Las TICs o Tecnologías de información y Comunicación, según el artículo de la Lic. María Sol Quiroga (ver revista Viento Sur, nro. 9, diciembre de 2014), se presentan como nuevas formas de tecnología social; se muestra cómo las actuales formas de comunicación masiva y las tecnologías digitales han influido en nuestras vidas y en nuestras relaciones sociales.
Foucault, en su libro “Vigilar y Castigar”, nos habla de las tecnologías políticas, que al servicio del Poder Económico iban modelando los comportamientos individuales para servir a los ricos y poderosos. A esta tecnología se la llamó “anatomopolítica”. Luego, con el creciente poblamiento de las grandes urbes y el hacinamiento poblacional, el Estado debe diseñar nuevas tecnologías políticas, lo que significó tener en cuenta la salud de la población y el saneamiento ambiental para evitar pandemias.
En una primera época, fueron la escuela, el ejército, la fábrica, los que educaban y modelaban al individuo, en relación con la primera Revolución Industrial.
A medida que las tecnologías productivas y los medios de transporte fueron más eficientes y rápidos, los tiempos y las distancias se hicieron más cortos y el mundo dejó de tener zonas exóticas, y todas las culturas quedaron bajo el dominio de Occidente.
Con la aplicación de todas estas tecnologías políticas comienza a modificarse la fisonomía de las ciudades, aparecen nuevos hospitales, con el control estricto de las altas y bajas de los pacientes; los cementerios alejados del casco urbano, con su diseño de calles y desagües que evitan el anegamiento de las tumbas; la limpieza de las calles y la recolección de residuos; la apertura de calles y el fin de los pueblos rurales, para darle lugar al trazado urbano en forma de damero casi regular, marcado por el relicto de los antiguos pueblos dominados por importantes chacras y estancias. Se demuelen viejos edificios, se amplían calzadas, y se le da lugar al transporte y a los vehículos a motor que cada vez se van multiplicando más a medida que avanza el siglo XX.
Pero a fines de este siglo hace irrupción una nueva forma de tecnología política que equivale a la ya nombrada anatomopolítica. Esta nueva tecnología está ligada a la informática y la digitalización de datos, acelerando las comunicaciones, globalizando y minimizando distancias, pero a la vez dando la posibilidad a muchos medios de comunicación masiva de poder transmitir su información globalmente, manipulando contenidos y sesgando información en favor de los poderes económicos.
De esta manera, el modelamiento del comportamiento social del individuo queda en manos de las nuevas Tecnologías de la Comunicación e Información, manipulando ideologías y conocimientos sin necesidad del uso de la fuerza para ejercer el poder.
Como dice María Sol Quiroga, las grandes ciudades pierden su fisonomía, su distinción arquitectónica, dejando lugar a las grandes moles de cemento y vidrio, construcciones frías y vacías de contenido artístico como lo fueron los edificios de las grandes escuelas arquitectónicas.
El ser humano urbano va dejando de ser de a poco un individuo real, material, para convertirse en un individuo virtual manejado por las tecnologías digitales de información. De esta forma vamos perdiendo nuestra individualidad para convertirnos en un enjambre sin capacidad de pensamiento individual: la red de información lo hace por nosotros.

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