A principios de este siglo, cuando la UNLa era aún muy joven, sumó a su oferta educativa una carrera entonces innovadora: Diseño y Comunicación Visual. Sobre su nacimiento, las dos décadas transcurridas desde entonces y algunas cosas más hablamos con la diseñadora gráfica y magister Andrea Gergich, directora de la licenciatura desde abril de este año luego de su experiencia como coordinadora académica de la carrera a partir de 2020.

La carrera nació en 2004. ¿Qué universidades públicas la dictaban en ese momento?

Las universidades nacionales que ya tenían una tradición en la enseñanza del diseño eran la de Cuyo, La Plata y Buenos Aires. La primera fue la de Cuyo, que tuvo el primer centro de diseño, fundado en 1958, y comienza a dictarse regularmente como carrera universitaria en 1962. En 1966 egresa de ahí la primera diseñadora: por ese motivo en esa fecha, 24 de octubre, se festeja en el país el Día del Diseñador. La carrera tenía una formación básica común y dos especialidades: Diseño Gráfico y Diseño Industrial. La segunda carrera universitaria de Diseño nace en La Plata en 1962, y 20 años después la de la UBA. A partir del impulso de la oferta en la UBA, a comienzos de los ‘90 se multiplicaron las propuestas, tanto en universidades nacionales como en el ámbito privado. También surgieron varias propuestas en el nivel terciario.

¿Cómo surgió la idea de crear Diseño y Comunicación Visual en la UNLa?

La inquietud vino de Claudio Loiseau, que estuvo a cargo del diseño de la Universidad desde el comienzo. Gustavo Pedroza fue el primer director: según él relata, había una intención de ofrecer carreras no tradicionales, “nuevas”. Alrededor del 97, cuando nació la UNLa, le solicitaron a Pedroza un plan de estudios: años después lo llamaron y la carrera empezó a dictarse en el segundo cuatrimestre de 2004, por eso en agosto cumplimos 20 años.

¿Cómo concibe el diseño y la comunicación visual la carrera de la UNLa?

Yo creo que es un pensamiento en movimiento: estamos pensando, no es un tema cerrado, sino que está en permanente discusión. El diseño gráfico está muy vinculado con la dinámica de la comunicación social, de los cambios tecnológicos, así que necesariamente tiene que reinventarse permanentemente.

El comienzo con Gustavo Pedroza como director, que estuvo 15 años al frente de la carrera, fue un momento fundacional con un modelo que en historia del diseño ubicamos como el diseño moderno, nacido a mediados del siglo XX; en el plan de estudios se evidencia la fuerte inspiración de la Escuela de Ulm, una escuela alemana muy influyente en las carreras de diseño de nuestro país. Ahí fue clave la figura de Tomás Maldonado, que partió de la vanguardia del arte concreto a preguntarse por cuestiones del mundo material y por el impacto social de las prácticas que tienen que ver con lo visual, haciendo ese tránsito del campo del arte al campo del diseño. El enfoque de la Escuela de Ulm es fuertemente racional; estableció lo que llamamos “metodología proyectual”, muy alineada con la idea de alejarse de la cuestión más intuitiva y subjetiva, hacia un abordaje racional científico. En ese querer diferenciarse del campo del arte, el diseño se establece como disciplina autónoma con sus propias reglas y sus propias teorías, y por eso fue tan importante ese modelo que ubicamos como el momento de consolidación de la disciplina: se aplican una serie de premisas tomadas del modelo científico, que van desde la investigación del problema, la constatación de hipótesis, la presentación de distintas alternativas, una propuesta final y un último paso de verificación o evaluación de esa propuesta. Esta idea se sintetiza en la Gute Form alemana, el concepto de “buena forma” que resuelve todas las variables de la cuestión: no solo la estética, sino también las económicas, funcionales, el buen uso y buena calidad de los materiales, el proceso productivo, etcétera.

Santi Tenenbaum @santitenenbaum

¿Qué pasa después de ese momento fundacional?

