Diego Reinoso se recibió de Enfermero Universitario en 2008 en nuestra universidad. Poco después ingresó a trabajar en una unidad de cuidados intensivos de una clínica privada -en la que se desempeñó durante ocho años- y en 2017 obtuvo su título de Licenciado en Enfermería en la UNLa. Actualmente el Lic. Reinoso es Director Sanitario de uno de los Centros de Atención Primaria de la Salud del Municipio de Alte. Brown, ubicado en la localidad de Burzaco. Con él hablamos de la atención, la prevención, y los temores propios de quienes tratan día a día con las personas que necesitan ser cuidadas de una u otra manera.

¿Estás atendiendo o atendiste a personas con Coronavirus?

No, por ahora no. Atendimos, sí, algunos casos sospechosos cuyo cuadro clínico coincidía con la definición y los referenciamos al hospital con el pertinente protocolo de traslado. Al ser hisopados todos dieron negativo.

Desde siempre el enfermero o enfermera tiene un trato con el paciente más directo y personal que el que tienen otros profesionales de la salud. ¿Cómo es el trabajo de un licenciado en Enfermería en estos tiempos de pandemia?

La mayor demanda que estamos teniendo en el primer nivel de atención es la inmunización. En mi rol de Director Sanitario, lo que me toca es organizar las recorridas de vacunación puerta a puerta de aquellos vecinos que no se pueden movilizar y disponer las medidas preventivas necesarias para que puedan conservar la distancia aquellos vecinos que se acercan al centro de salud, y de esa manera evitar la aglomeración que, como sabemos, aumenta las chances de contagio. Es mi deber y mi responsabilidad en el rol directivo conducir el equipo a los fines de poder cuidar a la población de nuestra área programática y a cualquier ciudadano que se acerque con alguna necesidad. Pero esto no me exime de, en las ocasiones que sea necesario, realizar tareas asistenciales ya sea en el centro de salud o en visitas domiciliarias para la aplicación de vacunas.

Mi relación como Director del Centro de Salud intenta ser de la mayor cercanía con la población. Les doy mi número de teléfono a todos, e intento tener un vínculo personalizado con aquellos vecinos que viven en situaciones más adversas, de quienes desde el sistema de salud nos cuesta decodificar sus necesidades y por ende se les hace más complejo acceder a los cuidados.

Por la pandemia, ¿se ven obligados a aislarse de sus familias?

Vivo con mi pareja, pero por ahora no tuve que aislarme porque no presentamos síntomas ni estuvimos en contacto con ningún paciente con Coronavirus. Los dos somos enfermeres y estamos en permanente contacto con la población a través de nuestro trabajo, pero el virus aun no nos alcanzó.

¿Cómo manejan sus propios temores?

Cuando se empieza a ver la cantidad de decesos en los países donde no se tomaron las medidas de aislamiento, la cantidad de trabajadores de la salud afectados y fallecidos, cuando se ve que personas que no son del grupo de riesgo también hacen formas graves de COVID-19 a uno se le genera una cierta incertidumbre y aumenta las medidas de resguardo, se plantea qué podría llegar a pasar en el caso de que se contagiara, y si eso pusiera en compromiso la vida. Uno se lo plantea, sí, pero esto no modifica el compromiso con que cumple su tarea. Cuando uno decide desarrollar su vida laboral en el campo de la salud sabe a los riesgos que se expone y aprende a cuidarse para poder cuidar a otros.

¿Cómo son las tareas de prevención?

En el contexto de la emergencia sanitaria la atención de los Centros de Salud fue readecuada con la finalidad de resguardar la salud de la población y ser consecuentes con las medidas de aislamiento establecidas por el Gobierno Nacional. Continuamos con la ejecución de prácticas esenciales, es decir con aquellas acciones fundamentales para la prevención de riesgos impropios de la pandemia: atención de intercurrencias agudas en el área de pediatría y clínica médica, atención de mujeres embarazadas, controles de salud de niños/as menores de 1 año, controles de personas con enfermedades crónicas, prevención y atención por dengue, entrega y aplicación de fármacos (incluyendo anticonceptivos), entrega de leche, vacunación según el calendario oficial e interrupción legal del embarazo. Todo esto se realiza adecuando los circuitos para evitar la acumulación de personas, dispensando alcohol en gel a quienes ingresan al Centro de Salud, proveyendo tapabocas a quienes concurran a una consulta sin él y sobre todo cuidando al personal con la provisión de elementos de protección personal para que no sean las instituciones de salud una fuente de transmisión del virus.

¿Qué pensás de tu formación en la UNLa con respecto a las exigencias de tu trabajo?

Parto de la concepción de la salud como derecho y del Estado como el posible nivelador de las diferencias inherentes a la condición humana y de las desigualdades propias del sistema capitalista. Además de una mirada multidimensional sobre qué es el proceso de salud/enfermedad/atención. Las personas que se acercan al Centro no son organismos enfermos, son sujetos de derecho, y las necesidades que traen deben ser abordadas desde diferentes lugares. Por ejemplo, con respecto a la asistencia alimentaria, si bien nosotros no disponemos de alimentos sí podemos hacer las gestiones necesarias para que desde el área pertinente se las asista en esta necesidad.

Permanentemente intento conducir al equipo a que, si una persona no encuentra la forma de expresar su necesidad, nosotros tenemos que intentar decodificar su solicitud que quizás esté relacionada en principio con un aspecto biológico pero que deba, aun así, ser abordada desde otro lado.

Nuestra formación tiene fuertes componentes humanistas, solidarios y de compromiso con las necesidades individuales y colectivas de la población. Esto debe ser prioritario al momento de conducir una institución de salud de gestión estatal en pos de dar respuesta a las diversas problemáticas sociosanitarias.

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