El aislamiento social, preventivo y obligatorio trajo consigo una disminución de los delitos en la vía pública. No obstante, siguen vigentes otros tipos de delito que aprovechan nuestra permanencia en casa: uno de ellos son las estafas que se esconden detrás de un llamado telefónico o un correo electrónico.

Claudio Suárez es docente de la Licenciatura de Seguridad Ciudadana de nuestra universidad y jefe de asesores en la Secretaría de Seguridad de la Nación. Con él hablamos sobre el panorama de la situación delictiva actual en el país, sobre cómo evitar ser víctimas de las nuevas versiones del “cuento del tío” y también sobre los femicidios y las situaciones de violencia en este tiempo de cuarentena.

¿Cómo identificar una estafa telefónica o cibernética?

Los organismos públicos han restringido todo tipo de contacto directo con las personas. Por eso cualquier propuesta que incluya la presentación de alguien en la puerta de tu casa hay que considerarla como sospechosa. Sí puede haber entregas de correo, pero muy controladas desde el punto de vista de la fiabilidad y la veracidad. En esta situación actual es mucho más complicado para quien quiera cometer un delito encubrir sus acciones en una cuestión legal, porque hay muy pocos servicios que se puede reconocer que estén funcionando en este contexto. Y después están todas las recomendaciones que tienen que ver con los manejos de la red-donde hoy se ha sumado mucha gente por necesidad- y con el tráfico de claves e información personal. Ante cualquier situación en la que alguien nos ofrezca un servicio a cambio de nuestros datos hay que preguntar cómo se articularía ese beneficio, es decir, ir por la inversa para evitar la estafa. Y nunca transmitir datos.

¿Qué ocurrió con los delitos en este período de aislamiento?

Hay una limitación de aquellos que impliquen una exposición pública o el acceso a las posibles víctimas. Eso se verificó en los primeros 15 días de la cuarentena más estricta, donde hubo una retracción en la dinámica delictiva que necesita pisar el espacio público. También bajaron los delitos contra la propiedad y en el último mes también cayeron drásticamente las detenciones por tráfico a mediana escala de estupefacientes. El delito transfronterizo también se redujo en todos los países, con el cierre de fronteras y los controles sobre los transportes de carga.  

¿El delito se transforma ante la cuarentena?

Es importante analizar cómo las economías criminales a menor escala se abastecen. Nadie busca actividades legales en este contexto, porque además están reducidas. Hay que reemplazar ingresos y modificar el accionar delictivo. Pero aún no lo podemos ver. En ese sentido, hay que tener una visión estratégica del delito y destacar el rol de las policías comunales. El gran debate, creo, es el de generar un gran consenso social para que no se acrecienten las desigualdades existentes, y trabajar sobre los efectos no deseados de la situación.

¿Hubo un aumento de los femicidios?

Comparto la visión de la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de que hay que ser cautos con las proyecciones que se difunden, porque para señalar la evolución de cierta estadística hay que tener una comparación con cierta cantidad de período. Las estadísticas calculadas por día y por horas sirven a efectos de sensibilización pero no son serias como interpretación.

Sí hay que trabajar en la prevención, con una vigilancia más atenta a los delitos que se cometen en  los domicilios de las personas. El fenómeno existe y es significativo y si seguimos esa lógica podríamos afirmar que sí se podría incrementar en este contexto. Pero todo es en el plano de las hipótesis, porque no hay números concretos.

¿Qué recomendación se le puede brindar a una mujer que vive en una situación de violencia?

Las denuncias deben hacerse en los organismos públicos porque no hay restricción en ninguno de los decretos presidenciales de no salir a hacer una denuncia. Es un derecho basado en la integridad de la persona. Se puede ir a pedir auxilio a cualquier fuerza de seguridad ante un delito de violencia de género, y los efectivos tienen instrucción de acompañar a esas mujeres.

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