Creada en febrero de 1943, la Reserva Provincial de Punta Lara está ubicada dentro de los partidos de Ensenada y Berazategui, sobre la costa ribereña del Río de la Plata. En sus seis mil hectáreas conviven la selva marginal, matorrales, pajonales, pastizales y cuerpos acuáticos como lagunas, canales y arroyos. Por ello, es reconocida como uno de los humedales más importantes de la región. También podemos ver en sus tierras una amplia diversidad de aves además de carpinchos y gatos monteses, entre otros animales. Un lugar único y todavía desconocido por buena parte de la población, que podría visitarla de manera gratuita, pero con reserva previa.
“En febrero de este año, la Reserva no pudo festejar sus ochenta años porque un incendio azotó su territorio” nos adelanta Ximena Russo, guía del lugar desde hace más de una década. Antes de Punta Lara, Russo trabajó en el Parque Nacional Iguazú durante ocho años; es guía de turismo profesional especializada en áreas protegidas y licenciada y profesora en Geografía por la UNLP. Su época preferida para disfrutar de la Reserva es la primavera, nos cuenta en la tranquera de entrada, lista para iniciarnos en la aventura.
¿Cómo fue la creación de la Reserva?
Fue a partir de una serie de decretos y leyes que van desde 1943 hasta 2001. Con ellos se consiguió la protección de una parte de las hectáreas de la antigua estancia Pereyra Iraola, expropiada en 1949. Al principio solo fueron treinta las hectáreas, que luego tuvieron distintas ampliaciones. Pasaron a quinientas y a seis mil en el 2001. La Reserva de Punta Lara es provincial y está bajo la órbita del Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires.
¿Qué ambientes recrea?
La Reserva es un gran humedal donde se encuentran representados la totalidad de los ambientes costeros del Río de la Plata. Hay estudios que demuestran que más al sur no existe una selva marginal de estas características. En ella podemos encontrar tres tipos de suelos: el arenoso, el arcilloso y el de conchillas. El arenoso está en contacto directo con el río, y en la Reserva son los juncales y el matorral ribereño los ambientes que se relacionan con él. Presenta el arrastre de sedimentos de las playas y de la cuenca del Río de la Plata. También, de los sedimentos que vienen de la zona norte del país. Por su parte, el suelo arcilloso se caracteriza aquí por los ambientes de selva marginal y los pajonales. Este es un suelo que tiene una filtración de agua de absorción más lenta. Y por último, el suelo de conchillas que denota la última regresión marina de hace más de diez mil años. Así, han quedado albardones de conchillas donde se desarrolla el ambiente espinal.
¿La Reserva presenta la mayor concentración de aves de la provincia?
El listado de especies de aves es extenso y supera a los otros rincones de la provincia. Así, en cualquier visita podemos ver celestinos, chincheros, tacuaritas azules, arañeros, una gran diversidad de especies como los chiricotes, burritos colorados, entre otros.
¿Qué fauna y flora la habitan?
Hay gatos monteses, carpinchos, lagartos overos, una gran variedad de comadrejas, distintas especies de murciélagos, pero no es sencillo verlos durante las visitas. Quienes trabajamos en la Reserva tuvimos oportunidad de encontrarnos con ellos. Y como especies arbóreas, se pueden observar una gran variedad. Anacahuita, el cuti, chal-chal, canelón, mata ojos, ceibos, entre otros.
¿Es cierto que viste un jaguarundí?
Hemos tenido al menos dos registros que creemos que corresponden a esa especie. Igual, esto debe corroborarse por futuras investigaciones, pero estoy segura de que pude verlos. Lo tengo muy conocido desde mi estadía en el Parque Iguazú en Misiones. Ahí lo he visto varias veces. Es un felino que, comparado con el gato montés, es de mayor tamaño y por sus características particulares, salta de inmediato a la vista.
¿Con qué otras especies tropezaste?
Tuve la suerte de ver casi todas las especies. Pero reconozco que me sorprendieron más las situaciones. Ver, por ejemplo, cuando los chiricotes entrenan a sus crías o cuando un halconcito caza para buscar alimento. También el crecimiento de la oruga “bandera argentina” y todo el proceso de alimentación, crecimiento, hasta formar la pupa. Son escenas que me dejan algo especial, maravillas que la naturaleza me comparte como testigo.
¿Qué tipo de amenazas sufre la Reserva?
Las propias de las reservas que están próximas a los espacios urbanizados y que suelen ser de origen antrópico. Esto significa, producidos por la actividad humana. Incendios, la proliferación de residuos que ingresan por intermedio del agua o por el viento. También nos acechan los cazadores furtivos. Me refiero a personas que ingresan a cazar de manera ilegal —lo cual no está permitido—, a extraer leña, a llevarse plantas, entre otras cuestiones.
¿El último cumpleaños llegó en medio de un incendio?
No pudimos festejar, estábamos en pleno incendio. Esto nos llevó a replantearnos usar todo el año para hacer actividades y promover el cuidado de este espacio. Y lo hacemos apuntando a la educación. En las visitas mostramos una mesa de impactos negativos que surgió con el fin de hacer un re-esfuerzo a toda la tarea educativa que venimos haciendo. Y damos ejemplos para que los visitantes tomen conciencia de cómo a la naturaleza le lleva muchos años revertir la falta de manejo con los residuos. Esta mesa produce un fuerte impacto, sobre todo lo que pasa con el chicle en los más chicos.
¿Y qué pasa?
A veces, sin querer o pensando que no es grave, los chicos tiran el chicle en cualquier lugar. Cuando les contamos que este material tarda al menos cinco años hasta que se degrada, y que entre medio de eso, hay algunas posibilidades de que algún animal resulte afectado, se impactan. Les damos como ejemplo el ave. Puede pasar que intente alimentarse con eso y que su pico quede sellado. Así, puede generar alguna dificultad en su salud, y si encima esa ave está alimentando pichones, se produce una sumatoria de más problemas. Sin ser drásticos, pero para los más pequeños esto es gráfico a la hora de saber qué hacer con el residual del chicle. Ellos no quieren ser irresponsables con la naturaleza.
A los ochenta años, ¿qué celebra la Reserva y qué anhelos quedaron inconclusos?
Anhelamos continuar trabajando en la conservación. Tenemos varias figuras de protección para la Conservación de las Aves (AICA), para la Conservación de los Pastizales, para la Conservación de Murciélagos (AICOM) y también una Reserva de Biosfera, pero seguimos adelante buscando nuevas. Además, desde el Programa Educativo Ambiental, trabajamos para que se sigan valorizando los ambientes de la ribera platense. Para ello, hacemos una serie de actividades a lo largo del año, dirigidas tanto a quienes están dentro del sistema educativo como al público en general. Incentivamos un acercamiento para que se conozca el valor que tiene este espacio, para promover una experiencia en la naturaleza y un cambio de mentalidad de respeto y cuidado.
yo ví
acá
un jaguarundí.
Describe al jaguarundí:
más grande que un gato montés
de pelo rojizo
cuerpo alargado
más alto su lomo
en la parte trasera
jaguarundí
repito
jaguarundí
atrapada
en la música
de tu nombre
jaguarundí
reverberan
ecos guaraníticos
míticos.
Bicho urbano
con asombro
pienso:
hay un jaguarundí
un misterioso puma
pequeño y salvaje
a menos de cien cuadras
de mi casa
mientras habla la guía en la Reserva
de la selva marginal
más austral
del mundo
Poesía escrita por María Luciana Rezzónico, vecina de Villa Elisa
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