Al jubilarse Gustavo Pedroza, a mediados de 2019 Juan Lo Bianco asume la dirección con una impronta distinta: se abre más hacia la idea del diseño inmerso en la cultura. Sin perder estas premisas de responder a una demanda —el diseño tiene un objetivo a cumplir y una función que tiene que verificar—, siempre es para un otro al que interpela o al que responde. El diseño está inserto en la sociedad, y esta nueva etapa propone estar muy atentos a lo que aporta a la comunidad. Esto cambió en un sentido el abordaje: hace dos años estamos trabajando en el plan de estudios para modificar algunas cuestiones, a partir de indagar las premisas a tener en cuenta para que responda a la situación actual, tan dinámica. Hay nuevos modos de comunicación que interpelan al diseño, y tenemos que responder con otras capacidades para los diseñadores que estamos formando y también seguir profundizando la formación crítica reflexiva sobre la práctica del diseño. Mi enfoque también tiene que ver con esta visión del diseño dentro de la cultura, muy vinculado con la sociedad. Lo Bianco puso un acento muy fuerte en el área de tipografía —lo identitario que diferencia el diseño gráfico y la comunicación visual de otros diseños—, un expertise específico que debe dominar muy bien el diseñador gráfico. También planteó una importante reflexión sobre la enseñanza del diseño, y la necesidad de estar en permanente actualización y revisión de las prácticas docentes; además de integrar nuevos profesores al equipo, que de este modo se conforma de manera rica y diversa con diseñadores de distintas generaciones y experiencias profesionales.

En esta etapa, además de continuar en esta línea, creo que debemos sumar una mayor conciencia y manejo de los despliegues de las tecnologías y de los nuevos modos de comunicación: todo lo que es el ámbito digital, las redes y los nuevos ambientes transmedia, inmersos en prácticas comunicativas muy cambiantes. En el cambio de plan también tendríamos que ir a una concepción más integral: cada nivel de la materia Diseño en el plan actual está prácticamente dedicado a un soporte —nivel 1 a elementos del lenguaje visual, nivel 2 a afiche, nivel 3 a diseño de identidad, nivel 4 a diseño editorial—, y creo que ese modelo de compartimentar por soporte o por áreas de diseño es parte de lo que tenemos que revisar en función de las complejidades del diseño en la sociedad actual. En este sentido, espero poder aportar mi conocimiento y mi experiencia, como diseñadora formada en el nivel de grado y posgrado en la universidad pública, y en base a mi trayectoria en la gestión académica y la enseñanza del diseño por más de 30 años.

¿El interés en estudiar diseño es constante?

Fluctúa. En la UBA al comienzo fue masivo, después hubo menor interés. Pero cuando aparecieron otros medios como los digitales, interactivos, etc., se dio un repunte sorprendente. En la carrera, aparte de tener sostenidamente un gran número de interesados en ingresar, en los últimos cinco años el cambio tuvo que ver con que aparecieron nuevos canales de comunicación: las redes. Hoy podés convertirte en prosumidor: somos tanto consumidores como productores de contenidos e imágenes de todo tipo. Esto renovó el interés en la disciplina porque sigue teniendo elementos para responder a estas cuestiones: es ahí, en estas transformaciones, donde hay que hacer foco y seguir dándoles a los futuros profesionales aquellos conocimientos que les permitan desempeñarse de manera eficiente en estos nuevos ámbitos comunicacionales. En cierta forma la visión se va educando, y también hay una incidencia de todos estos años de formación universitaria. Hasta en las cosas más pequeñas y cotidianas se ve que el diseño está presente. Otra gran área que creció mucho en los últimos años es el diseño de información, que tiene que ver con cómo transmitir de la mejor manera visual informaciones que sería muy complejo transmitir de otra manera.

Exposición Talleres de Diseño 1, 2, 3 y 4 (2024)

¿Cuántos estudiantes tiene la carrera?

Estos últimos años estamos teniendo alrededor de 670 aspirantes cada año, de los cuales sigue la carrera un número importante. En este momento están cursando unos 1500 aproximadamente, entre todas las cohortes regulares. Desde 2020 hicimos un cambio fuerte sobre el último tramo del Trabajo Final Integrador, que en muchas carreras de grado y de posgrado constituye un momento problemático: hicimos un foco especial ahí con un taller de seguimiento semanal para que pudieran concluirlo en un año. Invitamos a muchos estudiantes a los que solo les faltaba el TFI a cursar este taller, contenidos por un director o directora de proyecto que los seguía todo el año con un encuentro semanal. En la pandemia lo hicimos virtualmente y fue impresionante la cantidad de cursantes que tuvimos, que así pudieron terminar la carrera. Otro gran cambio fue desarrollar más la modalidad proyectual, ya que solo se había implementado la modalidad escrita. De este modo, impulsamos los Trabajos Finales que desarrollan proyectos de diseño de comunicación visual enfocados a problemáticas de bien común, desde un abordaje profesional ya que se trata de casos reales. Gracias a estos cambios, en estos últimos años logramos duplicar la cantidad de egresados.

