Ninguna colación de grado pasa desapercibida en la UNLa. Es, junto al día en que los ingresantes caminan por el edificio José Hernández para saber si entraron a su carrera o no, uno de los momentos más emotivos y festivos dentro la institución. Los egresados junto a sus seres queridos culminan una gran etapa de sus vidas: de esfuerzo, de constancia, de perseverancia, de horas de viaje y de clase; de recreos y días de estudio y de muchas otras cosas más que significan ser estudiante universitario.
El 22 de septiembre pasado, la 75ª Colación de Grado, tuvo como protagonista al -ahora- licenciado en Seguridad Ciudadana, Víctor Pedro Arancibia. A sus 80 años, se le hizo entrega, junto a su título, de un reconocimiento por parte de las autoridades de la Universidad por ser un ejemplo de inclusión para toda la comunidad universitaria. Al finalizar la ceremonia, fue saludado y felicitado por muchos de sus pares y familiares presentes.
Víctor, un marino mercante retirado con grado de Capitán de Fragata, oriundo del barrio porteño de Almagro, hace cuatro años eligió comenzar a estudiar Seguridad Ciudadana porque pensó que “era una forma de brindar servicios a la comunidad”. Viajaba en su auto tres veces por semana a la UNLa en el turno noche, pero cuando este se averió, lo hizo en transporte público hasta el final de la carrera.
A lo largo de su vida estudió ingeniería electromecánica, idiomas y aviación naval (donde recuerda que lo suspendieron “por rebelde”). Hacia el final de la cursada, Víctor contrajo problemas coronarios, pero aun así terminó su carrera y “logró lo que tanto quería”, afirma su mujer.
A la pregunta de cómo recordará su paso por la UNLa, el Lic. Arancibia dice que “como una experiencia muy linda y muy buena. Encontré un gran compañerismo entre todos y hasta logré amistad con algunos profesores. Hice todo lo que pedían, nunca dejé nada por hacer y la pasé muy bien”. Con su título en mano, planifica: “A partir de hoy tengo que ver qué voy a hacer”.
Víctor nos deja una gran enseñanza: nunca es tarde para encontrar una nueva vocación en la vida y nada es imposible con esfuerzo y dedicación. Y aunque el trayecto sea arduo, habrá que seguir avanzando porque el objetivo siempre está al final del camino.
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