La irrupción de las tecnologías digitales, y más recientemente de la IA generativa, abre múltiples oportunidades para potenciar la enseñanza y el aprendizaje, aunque al mismo tiempo implica nuevos retos y exigencias para los y las docentes.

Sobre este tema charlamos con Clara Ingrassia y Yanina Fuchs, docentes de la UNLa y responsables —junto a Rodolfo Priano— del taller Inteligencia artificial en las prácticas docentes, destinado a profesores y profesoras universitarios.

¿Puede la IA convertirse en una fuente de consulta y practicidad?

CI: Sin duda la IA atraviesa toda la vida social, y sería ingenuo pensar que podemos vivir como si no existiera o no nos afectara. A veces somos sujetos pasivos de su impacto, lo vemos cuando nos preguntamos por la autenticidad de una fotografía o un video que vemos en redes como Instagram. Hay escenas extraordinarias, fantásticas o inverosímiles que, en realidad, fueron creadas con IA. ¿Podemos distinguirlas? A veces sí, otras no. Aquí hay una arista de la IA que preocupa y que debe ponernos en alerta. Ante esto, filósofos como Eric Sadin advierten que vivimos en una época donde la capacidad de discernir entre lo verdadero y lo artificial se vuelve cada vez más frágil. Y esto puede escalar a situaciones realmente conflictivas y complejas, ¿cómo vivir en un mundo en donde las fronteras entre lo real y lo ficticio son cada vez más difíciles de determinar?

Por otro lado, es cierto que la IA puede convertirse en una fuente de consulta y practicidad en la educación. De hecho, esto ya está ocurriendo. Y en este proceso de ensayo y error hemos descubierto algo crucial: el potencial de la IA para hacer cosas por nosotros, especialmente en prácticas escolares y académicas, es inmenso.

Sin embargo, esta practicidad encierra una trampa. Cuanto más delegamos en la IA, más capacidades humanas corremos el riesgo de perder. En el libro Artificial. La nueva inteligencia y el contorno de lo humano, de Santiago Bilinkis y Mariano Sigman, los autores alertan sobre este riesgo con una metáfora muy clara: el sedentarismo cognitivo, es decir, si todo lo resuelve la IA, el costo podría llegar a ser la pérdida de nuestras propias destrezas.

Sin duda el potencial de la IA es enorme, pero su máximo valor reside en su capacidad de actuar como herramienta de apoyo, no de reemplazo. Su función es potenciar nuestras habilidades y conocimientos, nunca sustituirlos.

¿Cómo se evita el acostumbramiento?

YF: Hay que desafiarnos día a día y buscar alternativas. También ser conscientes de que podemos innovar en educación y crear materiales educativos valiosos y genuinos con o sin IA; y que podemos decidir cómo y cuándo recurrir a su ayuda.

¿Qué pasa con la creatividad? ¿Se ve afectada entre los estudiantes?

CI: Le pedí a uno de estos modelos de lenguaje que me respondiera esas preguntas y obtuve la siguiente respuesta: «La creatividad de los estudiantes no desaparece con el uso de la inteligencia artificial, pero puede verse condicionada. Si se utiliza solo para obtener respuestas rápidas, existe el riesgo de limitar la exploración propia. En cambio, si se emplea como herramienta de apoyo, puede estimular nuevas formas de pensar y abrir caminos que quizá no se habrían imaginado sin ella».

La respuesta suena razonable y, sin duda, ha sido formulada a partir de todo lo que aprendió de nuestras interacciones. Ahora bien, ¿fue creativa? Yo diría que no del todo. Fue más bien correcta, esperable y hasta «políticamente correcta». Y aquí es donde está la trampa: a menudo confundimos una respuesta prolija con una creativa, la originalidad aparente con la genuina.

Por ahora, ninguna IA puede hacer lo que la verdadera creatividad exige: arriesgar, hacer conexiones inesperadas, traer nuestra experiencia vital, equivocarse y volver a empezar. La creatividad es un acto humano.

Por lo tanto, la creatividad de nuestros estudiantes no se ve afectada por la IA si la usamos como lo que es: una herramienta. El riesgo aparece cuando la confundimos con un compañero de pensamiento o, peor aún, con un sustituto.

