Mónica Hasenberg es fotógrafa desde siempre y también una militante de las causas populares. Su lente ha retratado desde las marchas de Madres de Plaza de Mayo en plena dictadura hasta las últimas movilizaciones a favor del aborto legal, seguro y gratuito. Y su compromiso constante fue reconocido por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que en 2022 la distinguió como Personalidad Destacada en el ámbito de los Derechos Humanos (DDHH), “por su trabajo al testimoniar la historia política, social y cultural del país”.
En la actualidad, Hasenberg cuenta con dos muestras activas. La primera, “Madres de Plaza de Mayo y la Resistencia Popular”, puede visitarse en el Honorable Concejo Deliberante de Avellaneda; y la segunda, denominada “Miradas sobre la escuela pública”, recorre todas las escuelas de la provincia de Buenos Aires de la mano de Suteba.
¿Cómo cambiaron las luchas populares a lo largo de la historia?
Es un tema que a mí me interesa mucho y que vi en las marchas por la ley del aborto, en las que había chicas muy jovencitas, que salían a la calle con sus madres y abuelas, todo muy familiar. Esas nuevas generaciones que se incorporaron a esta lucha vieron que todo se logró muy rápido y eso me preocupa, porque veo que los jóvenes han tenido una vida muy distinta a la nuestra.
Creo que hoy hay mucha militancia, pero que no tiene esa mirada tan comprometida o jugada, como teníamos nosotros. Me parece que no se tiene mucha conciencia de que cada derecho fue conquistado con lucha y hubo muchos muertos para que eso ocurriera. Para seguir profundizando en los derechos hay que seguir la lucha y esa es una forma de estimular a las generaciones más jóvenes.
¿Las mujeres son el foco de tus fotografías?
En realidad retrato desde siempre todas las luchas populares, pero pasó algo muy curioso que es que soy la única que tiene fotos del primer 8 de marzo de 1984 y de las sentadas por la patria potestad compartida, ley que había sido borrada por la dictadura del ‘55.
Como siempre me piden para el 8 de marzo desde varias organizaciones, armé distintas muestras con diversos enfoques, como la violencia de género, las luchas por la identidad, los derechos humanos. Y por eso las mujeres están en tantas muestras.
¿Por qué la fotografía tiene tanto poder?
Las fotos en blanco y negro todavía mantienen una idea de testimonio antiguo, les da veracidad. Y son una herramienta para militar políticamente. Hay fotos que podrían ser mejores, pero no es lo que yo privilegio. Para mí, son un testimonio y ahí está su verdadero valor.
Por otra parte, en la actualidad la fotografía se ha desarrollado muchísimo, pero nadie imprime y eso es algo muy loco. Yo necesito imprimirlas, verlas, para notar el efecto que causan en una muestra. Son parte de mi vida, de mi historia y de toda una generación.
¿Cómo viviste la distinción de la Legislatura porteña sobre tu trabajo?
A mí lo que me importa es que se valorice nuestra historia, la lucha, el testimonio y lo que significan esas fotos, que cuentan historias de lucha colectiva. Una lucha que fue tan potente, que hoy sigue siendo ejemplo de lo que significa el compromiso.
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