La carrera aloja también otras propuestas

Una es el Laboratorio de Diseño, donde nos asociamos con Diseño Industrial para pensar entre las dos carreras los problemas de diseño y para darles un marco a muchas investigaciones que ya se estaban haciendo, pero que no tenían un lugar específico más cercano a sus intereses. Tuvimos muy buenas experiencias en estos años de funcionamiento. Ahora estamos en una segunda etapa. En la primera fui la coordinadora general y la coordinación técnica la ejercía la carrera de Diseño Industrial, pero la idea es alternarnos: ahora la coordinadora general es una profesora de Diseño Industrial; yo continúo en el Laboratorio pero desde mi nuevo rol de directora de la licenciatura en Diseño y Comunicación Visual. Este año, por ejemplo, implementamos el primer Concurso de Diseño Avanzado del LAD, dirigido a egresados y estudiantes para presentarse a un concurso internacional de diseño, y ahí hubo proyectos de las dos carreras. El laboratorio tiene que seguir creciendo y actuar como un espacio de referencia dentro del departamento. También alojamos muchos de los proyectos Amílcar Herrera con estas temáticas.

También tienen articulación con el flamante MUD, el Museo Universitario de Diseño.

Sí, el museo también nació de acá a partir de una propuesta de Juan Lo Bianco que ya la venía trabajando antes de asumir la Secretaría de Cultura y Comunicación. La idea es que sea una articulación muy cercana, un lugar de circulación de nuestros estudiantes y docentes para, por ejemplo, participar en muestras de proyectos tanto del Laboratorio de Diseño como de nuestra carrera de Diseño y Comunicación Visual. Es un espacio expositivo, así como de cruce y encuentro entre estudiantes, docentes y profesionales del ámbito nacional e internacional, donde compartir asimismo con la comunidad los avances del diseño. Por otro lado, hay todo un aspecto educativo que llevaremos adelante con nuestra carrera para generar cursos, seminarios y talleres, o para dictar alguna materia en las instalaciones del Museo, dependiendo del tipo de contenidos y las necesidades que tengamos. Ahora estamos armando un curso con un docente invitado, para nuestros estudiantes y también abierto a la comunidad: un taller de prácticas de tipografía artesanal. Paradójicamente o no, los ambientes actuales conviven con las prácticas artesanales, porque hubo una recuperación muy fuerte de todas las prácticas manuales como una contracara, o como una reacción a la hipertecnologización y al uso exhaustivo de las pantallas: ahí tenemos una línea y la vamos a seguir trabajando, en un espacio físico interesante para aprovechar y utilizar. Otra línea que queremos seguir profundizando es la del patrimonio gráfico, en relación con la historia de la gráfica y el diseño argentinos: esto va a tener un desarrollo interesante en el MUD, justamente por su carácter de museo. Y por supuesto, seguiremos desplegando y experimentando en este nuevo espacio todas las aristas de la imagen comunicativa, la tipografía y el dominio de lo visual en distintos soportes, áreas que caracterizan a nuestra licenciatura en Diseño y Comunicación Visual.

Museo Universitario de Diseño
CV
Andrea Gergich es Diseñadora Gráfica y Magister en Diseño Comunicacional egresada de la FADU, UBA, donde comenzó la docencia universitaria en 1991. Investigadora especializada en historia del diseño gráfico en Argentina y cultura gráfica local; actualmente trabaja en esta temática en el marco del Doctorado en Historia del Arte en la EIDAES de la UNSAM. Es profesora concursada en Historia Social del Diseño en la UNLa. Co-titular del seminario Historia del Diseño en Argentina y profesora adjunta en Historia de la Comunicación Visual en la carrera de Diseño Gráfico en la FADU, y titular del seminario Imagen y diseño. La construcción de las visualidades modernas en la Maestría en Diseño Comunicacional de FADU. Fue profesora titular de Imagen y Diseño en la Universidad Torcuato Di Tella (2019-2021), y directora de estudios a cargo de las carreras de Diseño Gráfico y Producción Gráfica en la Fundación Gutenberg (2001-2018). Entre otras tareas, es también autora y disertante en diversos ámbitos.

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