Incendios: Responsabilidad individual y de gestión

Los incendios forestales son una amenaza para los bosques y su biodiversidad[1], con efectos devastadores sobre las especies tanto de la fauna como de la flora, ya sea por muerte directa, por la desaparición de nichos ecológicos a veces únicos, o por el aumento de la temperatura y los niveles de dióxido de carbono en lagos y cursos de agua.

Mas allá de esto, hay graves consecuencias socioculturales si consideramos a la población que basa allí sus actividades de sustento, y también que implica la pérdida del patrimonio cultural de sus comunidades.

Aunque pueden tener causas naturales[2], diferentes organismos internacionales señalan que más del 90 % de los incendios se inician en la acción humana; por un mal manejo de fuentes de calor, por prácticas agrícolas o por intencionalidad, originada por motivos incluso delictivos.

Argentina sufrió en los últimos meses la quema de miles de hectáreas de humedales en el Delta del Paraná, con focos que hoy se multiplican en más de 10 provincias siendo Córdoba, Salta, Jujuy, Tucumán, Buenos Aires y Entre Ríos las más afectadas; producto de incendios intencionales de pastizales para la cría de ganado, para la expansión de la frontera agrícola, vinculada fundamentalmente con el cultivo de la soja transgénica, tanto como para el uso del suelo con especulaciones inmobiliarias.

A estas causas se suma una sequía histórica que, si bien podemos atribuir a efectos del calentamiento global, es una derivación directa del incendio producido en 2019 en la Amazonia[3], reguladora del clima y del sistema hídrico de la región.

Sobre el tema el ministro Juan Cabandié manifestó que «Los incendios son intencionados y hay que buscar a los responsables”, mientras que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible se presentaba como querellante en la causa que investiga las quemas en la zona de las islas del Delta del Paraná.  

Sin restar importancia a estas acciones, entendemos que la situación actual es también producto del desmembramiento del Sistema Federal de Manejo Integral del Fuego[4] realizado durante el gobierno anterior por Decreto 746/2017[5], que separó las áreas de protección y respuesta operativa en orbitas de gobierno diferentes; desarticulando una gestión que imprescindiblemente debe ser integrada.

Un importante paso para revertir esto se dio en la última semana cuando “con el fin de optimizar la organización, sostenimiento y gestión del Servicio Nacional de Manejo del Fuego” se transfirió nuevamente su gestión al Ministerio de Ambiente[6]. En este cambio de administración y en la pronta sanción de una Ley de humedales que hoy se encuentra en debate en la comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano en la Cámara de Diputados, centramos nuestras expectativas de solución a un problema que amenaza algunos de los más importantes ecosistemas del país.

[1] Al hablar de incendios forestales hacemos no solo referencia a el bosque o sotobosque sino también a pastizales, estepas y montes de transición.

[2] Los incendios forestales pueden generarse por causas naturales como los rayos de las tormentas eléctricas.

[3] Los modelos de la soja transgénica y de la cría de ganado que utiliza este tipo de prácticas, la deforestación y el incendio son similares en Brasil en la Amazonía a lo referido para nuestro país.

[4] Mas información ver: https://www.argentina.gob.ar/ambiente/fuego/manejo

[5] Disponible en: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/275000-279999/279940/norma.htm

[6] Disponible en: https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/234252/20200829