Quisiera aclarar algo que dije en relación a ver a la IA como una herramienta, porque en realidad es algo más que solo una herramienta: es un instrumento que ha modificado nuestras formas de interactuar con el mundo, ha cambiado las formas de escribir, de buscar información y de producir. Entonces, debemos estar atentos y alertas a cuánto nos modifica su uso.

¿Cómo promover un pensamiento crítico frente a las respuestas generadas por IA?

YF: Creo que se puede promover un pensamiento crítico al supervisar cada respuesta que nos ofrecen. Considero importante adoptar una actitud:

Curiosa: para explorar estas tecnologías, aprenderlas y entender cómo funcionan.

Creativa: para generar contenido y descubrir lo que permiten hacer, observar tanto sus fortalezas como sus limitaciones.

Conversacional: dialogar e iterar. No quedarse con una sola respuesta, prestar atención y decidir si es útil lo que nos brindan o continuamos haciendo preguntas.

Crítica: para analizar y reflexionar sobre la calidad del contenido y cómo se lo crea. ¿Es verdad o no? ¿Está bien o está mal? ¿Existe algún sesgo? ¿Por qué y para qué voy a usar este contenido? ¿Tengo que usar inteligencias artificiales generativas o puedo prescindir de ellas? Muchas veces las IA producen contenido verosímil pero no siempre verdadero. Por tal motivo, siempre es necesario revisar todas las respuestas y constatar la información con otras fuentes. 

Colaborativa: compartir lo aprendido con colegas, docentes y estudiantes, porque la mejor forma de aprender es en comunidad.

CI: Hay un gran desafío en reconocer cómo los modelos de lenguaje reproducen visiones del mundo que no siempre son neutrales. En este sentido, resulta alentador que se estén desarrollando proyectos como LatamGPT, un modelo de lenguaje latinoamericano que busca generar un sistema abierto, accesible para investigadores y desarrolladores, que refleje nuestras identidades y particularidades culturales. Claramente, frente a un escenario dominado por modelos hegemónicos, iniciativas como esta nos invitan a pensar en una IA más cercana a nuestra identidad, problemas, idiosincrasia, modos de ver el mundo.

¿Cómo se complementa el rol docente con las IA? 

CI: La IA es una tendencia cultural que los y las docentes no podemos desconocer. Si nuestra función es formar a las nuevas generaciones, no podemos dejar de lado una tecnología que atraviesa su vida cotidiana y profesional. Pero para hacerlo necesitamos conocer estas herramientas. Qué posibilidades ofrecen, qué limitaciones tienen, cómo nos afectan en nuestras prácticas y cómo integrarlas críticamente.

La actualización docente no pasa solo por aprender a “usar” la IA, sino por aprender a pensar con la IA: reflexionar sobre su impacto, diseñar actividades que inviten a contrastar, a verificar, a cuestionar. Y también acompañar a nuestros estudiantes en la construcción de usos seguros, éticos y responsables. ¿Quién mejor que un docente para formar usuarios críticos y no meros consumidores?

Ahora bien, por más sofisticadas que sean estas tecnologías, la interacción humana sigue siendo insustituible. Educar no es solo transmitir información: es interpretar contextos, comprender emociones, alentar búsquedas, generar comunidad de pensamiento. Ese plus humano —que da sentido, confianza y vínculo— ninguna IA puede replicarlo. Y esa sigue siendo, hoy más que nunca, nuestra mayor responsabilidad.

YF: El rol docente puede potenciarse y complementarse si se adapta a las inteligencias artificiales generativas. Por eso creo que la capacitación es esencial, buscar distintos espacios de formación que permitan explorar y reflexionar sobre este tema para promover un uso responsable y con criterio. Y, por otro lado, no existe inteligencia artificial que pueda sustituir a la interacción humana. Si bien podemos usar distintas herramientas tecnológicas, representan solo una ayuda para enriquecer la enseñanza y el aprendizaje colectivo, siempre y cuando estén alineadas a los propósitos educativos. Como docentes guiamos y acompañamos a cada estudiante en su recorrido académico. Esa interacción sólida que sucede en las aulas es única e irrepetible.

¿Debemos adaptar la educación a la tecnología o, por el contrario, hacer que esta responda a los propósitos educativos?

