Cuando la universidad logra traspasar sus propias fronteras académicas y se involucra con los problemas de la comunidad, se generan puentes que unen, conectan y acercan. Tal es el caso de la cooperativa de jugos Suin que desde hace algunos años trabaja junto a profesionales de nuestra universidad, con el objetivo de mejorar su productividad.
La labor conjunta dio sus resultados y gracias a las acciones llevadas adelante desde la Secretaría de Cooperación y Servicio Público y la Licenciatura en Ciencia y Tecnología de los Alimentos se logró una mención en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) y el otorgamiento de un subsidio para mejorar la infraestructura de la fábrica y comprar equipamiento.
“Les brindamos algunas pautas de cómo modernizar su laboratorio; pusimos en valor las campanas, estufas y conexiones eléctricas. El objetivo es que ellos puedan asistir a otras cooperativas, es decir, que la misma economía social empiece a generar servicios entre ellos”, explica Mariana Ugarte, directora de la Licenciatura.
El asesoramiento también incluye una optimización en la fórmula de los jugos: “La idea es que tengan una propia y que no sea comprada. Entonces, si en algún momento la quieren modificar -porque les conviene económicamente o hay un requerimiento por parte del consumidor- puedan hacerlo. Uno siempre se maneja bajo los parámetros del código alimentario, lo que lo hace seguro para la población. Después se puede mejorar el rendimiento, el sabor, la consistencia”.
Juan Aguirre trabaja en la fábrica desde hace 30 años y hoy está al frente de la Cooperativa Citrus Argentina, que elabora los jugos Suin y también envasa agua mineral y saborizada. El lazo con la UNLa “renueva las esperanzas de seguir adelante”, luego de la crisis vivida en los últimos cuatro años.
“Tenemos un proyecto nuevo de sacar una línea de jugos en polvo y comprar nuevas máquinas. Siempre estuvimos solos, pero ahora con la suma de los profesionales es otra la expectativa”, relata Aguirre.
Debido al aislamiento social, preventivo y obligatorio, el acompañamiento se reduce a los docentes de la Licenciatura, pero se espera que en los próximos meses sean los propios estudiantes quienes asesoren a los cooperativistas.
“La impronta que les queremos dejar a los graduados es el compromiso social, que significa tener que trabajar en lugares en los que van a tener que hacer todo. No van a tener un departamento de calidad, otro de producción. Entonces, la visión es totalmente integral, porque es la forma de elaborar y producir un producto, sobre todo en nuestra región que son todas pymes o cooperativas. Tenemos que capacitarlos para que su producción sea más efectiva”, concluye Ugarte.
Crónica de una cooperativa anunciada
La historia de la fábrica de jugos Suin es un fiel reflejo de los coletazos sufridos por la implementación de políticas neoliberales en distintas etapas en nuestro país. Desde su nacimiento en la década del ´80 se caracterizó por una amplia producción y un crecimiento sostenido.
“Era una empresa pujante que llegó a tener 3 plantas, en Dock Sud, Barracas y Lanús”, recuerda Aguirre.
Pero a mediados de los ´90 comenzaron los problemas y despidos, que se agudizaron en el 2001. Vaciamiento, estafa y quiebra fueron las figuritas que se repitieron una y otra vez.
“La caída no fue por la rentabilidad o porque no era sustentable. En diciembre de 2001 empezó el vaciamiento. Comenzaron a no pagarnos y a dividirnos el sueldo en cuotas. Los dueños se fueron y dejaron a tres encargados, pero ellos no sabían qué hacer. Un día apareció un señor con un certificado de que había comprado la empresa, pero en realidad venía a vaciarla. Vendió maquinaria, autoelevadores, camionetas, camiones, todo, hasta que quedaron las dos últimas máquinas. Entonces, ahí nos pusimos firmes y no permitimos que las vendiera. Y en abril de 2005 dijimos ‘hasta acá llegamos’».
Fue entonces cuando la organización de los trabajadores logró la conformación de la Cooperativa Citrus Argentina, ubicada hoy en José María Moreno 1162, Lanús Oeste.
“Pedimos ayuda al Municipio y nos facilitaron un abogado, que nos asesoró en la conformación. Y en diciembre de ese año arrancamos con la producción. Nos fue bien, porque estuvimos en todas las grandes cadenas de supermercados. Pero en el 2015 volvimos a ir para atrás. Tuvimos que despedir empleados y quedamos los mismos 19 que habíamos arrancado 10 años antes. El trabajo con la UNLa nos renueva las esperanzas y la fuerza para lucharla día a día”.
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