Desde estos días hasta el mes de marzo, el pintor, dibujante y escultor Rubén Borré exhibe sus obras más recientes en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. La muestra —que incluye telas de gran formato— reúne sus trabajos de estos últimos dos años. Color vivaz y preocupación social son dos de las características que desde siempre han caracterizado la pintura de Borré. Con él hablamos sobre esta exhibición, sobre su pintura, y también sobre su participación en la Bienal de Arte y Derechos Humanos de Tarragona, España, a la que fue nuevamente invitado este año.
¿Por qué tu muestra en el CCC se llama “Paisajes y mensajes”?
Ese nombre lo elegí yo. Viene de una charla con alguien que me dijo: «Bueno, de última sos un paisajista no tradicional”, a quien le respondí “Sí, con un mensaje”. De esa charla me quedó lo de “paisaje y mensaje”, y decidí nombrar así esta muestra.
¿Es la primera vez que trabajás en grandes formatos?
No, suelo hacer ese tipo de obras. Cuando vino al estudio la gente de la galería se entusiasmó con la obra grande. Yo tengo estas telas sueltas, en un tablero, y me gustó la idea de exponerlas: en general en las galerías no quieren colgarlas porque les ocupa mucho espacio. En este caso, como los bastidores me salían demasiado caros, inventé una forma de exponerlas con una varilla arriba y otra abajo pintadas de blanco. Además de ser una alternativa, esto facilitó el traslado al lugar de exposición.
¿Cómo trabajás?
Subo todos los días a mi estudio. A veces subo y tengo la tela ahí y me pongo a escribir o a leer poesía, soy muy lector de poesía. Y por ahí arranca alguna cosa y me mueve a algo. No tengo una temática muy definida, como otros artistas.

¿Cómo planteás tus cuadros: tenés una idea previa, o la vas encontrando a medida que pintás?
En general yo trabajo por series. Aparece una idea y entonces empiezo a desarrollarla, a investigar sobre eso y a trabajar en diferentes ideas y diferentes tamaños. La idea de esta muestra era esta crisis que estamos viviendo. En general no tengo un planteo muy intelectual… Algunos colegas hacen un boceto terminado y después lo pasan a la tela: no es mi caso. Hago un boceto y después sobre la tela voy modificando mucho mientras trabajo sobre la obra. La creatividad pasa en la tela, no hago bocetos acabados. Por eso a veces empiezan a aparecerme cosas ahí, yo digo que me vienen y que se meten personajes cuando estoy trabajando. Estoy muy metido en la creatividad sobre la tela, no en respetar la idea del boceto.
¿Y cuándo consideras que terminaste la obra?
Para mí es un tema complicado, porque me pongo un poco barroco, un poco obsesivo. Por lo general dejo un trabajo, quizás por la mitad, y empiezo otro mientras tanto. Y entonces, cuando estoy trabajando con el otro —por ahí pasa un día, o una semana— busco el primero, lo vuelvo a poner en el caballete, le encuentro algunas cosas y ahí es la última tocada donde lo termino. Después lo dejo descansar un tiempo. En ese tiempo uno cambia un poco la mirada.
En el texto de la muestra el curador, Ernesto Pereyra, te inscribe en la línea de De La Cárcova, Pío Collivadino y Los Artistas del Pueblo, entre otros. ¿Cómo se incluye tu obra en ese listado?
El teórico y crítico Rafael Squirru decía “Hay que hablar de la escuela argentina”, y yo creo que estoy dentro de esa corriente. Cuando digo “escuela argentina”, digo Antonio Berni, Alonso, Gramajo Gutiérrez, que es un artista que me apasiona. Esos tipos que no le deben tanto a la pintura europea, que han trabajado mucho acá: ese expresionismo argentino en el que podríamos decir que han trabajado Antonio Berni y Carlos Gorriarena, por ejemplo. Creo que estoy dentro de esa fila de un expresionismo muy colorista, muy fuerte y testimonial, con un relato político y social como el que tuvieron ellos.
Estuviste este año en España, ¿qué hiciste allá?
Me invitaron nuevamente a la Bienal de Arte y Derechos Humanos que se hace en Tarragona, en el mismo sitio de la Batalla del Ebro, que fue la última batalla de la Guerra Civil española, donde pelearon por última vez las brigadas internacionales. Era el último reducto de los republicanos. Como no podían vencerlos, Franco en persona dirige esa última gran batalla con el apoyo de la aviación alemana e italiana y hacen bombardear todas esas poblaciones civiles. Este lugar, que se llama Corbera d’Ebre y está en la montera, está tal como quedó después de los bombardeos. Hay una iglesia medieval enorme, preciosa, que también fue bombardeada, a la que le hicieron un techo de acrílico y la declararon museo y, este año, Monumento a la Paz de la Comunidad Europea. La Bienal se hace dentro de esa iglesia. Presenté allí una escultura de hierro que es un homenaje a las Abuelas de Plaza de Mayo, en la que trabajamos casi un año; incluso hicieron una serigrafía muy linda de la obra. En la Bienal la escultura se exhibió dentro de la iglesia y después se va a emplazar afuera, en el pueblo bombardeado. Para mí fue una experiencia muy fuerte, porque en ese lugar se juntaban dos bestialidades: los nietos apropiados y la espantosa guerra de España. Ahí, en una charla, conté lo que nos sucedió acá. Estuve también en Madrid y en Galicia, donde tengo unos trabajos en una galería de arte. Estoy contento, fue un viaje muy positivo.

¿Cómo ves el panorama del arte en relación con el momento que estamos viviendo?
A mí me parece que la producción cultural o, para ser más exacto, lo que hacen los trabajadores, no está mal. Lo que está mal es la administración cultural del Estado. Debajo de ella se sigue escribiendo, se sigue pintando, se sigue haciendo mucho teatro. Me recuerda algo que decía Jean-Paul Sartre, aquello de que «Nunca fuimos tan libres en la creatividad, en el pensamiento creativo, como cuando estábamos sometidos por los nazis”. Lo leí el otro día y me quedó resonando porque es muy interesante. Creo que, ahora más que nunca, tenemos que estar en un momento de creatividad y de construcción del proyecto cultural. Porque están tratando de asfixiarnos, y yo creo en la resistencia y en la creatividad.
Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini / Sala Abraham Vigo
Av. Corrientes 1543 Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Domingo a viernes de 14 a 21 hs. Sábados de 14 a 22 hs.

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