En la Argentina hay 50 ataques sexuales por día a mujeres. Durante 2015 se observaron 3746 violaciones y hubo 13.520 víctimas de delitos sexuales, sin contarse las violaciones consumadas. Entre 2008 y 2015 se registró un aumento del 78% de los femicidios. Dos de cada diez mujeres asesinadas entre el 1º de junio de 2015 y el 31 de mayo de 2016 habían presentado denuncias por violencia de género. El 58% de los homicidas fueron parejas o ex parejas de las víctimas, mientras que otro 12% fue cometido por familiares: es decir, 7 de cada 10 mujeres fueron asesinadas por personas de su círculo íntimo.
Con estas terribles cifras y a partir del asesinato de la adolescente Lucía Pérez en Mar del Plata y la represión en el Encuentro de Mujeres de Rosario, las mujeres argentinas protagonizaron un paro inédito el miércoles 19 de octubre pasado. En un país donde las centrales obreras no se deciden a convocar un paro nacional ante el ajuste sangriento y la desocupación que padecen los argentinos, las mujeres se autoconvocaron a través de las redes sociales en «un grito colectivo contra la violencia machista» porque en la Argentina se asesina a una mujer cada 30 horas, por el solo hecho de serlo.
Ese mismo día, entre la una y las dos de la tarde y según las consignas de esta acción que se replicó con fuerza en todo el territorio argentino, las mujeres de la UNLa se vistieron de negro y se reunieron en el hall del edificio José Hernández para mostrar el repudio a una realidad tremenda. La convocatoria estuvo a cargo del Programa de Género de la Secretaría de Cooperación. Hubo esténciles para estampar las consignas de la jornada en repasadores blancos, radio en vivo, las canciones de Sofía Viola y una gran emoción por protagonizar esta lucha bajo las consignas #VivasNosQueremos, #NosotrasParamos y #MiércolesNegro. El acto contó con el pleno apoyo de la rectora Dra. Ana Jaramillo y con la presencia de compañeros que no quisieron faltar en esta jornada tan importante. A las cinco de la tarde, miles de mujeres marcharon bajo la lluvia y el viento desde el Obelisco hasta Plaza de Mayo en una movida popular que se replicó en las principales ciudades argentinas e incluso en el extranjero.
Hace varias décadas, un grupo de mujeres amas de casa, portando apenas los monederos de las compras, comenzaron a circular alrededor de la Pirámide de Mayo reclamando la aparición con vida de sus hijos. No mucho después, otras mujeres se abocaron a buscar a los nietos que les habían sido arrebatados y a trabajar por restituirles la identidad que les había sido robada. La misma Argentina que vio nacer a las Madres de Plaza de Mayo y a las Abuelas de Plaza de Mayo hoy pare una movilización permanente por cambiar las leyes no escritas de una violencia que, lamentablemente, parece transmitirse de generación en generación. Este puede ser el comienzo de un cambio verdadero y en profundidad. Las mujeres argentinas están de pie, y dispuestas a exigirlo.

 

 

Miguel Ángel Estrella, doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Lanús y viejo amigo de la casa, envió desde París su adhesión al evento con estas palabras:

Adhiero al mensaje de nuestras mujeres argentinas. Cuidémoslas con amor.

Miguel Ángel Estrella
Pianista
Embajador de Buena Voluntad de la Unesco

 

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