Cada 9 de noviembre se celebra en Argentina el Día Nacional de la Donación Voluntaria de Sangre, en homenaje al doctor Luis Agote, quien en 1914 realizó la primera transfusión de sangre anticoagulada en todo el mundo.
En ese marco, nuestra universidad organiza el próximo 16 de noviembre de 9 a 12, una colecta de sangre para el Hospital Posadas, a la que podrán concurrir integrantes de la comunidad universitaria y vecinos de la región.
“Todos los años se hacen campañas de donación, porque después de la pandemia disminuyó mucho el porcentaje de personas que se acercan voluntariamente. Por lo general, quienes van lo hacen para un familiar o un amigo, pero esos circuitos son de reposición de los bancos de sangre. No hay muchos donantes voluntarios, entonces con estas acciones se trata de convocarlos”, asegura Tamara Ferrero, flamante directora de la Licenciatura en Enfermería de la UNLa.
Ferrero se graduó en nuestra casa en 2014 y formó el primer centro de estudiantes de enfermería. En los últimos diez años, se desempeñó dentro de la atención primaria de la salud junto a organizaciones civiles y sociales del territorio.
“Me siento muy cerca de todos los compañeros, desde los estudiantes hasta los docentes. Queremos seguir reforzando los valores históricos que tiene esta carrera dentro de la UNLa, que están plasmados en su estatuto, e incorporar las nuevas necesidades y discusiones que se van dando como en cualquier otra disciplina, a la luz de las transformaciones sociales, culturales y políticas”, afirma.
Hace algunos días, la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires ordenó al Gobierno porteño que reconozca a los/as enfermeros/as como profesionales de la salud y declaró inconstitucionales a los artículos que apartaron a la carrera del reconocimiento profesional. ¿Qué opinás de esto?
Siempre tratamos de formar un perfil de profesional con una gran inserción social e institucional. Tenemos un plan de estudios de 5 años y 4200 horas, 1300 son de contenidos socio humanístico, 400 son de gestión de servicios de salud y organizaciones, más de 500 son dedicadas a la investigación específicamente, entonces si desde las universidades hacemos esa inversión para formar profesionales lo más integralmente posible no se puede poner en juicio de valor toda esa trayectoria. Son momentos de mucha movilización y respaldo. Defendemos el campo de la salud y siempre que se atente contra ella, contra la educación, la ciencia y la tecnología, tenemos la responsabilidad política de dar una respuesta conjunta. Además, hacemos prácticas en hospitales públicos desde el primer año, así que si pasa algo en el Fiorito, en el Finocchieto, en el Evita, en el Oñativia, en el Narciso López, etc., es natural que tengamos que dar una respuesta, porque son lugares cotidianos.
¿Por qué la carrera de Enfermería es tan populosa?
Hay una demanda específica de contar con profesionales de la salud cada vez más capacitados, formados, prestando servicios de asistencia dentro del ámbito hospitalario. Faltan muchos licenciados en Enfermería, más allá de los estudiantes y graduados que tenemos en la UNLa, para las necesidades del territorio nacional, local y provincial. Contamos con una gran trayectoria, son 20 años de trabajo sistemático, de organización colectiva y de mucho esfuerzo para construir el mejor perfil de profesional que creemos que podía servir a nuestra realidad regional y nacional. Considero que somos la mejor carrera acreditada de la Argentina, tenemos la acreditación máxima que otorga la Coneau de 6 años, y también somos parte de la evaluación de Arcusur, que es la acreditación que se da dentro del Mercosur; es decir, tenemos mucho reconocimiento.
¿Qué distingue al graduado de la UNLa?
Cada universidad tiene su impronta. Nosotros damos un enfoque socio humanístico a la carrera, pensando cómo se abordan integralmente los problemas de salud, no como hechos biológicos aislados, como se entienden en el marco de la práctica hospitalaria. Las formaciones más tradicionales de profesionales de la salud están más pensadas para la atención puertas adentro, entonces, llega el paciente al hospital, se atiende, no se le pregunta sobre si le ocurrió algo antes, se retira con el alta, y luego vuelve por guardia a los dos meses, porque hay problemas estructurales de base que no tienen que ver estrictamente con la salud, sino con las condiciones en las que se dan esas vivencias de salud/enfermedad y hacen que sean inefectivas las respuestas tan biológicas y hospitalocéntricas. Nuestra perspectiva es mucho más integradora, teniendo en cuenta el proyecto institucional y las necesidades de la comunidad en la que estamos insertos.
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