Muchos años han pasado y mucha agua ha corrido bajo el puente desde aquel 2008 en que la carrera de Traductorado Público en Idioma Inglés comenzó a dar sus primeros pasos en la UNLa con su primera cohorte.
Una carrera diferente en una universidad urbana comprometida. Una carrera que despertaba cierta incertidumbre con respecto a su futuro, que era vista con cierta extrañeza por mucha gente y que se miraba con algo de reticencia y recelo. Sin embargo, una carrera que se comprometió con la universidad y con la comunidad en la cual está inserta y ahora celebra diez jóvenes años de existencia.
Arrancamos allá por el 2007 con el curso intensivo y seguimos con el curso de verano para ver si podíamos abrir la carrera. Y no solo pudimos, sino que logramos abrirla en ambos turnos, mañana y noche. Con esfuerzo, trabajo, tenacidad y constancia conseguimos llegar al cupo requerido para que este proyecto se hiciera realidad. Y así seguimos, con muy pequeños pasos al principio, con pocos docentes, pero muy activos, e incorporando año tras año lo que ahora es el plantel de la carrera. Con idas y vueltas y lamentables pérdidas, fuimos consolidando un equipo de profesionales comprometidos con la carrera y sobre todo con la universidad a la que ya consideran su casa.
¿Por qué una carrera de traducción en la UNLa? ¿Qué fue lo que disparó este sueño que ya está cada vez más consolidado en la realidad? En su momento y siempre, pensamos que la traducción es un vehículo de unión, que posibilita la comunicación y que simbólicamente es la representación del entendimiento, de la inclusión y de la integración del individuo con su entorno, en la actualidad cada vez más globalizada e internacional.
Traducir es vincular, es traer y devolver mensajes entre nuestros semejantes, es develar misterios que sin el milagro de su dilucidación permanecerían escondidos mezquinamente, limitados a una única cultura, tal vez por siempre. Rescatar esos misterios, desencriptarlos, sacarlos a la luz, darlos a conocer es la tarea de los traductores. Una tarea que si se desconoce y no se comprende, muchas veces se minimiza y se subestima.
La idea en aquel momento en que se pensó incluir esta carrera en la oferta académica de nuestra universidad, tuvo un doble propósito. Por un lado, quisimos resaltar y valorar la importancia de la traducción y de los traductores como activos actores culturales, comprometidos en la transmisión de ideas, saberes y conocimiento. Allá en el 2007, imaginamos introducir al mercado profesionales de la lengua entrenados en ambos idiomas, el español y el inglés, que fueran capaces de tomar la posta de este oficio antiguo y valioso, para seguir uniendo mundos, sacando a la luz los intrínsecos mensajes de las palabras desconocidas y devolverles su sentido. Y en la actualidad, luego de diez fructíferos años, tenemos casi 50 egresados que ya están buscando sus lugares y encontrando sus espacios en este variadísimo mundo de la traducción. Muchos de ellos en el campo de la traducción jurídica, colaborando con la justicia en textos nada sencillos ni inocentes; otros en el área médica y científica con aportes puntuales en los temas del cuerpo y del alma; muchos otros atraídos por el mundo literario se debaten en la dificultad de transmitir el peso de las palabras cargadas de poesía o de metáforas de un idioma a otro; muchos otros más, han ingresado en los vericuetos de formas más contemporáneas como es el caso de la traducción audiovisual. De todos ellos estamos más que orgullosos, como así también de todos los alumnos que se encuentran cursando las materias de nuestra carrera. Hay en todos ellos un espíritu de cuerpo especial, un sentido de pertenencia perceptible, que los integra no solo con el Traductorado sino con la Universidad Nacional de Lanús, para la cual han estado disponibles y participativos en muchas ocasiones.
Como dijimos más arriba, nuestra idea original fue recuperar y dar a conocer la importancia de la traducción y del oficio del traductor profesional. Creemos que una parte de este doble propósito se viene cumpliendo exitosamente en forma sostenida y sin pausa. La otra parte tiene que ver con la inserción de nuestra carrera en el ámbito de la Universidad de Lanús, que tan cálidamente nos aloja. Estamos seguros de que nos hemos insertado muy fluidamente. Si bien, como dije al inicio, nos miraban con cierta desconfianza, tal vez pensando que el Traductorado Público de Inglés representaba intereses ajenos al ideario de nuestra casa de estudios, creo que hemos demostrado que el trabajo comprometido de todos nosotros, una actitud abierta e inclusiva en todo momento y muchas ganas de “hacer las cosas bien sin mirar a quien” fueron derribando resistencias, mostrando lo que realmente somos: un grupo de personas sensibles a la realidad que nos toca transitar, una comunidad educativa que quiere formarse y tener una voz coherente con los principios de aquellos que lucharon y luchan por darle a la traducción el lugar que realmente tiene y merece, mientras mantiene una postura de empatía con todo lo bueno y lo malo que ocurre en nuestra comunidad, en nuestro país y en el mundo.
Han pasado diez años de aquel sueño. Lo bueno de mirar para atrás es recuperar la energía de la idea inicial, el entusiasmo puesto en la imagen que uno se hace en la cabeza, barajar posibilidades, imaginar futuros escenarios. Y la vida luego de ese tiempo se encarga de darnos respuestas, aunque a veces con cierta reticencia, y nos hace desear. No fue este el caso. Dicen que cuando alguien realmente se compromete en algo con todas las ganas, el Universo entra para ayudar en la concreción de ese deseo. Puedo decir que en estos diez años el Universo estuvo de nuestro lado. El Traductorado Público en Idioma Inglés es una dulce realidad, con su espacio físico asentado en el bello campus de la UNLa, insertado en el Departamento de Humanidades y Artes, en donde las redes humanas, profesionales y afectivas logran un encuentro tan interesante como gratificante; con su cuerpo docente siempre dispuesto al trabajo serio con alegría; con los estudiantes marcados por sus propios sueños y su proyección al futuro, listos para seguir adelante, aportando su energía y blandiendo el estandarte de la traducción como facilitadora de lo oculto y develadora de mensajes secretos; y con la comunidad como espacio totalizador, y espejo que nos devuelve que todo lo que somos no es más que el reflejo de lo que la comunidad es.
Finalmente, llegan los agradecimientos. Agradezco a todos los que confiaron en esta propuesta y en este proyecto, empezando por las autoridades de la Universidad; agradezco a mis docentes porque me hacen sentir permanentemente que cuento con ellos, a los estudiantes porque día a día me incentivan a encontrar nuevas formas, nuevos caminos y nuevos desafíos, y a la vida por confirmarme que los sueños pueden ser posibles y que las utopías a veces no lo son tanto.
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