Cada 10 de noviembre se conmemora en la Argentina el Día de la Tradición para homenajear a José Hernández (1834-1886) en el día de su nacimiento. Fue el autor de la obra cumbre de la literatura gauchesca, el poema narrativo El gaucho Martín Fierro y más tarde La vuelta de Martín Fierro. Son relatos en forma de poemas (donde predomina la estrofa de seis versos, con rima a,b,b,c,c,b) sobre la experiencia de su protagonista, el gaucho payador Martín, su filosofía de vida, costumbres e idiosincrasia. Al ser obligado a incorporarse al ejército por parte de quienes no valoraban su vida, al igual que la del indio, se convirtió en gaucho matrero, huyendo de la opresión y la injusticia y quedando al margen de la ley.
Solidario con este homenaje e inspirado en iniciativas anteriores, en 1975 el Congreso de la Nación Argentina sancionó la Ley Nacional N° 21154 que instauró el Día de la Tradición en todo el territorio argentino. Asimismo, declaró Ciudad de la Tradición a San Martín, pueblo natal del poeta. En sintonía con este reconocimiento, en nuestra querida Universidad Nacional de Lanús hemos denominado José Hernández al edificio más grande en superficie, el ex Edificio de Almacenes que funcionó como Archivo del Ferrocarril y actualmente alberga al Rectorado, al Vicerrectorado, los Departamentos, las Secretarías, dependencias administrativas y aulas.
¿Qué es la tradición? ¿Cómo se articula con el patrimonio y la identidad?
“Tradición” deriva del latín traditio (donación, legado) del verbo tradere, que significa “entregar, transmitir”.
Es lo que diferencia a un pueblo de los demás, lo que lo identifica. Es un conjunto de costumbres transmitidas de generación en generación, recibidas por quienes nos precedieron. La tradición de una Nación se nutre de su cultura popular y de las costumbres de cada región. Este legado cultural es considerado valioso por la sociedad y digno de conservarse. La tradición popular también alude a las creencias, valores y expresiones artísticas de una comunidad, especialmente las de tradición oral.
Lo tradicional, entonces, se relaciona en gran parte con el folclore, la cultura y la sabiduría popular. La tradición se hereda y forma parte de la identidad de cada pueblo: la integran el arte característico de un grupo social, su música, canciones, danzas, relatos, leyendas, comida, etc.
Con una mirada integradora, dice el investigador español Javier Arévalo: “Considero los procesos de identidad… como la asunción o toma de conciencia de los diversos grupos sociales de que poseen formas de vida específicas, relevantes y representativas. En este sentido la identidad está en relación dialéctica con la tradición, es decir con la cultura y el patrimonio” (Arévalo: 2004). Este autor afirma que patrimonio “son las formas de vida que muestran la identidad de los grupos humanos” (Arévalo: 2004). Por otro lado, la identidad que se construye en el contraste cultural a través de la alteridad, resulta de distintos hechos objetivos: el determinante geográfico-espacial, la historia, las condiciones sociales y económicas, y de una construcción subjetiva relacionada con los sentimientos, los afectos, la pertenencia e integración sociocultural, la experiencia popular, la tradición y el capital cultural que representan los valores y los símbolos.
Lo tradicional existe en todas partes, en todos los grupos sociales ya sean rurales o urbanos. Si bien en un momento se consideró que era patrimonio de los sectores rurales, generalmente bajos, y de los obreros en el medio urbano, encontramos que en las ciudades también se ven expresiones tradicionales. Algunas de ellas vienen del mundo rural a través de las migraciones, pero todos los grupos sociales, profesionales, etc., tienen formas particulares de ver la vida y mantienen sus tradiciones a partir de sus propias experiencias.
Un interesante ejemplo de tradición como identidad es la celebración por el Día de los Muertos en muchas comunidades mexicanas y en otras regiones de Latinoamérica, el 1 y 2 de noviembre. Se conserva esta tradición de manera muy distinta a como se recuerda a los muertos en nuestro país. En México se preparan altares adornados con manteles de papel de todos colores con figuras de esqueletos, se cocina y se ofrece la comida que agradaba a los familiares que han partido, se ponen flores, fotos, música, objetos queridos del muerto, velas, y otros elementos de culto. Días después se levantan las ofrendas y se comparten con la comunidad (sobre este tema ver La muerte se viste de fiesta, http://vientosur.unla.edu.ar/index.php/la-muerte-se-viste-de-fiesta/).
