“La sublevación apátrida fue finalmente sofocada por las fuerzas del orden —se escuchó en una radio capitalina en el atardecer gris del 16 de junio de 1955—. El saldo del ataque es de 300 muertos y un centenar de heridos, que hoy entregaron su vida a la patria y al general Perón. En el Uruguay han aterrizado 40 aviones de la marina traidora, entre los que se cuentan algunos pertenecientes a la Fuerza Aérea: 122 argentinos, entre oficiales y suboficiales que no merecen haber nacido en este suelo, ya se entregaron a las autoridades reconociendo la superioridad numérica e ideológica de la patria peronista”.

La Plaza de Mayo, centro neurálgico de la ciudad de Buenos Aires, acababa de asistir a un hecho sin precedentes: una fuerza armada había masacrado a su propia población civil, en un ataque que se extendió hacia las cercanías de la plaza y totalizó más de cien bombas arrojadas desde el cielo.

“Siempre me impresionó que hubiera muy poca representación artística de aquello —nos cuenta Julián López, compilador y prologuista de El bombardeo, libro recientemente publicado por editorial Alfaguara—. Hay sobre todo textos de investigadores, de científicos sociales, pero no ficción. Los primeros registros cinematográficos del lado de los perpetradores del ataque terrorista son los de Leonardo Favio en Perón, sinfonía del sentimiento, película de 1999”.

¿Cómo fue el proceso de este libro: surgió de una idea tuya o te convocó la editorial?

Me resultó siempre llamativo el ocultamiento del bombardeo. Entonces me puse a pensar qué bueno sería convocar a un puñado de escritoras y escritores para pedirles que lo abordaran desde cualquier perspectiva con la única premisa de que fuera ficción; incluso cuando algunos textos bordean la idea de la crónica o del ensayo, como el texto de Becerra.

¿Por qué trabajar desde la ficción?

Me parece que es una herramienta extraordinaria para bordear el trauma. A la editorial Alfaguara le interesó la idea, y me puse a trabajar en la convocatoria del “seleccionado”. En primer lugar, quería que no fueran exclusivamente amigos y amigas; también me interesaba mucho —y eso me costó— que hubiera gente que no fuera exclusivamente de las letras. Traté de que la convocatoria fuera lo más amplia posible para que justamente el libro pudiera alojar perspectivas diversas y escrituras diversas y sensibilidades diversas y recorridos diversos. Estoy muy contento con cómo quedó. Fueron tres años de trabajo, porque los escritores somos gente muy neurótica, entonces te dicen que sí, después te dicen que no, o “estoy investigando”… Pero realmente fue un trabajo hermoso.

¿Cómo leés el bombardeo, 70 años después?

Es el único bombardeo en el mundo de una fuerza armada contra su propia población civil, y también el atentado terrorista más importante de la historia argentina… con la promesa de que de los aviones iban a caer flores. Es un hecho absolutamente inverosímil, que respondió a un proyecto político y económico-financiero de larguísima tradición en el país. Por supuesto que no fue casualidad, fue exclusivamente para un golpe militar.

¿Cómo llegó a vos el relato del bombardeo?

Creo que fue a los 19 años que me empezó a llegar información de gente que conocía la historia. Relatos de gente grande, de peronistas. En ese momento había muy poca información; siempre fue una historia muy fantasmagórica, muy difícil de entender. Y siempre me llamó la atención que los medios hegemónicos de la época, así como la historiografía, le dieron exclusiva importancia a la quema de la Curia que no dejó ningún muerto, y que no hubiera información del ataque. Esa perplejidad, esa imposibilidad de hacer una lectura sintética del evento, fue lo que me impulsó a pensar la idea de este libro.

¿Te contaron, las escritoras y los escritores, cómo se sintieron al ficcionalizar algo tan fuerte?

Sí, de hecho hubo varios convocados y convocadas que me dijeron que no porque les resultaba muy doloroso, o por implicaciones personales, o porque les daba miedo, o no se animaban. Y después sí, hubo mucha conmoción: por ejemplo hay un relato extraordinario de Mercedes Araujo que me decía «no sé cómo voy a hacer para abordar esto”: y finalmente se dedicó nueve meses a investigar y descubrió algo muy alucinante: la presencia de uno de los marinos del 55 en el 76, y después en el contrabando de armas durante el menemato. Un tipo del cual no se sabe muy bien, que atravesó la historia argentina amparado por la impunidad y terminó suicidado. Sí, son escrituras de mucha conmoción.

Si bien se trata de los 70 años de aquel 16 de junio, nunca vi que en los medios se mencionara tanto el bombardeo. ¿Te parece llamativo?

Sí, es cierto que el bombardeo está teniendo mucho repique en medios, obviamente por la fecha y obviamente por el momento político. De hecho ayer Clarín sacó una nota sobre el libro.

El bombardeo
Con prólogo de su compilador, Julián López, El bombardeo reúne 13 relatos y crónicas de Mercedes Araujo, Humberto Bas, Juan José Becerra, Juan Carrá, Albertina Carri, Alejandro Covello, Esther Cross, Mariano Dubin, María Pia López, Carla Maliandi, Sebastián Martínez Daniell, Ricardo Romero y Luis Sagasti.

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