El primer planteo que tenemos que hacer es si vamos a plantear políticas que el poder permite, o si construimos poder para hacer la política que queremos.

No nos engañemos: la redistribución del ingreso en la Argentina ha sido factor desencadenante de crisis y golpes.

  1. El conflicto en democracia es cómo se produce y cómo se distribuye la riqueza/ingresos (creo que también el conocimiento y la palabra).
  2. Necesitamos generar un Estado eficaz y un mercado responsable para reorganizar el aparato productivo, la demanda interna y el empleo.
  3. La política de ingresos (empleo, salarios y protección social) debe estar en equilibrio con las otras políticas macro. No es variable de ajuste ni hay derrame.

Teniendo en cuenta lo arriba expuesto, debemos enfrentar:

* un escenario caracterizado por la concentración económica, la mercantilización del proceso social, la economización de la educación, de la salud, de las relaciones internacionales, del ocio y hasta del deporte

* un mundo laboral caracterizado por bajos salarios, precarización, informalidad, cuentapropismo (real o fraudulento), segmentación (por género, edad, ingreso, los más frecuentes), violencia laboral y autoritarismo, nuevas modalidades de contratación y control, malas condiciones de trabajo, lo que da por resultado un escenario horrible que aleja el interés por acceder al mundo formal.

* más la permanente amenaza (y ejecución) de “reformas  laborales” que solo persiguen aumentar la discrecionalidad patronal,  el disciplinamiento social, el debilitamiento sindical y  la baja de costos sin reparar en daños.

*  una realidad atravesada por la economía digital y de plataforma, la economía verde, la economía de cuidado, una demanda de productividad y una desigualdad creciente donde el trabajo parece perder centralidad.

Algunas ideas básicas para comenzar el debate y orientar conclusiones compartidas. Tres puntos de partida imprescindibles pero no suficientes.

A) Régimen macroeconómico productivo basado en:
-la industria (industrializar la ruralidad, economías regionales);
-los servicios basados en el conocimiento;
-los nuevos sectores de una minería responsable y la energía, con incorporación de valor agregado y la generación de empleo como contrapartida;
-la obra pública orientada a la mejora de la logística y concretar un shock de viviendas en todo el país;
-el nivel y extensión de nuestro complejo científico tecnológico como emblema; y
-la industria turística con grandes y pequeñas inversiones.
B) Alinear precios, tarifas y salarios a través de una coordinación justa.
C) Reforma tributaria para que contribuyan los que más tienen, orientando el sistema impositivo a favor de la producción y el trabajo, sobre todo en el sector Pymes.

Atender los problemas del mundo del trabajo. Reflexiones y propuestas

Tenemos la obligación de encarar esta cuestión política desde otra perspectiva que apunte a los problemas reales del mundo del trabajo:

  1. Fortalecer las instituciones laborales colectivas, que no son obstáculos, son balizas que orientan hacia una mejor distribución del ingreso.
  2. Regular el trabajo de plataformas, con el reconocimiento del “patrón oculto”.
  3. Generar un shock en materia de formación profesional con el compromiso de los actores sociales en la creación de un Sistema de Formación Continua.
  4. Utilizar el salario mínimo, las asignaciones familiares (incluyendo la AUH) y la negociación colectiva para generar una política activa de remuneraciones que mejoren de forma inmediata el salario de bolsillo de los sectores postergados.
  5. Generar un régimen de contribuciones patronales progresivo, en favor de las micro y pequeñas empresas.
  6. Ordenar y regular el monotributo para que sea a favor del trabajador por cuenta propia, y no un método de elusión de las normas laborales y fiscales en el sector privado. Prohibir su uso en todo el sector público. Se crearán categorías específicas para ampliar el número de trabajadores en el mundo de los derechos (becarios, exportación de servicios, cooperativistas, tareas comunitarias). Se establecerá un régimen de fiscalización específico.
  7. Combatir la informalidad mediante la utilización de tecnología para el control de la evasión en el sector formal, en primer término.
  8. Propiciar la discusión social y parlamentaria de la reducción de la jornada normal y habitual, apuntando a una jornada de 40 horas semanales, y avanzar en la inclusión legal de la soberanía horaria.
  9. Avanzar en acuerdos de productividad que impliquen trabajar mejor, no más. Las mejoras resultarán de promover la capacitación y los saberes de los trabajadores, su participación en la organización del trabajo, la mejora de las condiciones de salud y seguridad, y la actualización de las categorías y los procesos productivos en los convenios colectivos. El resultado de una estrategia sistémica de inversión e innovación de procesos sin atacar derechos laborales, deberá redundar en una mejora de los ingresos de ambas partes.
  10. Hay dos temas en los que se ha avanzado en el reconocimiento y el diagnóstico: la cuestión de género y un nuevo sector de la economía. Ahora es imprescindible profundizar e institucionalizar el mayor empoderamiento de la mujer en el trabajo y consolidar nuevos espacios y derechos en la economía social.
  11. Los lugares de trabajo deberán ser sanos y seguros. Debe ser una  estrategia nacional —permanente, integral e intensa— de apoyo a ese desafío en el sector público y privado. Deberá ser consensuada y cada parte tendrá su respectiva e indelegable responsabilidad. La creación de Comités Mixtos de Salud y Seguridad será el instrumento oportuno y extendido.
  12. Reglamentar la participación en las utilidades, establecida en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional.

El trabajo no tiene solo una lógica económica sino también es existencial, de sentido de vida. Hagamos un mundo del trabajo para todos y todas mejor, no peor.

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