Diferencia entre costumbre y tradición
Si bien a veces se los considera sinónimos, hay algunas diferencias relacionadas con la dimensión que tenga el hecho cultural, el tiempo transcurrido para que se considere tradición, cómo se transmite, la cantidad de personas que la adoptan.
Una costumbre puede ser un hábito individual o familiar, en cambio una tradición es una costumbre con mayores raíces en la cultura particular de un grupo que se identifica con ella y es transmitida de generación en generación.
Sin embargo, desde la sociología se advierte que la tradición necesita actualizarse y renovarse para adaptar su utilidad y valor. Por lo tanto, una actividad tradicional puede tener nuevas formas expresivas con la misma esencia que la generó. Es necesario mencionar que a veces la tradición se relaciona con una postura conservadora que pretende preservarla de forma acrítica, sin cambiar ni cuestionar. Pero la vigencia de una tradición está relacionada con su capacidad de cambio, de adaptarse a los nuevos tiempos, modificando su forma pero sin perder su sentido y significado. Por eso es importante pensar sobre nuestras costumbres y tradiciones, dialogar con la comunidad acerca de qué podemos rescatar del legado de los antepasados, discutir con qué criterios aceptamos o rechazamos las costumbres de otros pueblos (por ejemplo San Patricio o Halloween). Nuestra herencia cultural puede ser aprovechada si consideramos que las tradiciones y costumbres estrechan las relaciones de una comunidad, le dan identidad y facilitan proyectar un futuro común.
En los últimos tiempos se está realizando desde la antropología una revisión del concepto: frente a la noción restrictiva de tradición (inalterable, como parte del pasado) algunos antropólogos sugieren resignificar las tradiciones en un contexto de cambio cultural. La idea de tradición nos lleva al pasado pero también a un presente vivo: es lo que del pasado queda en el presente en forma viva (en literatura por ejemplo, la tradición oral se reactualiza constantemente a través de cancioneros y romanceros). La tradición no se hereda genéticamente, sino que se transmite socialmente. Pero no es el pasado el que produce el presente sino a la inversa: el presente es el que configura al pasado (Lenclud: 1987). El legado cultural con significado social presente es lo que le da sentido a la tradición. Como herencia colectiva y legado del pasado, para mantener vigencia y no quedarse en costumbres antiguas y fósiles, cambia al ritmo de la sociedad, como continuidad cultural.
Algunas tradiciones de la UNLa
Pese a ser joven, ya que el inicio de la actividad académica tuvo lugar en 1997, tenemos algunas costumbres que pueden transformarse en tradiciones: algunas comunes a otras casas de altos estudios y otras propias, que esperamos sean conservadas por las futuras generaciones, por todo lo que significan para nuestra identidad y patrimonio cultural.
En las clases de bienvenida de los cursos de ingreso, desde hace algunos años se realiza un ritual de pasaje por la Puerta de la Gratuidad Universitaria construida en la Plaza de la Gratuidad, recordando que la universidad pública desde el 22 de noviembre de 1949 es gratuita gracias al decreto 29337 del gobierno del Gral. Juan Domingo Perón.
Los estudiantes también tienen sus rituales cuando se reciben: arrojan harina, papel picado y otros elementos sobre quien se recibió para festejar el egreso.
Desde hace unos años es otra costumbre de la Universidad obsequiar a visitantes destacados las esculturas ADN UNLa confeccionadas por el artista Daniel López, responsable de nuestra Área de Patrimonio Histórico: son pequeñas piezas realizadas con elementos de madera y metal, materiales que se encuentran en el predio y que dan cuenta del pasado ferroviario del campus de Remedios de Escalada.
Seguramente haya muchas más costumbres aún no relevadas; muchas se mantendrán, se transformarán en tradiciones y nacerán otras, en el devenir histórico cultural de una universidad abierta y comprometida con la comunidad.
“Junta experiencia en la vida
Hasta pa’ dar y prestar
Quien la tiene que pasar
Entre sufrimiento y llanto,
Porque nada enseña tanto
Como el sufrir y el llorar”
“Hay hombres que de su ciencia
Tienen la cabeza llena;
Hay sabios de todas menas,
Mas digo sin ser muy ducho
Es mejor que aprender mucho
El aprender cosas buenas”
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