CI: Creo que la pregunta encierra una trampa porque la cuestión es otra. Necesitamos rediseñar la relación. La educación no puede ser un museo que resiste cada novedad, pero tampoco un parque de diversiones que corre detrás de cada novedad. La clave está en la tensión: la tecnología nos desafía y la educación la reinterpreta, la resignifica, incluso la incomoda.

Entonces, no se trata de adaptación ni de subordinación: se trata de apropiación crítica. La educación traza sus propios fines, y la tecnología puede ser aliada si se deja hackear por esos propósitos.

¿Puede la IA contribuir a la adaptación y personalización de la experiencia educativa, especialmente en personas con discapacidad?

CI: Acá sí siento que hay una contribución enorme de la IA y que creo debemos conocer y mantenernos actualizados respecto de la gran cantidad de aplicaciones que pueden mejorar la calidad de los aprendizajes de quienes, por distintas razones, encuentran barreras para acceder a la educación. Ya contamos con desarrollos muy valiosos: sistemas de reconocimiento de voz que permiten transcribir clases en tiempo real, traductores automáticos que facilitan la comprensión, herramientas que leen textos en voz alta o que los simplifican a un lenguaje más accesible, generadores automáticos de subtítulos o descripciones de imágenes, entre otros.

Para que tengamos una dimensión de los avances en esta área les cuento que ya existen robots que hacen caminar a personas parapléjicas. Otro avance notable es el uso de interfaces cerebro-computadora (BCI, por sus siglas en inglés), que están comenzando a permitir que personas con discapacidades motoras severas interactúen con dispositivos educativos mediante señales cerebrales, abriendo nuevas posibilidades para el aprendizaje interactivo. Estas tecnologías no solo eliminan barreras físicas, sino que fortalecen a los estudiantes al darles control sobre su proceso educativo.

Ahora, es crucial considerar el aspecto ético ya que la implementación de estas tecnologías debe garantizar la privacidad de los datos de los estudiantes y evitar la exclusión digital.

La llegada de la IA, ¿aumenta la brecha digital?

CI: La llegada de la IA sin duda puede aumentar la brecha digital, pero no necesariamente en términos de acceso a dispositivos o conectividad —que ya de por sí siguen siendo un problema en muchos contextos—, sino sobre todo en relación con el conocimiento. Cuanto más sepamos sobre cómo funcionan estas tecnologías, cómo formular buenas consultas, cómo verificar lo que producen y cómo leer críticamente sus sesgos, mejores resultados obtendremos al interactuar con ellas.

Por el contrario, quienes cuenten con menos información y menor formación crítica estarán en clara desventaja, porque tenderán a aceptar las respuestas de la IA como verdades absolutas, sin advertir los sesgos o limitaciones que señalaba anteriormente.

En definitiva, la brecha digital se juega hoy tanto en el acceso como en la capacidad de lectura crítica y contextualización de la IA. Creo que el ejemplo que di de los sesgos —los más evidentes y los más sutiles—, son una muestra de lo que puede hacer la IA cuando nuestro conocimiento es vago, insuficiente. Y ese es un terreno donde la educación tiene muchísimo para aportar.

Clara Ingrassia
Licenciada en Psicopedagogía por la Universidad del Salvador. Realizó la Especialización en Educación y Nuevas Tecnologías en FLACSO Argentina y actualmente cursa la Especialización en Tecnología Educativa en la UBA. Integra el equipo de Asesoramiento Didáctico del Campus Virtual UNLa desde 2012 y es docente investigadora en la Licenciatura en Tecnologías Digitales para la Educación (UNLa). También realiza actividades de asesoramiento didáctico y pedagógico en la Dirección de Educación a Distancia de la UTN Regional Bs. As.
Yanina Fuchs
Licenciada en Diseño y Comunicación Visual por la Universidad Nacional de Lanús (UNLa). Dentro del equipo Diseño y Comunicación del Campus Virtual UNLa diseña materiales didácticos para carreras y cursos a distancia. Realizó talleres, seminarios y cursos sobre: Moodle, Derechos de autor, Propiedad Intelectual, Historieta e Ilustración, Animación, Diseño UX/UI, UX Writing y Motion Graphics.

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