lanús mantiene una clara e inquebrantable vocación por la defensa de la soberanía nacional, con especial énfasis en la Cuestión Malvinas. Esta convicción se materializa en el trabajo sostenido del Observatorio Malvinas, Territorio y Geopolítica del Sur, un espacio dedicado a la investigación, análisis y publicación de contenidos que reafirman los legítimos e imprescriptibles derechos de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. A través de informes especializados, investigaciones, publicaciones y actividades de divulgación, el Observatorio contribuye a descolonizar el saber, combatir visiones geopolíticas hegémonicas y consolidar una conciencia soberana en la comunidad académica y en la sociedad en su conjunto, entendiendo que la causa Malvinas es un pilar fundamental de nuestra identidad nacional y de la proyección bicontinental de la Argentina. La geopolítica del Sur se demuestra y se propone desde adentro de nuestro pensamiento más allá de las políticas de Estado que pueden fluctuar o tener matices.
La UNLa se va consolidando como el epicentro de un enorme terremoto de ideas y luchas que se proyectan al mundo, con líneas prioritarias de investigación que ponen en foco y con claridad el principio de integración territorial.
Inventamos o erramos
Un manifiesto en acción
Retomando el mandato de Simón Rodríguez, estas palabras son mucho más que una consigna: son una declaración de principios y un programa de acción. Son líneas que, consolidándose con el tiempo, delinean con claridad un rumbo. ¿Hacia dónde va nuestra universidad? ¿Hasta qué altura queremos elevar la mira de nuestros cimientos? La UNLa ya lo está haciendo: con tecnología popular, con salud rebelde, con filosofía insurgente. Porque sabemos que las manos generosas son las que cambian el mundo, y por eso seguiremos construyendo.
Construimos para poner un telescopio en cada rincón de nuestro entendimiento, para ver más allá de los horizontes conocidos. Para mirar en la profundidad de los océanos y rescatar la vida olvidada, como metáfora de una búsqueda infinita.
Sujetos históricos
Poesía en acción
Dirigirme a ustedes, estudiantes, trabajadores jóvenes y becarios investigadores, es dirigirme al corazón mismo y al motor incansable de nuestra universidad. Los veo a diario, no como espectadores, sino como sujetos históricos en formación. Su energía es el oxígeno que renueva la universidad pública. Ese compromiso, alimentado por los valores más profundos del pensamiento humanista y liberador, no es abstracto: se materializa en cada asamblea que debate el futuro que soñamos; en cada proyecto de cooperación que tiende puentes con las comunidades, escuchando sus necesidades y urgencias, y en cada grito de alerta frente al atropello de nuestros bienes comunes.
En esta militancia, reconocemos el poder revolucionario de la palabra poética. La poesía, como bien se ha dicho, es un arma cargada de futuro, pero también de memoria. Es la capacidad de nombrar lo innombrable, de dar voz al silenciado, de escribir con metáforas la rabia y la esperanza. Es transformadora porque no habla desde arriba, sino desde adentro y toca los hilos más íntimos y despierta conciencias.
Este compromiso trasciende fronteras: se indigna con la injusticia global y se solidariza con los pueblos que resisten, porque entiende que la lucha es una sola: la de la plenitud humana y la emancipación. Esa es la militancia internacionalista que nos enorgullece y nos define: la que no solo piensa en el mundo, sino que siente con el mundo. Porque la verdadera revolución no solo se grita en las calles; también se escribe en versos, se debate en las aulas, se siembra en proyectos y se defiende en la mirada de quien no claudica.
Porque la utopía no es el lugar adonde llegamos, sino el camino que inventamos al andar.

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