Desde el Jardín Maternal Nro. 1 «Azucena Villaflor» y la Secretaría de Bienestar y Compromiso Universitario se impulsa la segunda campaña de bien público y salud. En esta ocasión, el tema es la trascendencia del jugar en la(s) infancia(s).

El ritmo vertiginoso de las grandes ciudades afecta nuestra cotidianeidad y nos impone una rutina del apuro: actividades cronometradas, corridas, viajes, uso intensivo de celulares. Los niños y niñas no son ajenos a esta situación y muchas veces quedan relegados del esparcimiento y de las actividades lúdicas o recreativas con los adultos.

Esta iniciativa consta de dos líneas de trabajo. Una, vinculada al proyecto pedagógico que atravesó a todas las salas del Jardín, con contenidos específicos proyectados y realizados en el transcurso de 2019 con niños de entre 45 días y 3 años y sus familias. La otra, una campaña masiva de bien público vinculada a la promoción de la salud a partir de piezas gráficas, radiales y audiovisuales. En estos días, por la pandemia del COVID-19 y con toda la familia en casa, este tema cobra mayor relevancia.

En rasgos generales, se desprende del contenido teórico de la campaña que el jugar para niñas y niños es imprescindible, porque es pieza fundamental, base y motor de todo lo que atañe al desarrollo emocional, cognitivo, social y cultural. Lo emocional se vincula con la maduración del aparato psíquico, el despliegue de las emociones. Lo cognitivo con el desarrollo de la inteligencia y la facilitación del aprendizaje. Lo social y cultural con la adquisición y promoción de hábitos y de patrones culturales acordes al lugar en que se habite, según las creencias y costumbres familiares.

Jugar es un derecho, pero sobre todo una necesidad y un índice de salud

La Convención sobre los Derechos del Niño aprobada por la Asamblea de Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 establece en su artículo 31 que “los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”.

Se remarca que para que este derecho se concrete en la realidad, los niños y las niñas necesitan del tiempo de los adultos, pero por sobre todo, de su cuerpo como objeto y motor del jugar. Porque no hay fallas ni carencia en el desarrollo emocional de los chicos y chicas por falta de estímulo con objetos externos (sonajeros, pantallas, móviles) sino por falta de vínculos y de relaciones estimulantes: estas demandan que en los primeros meses sean vehiculizadas por el rostro, las miradas, la voz, las caricias, es decir, el cuerpo. Y reclaman poner en práctica lo que se denomina “juegos de crianza”. En las edades mayores, a través del juego simbólico, las niñas y los niños elaboran situaciones vividas y logran a través de él aliviar los dolores y conflictos psíquicos que forman parte del crecimiento.

Re – don –dean- do

De acuerdo con los conceptos vertidos en esta campaña, el juego y la presencia de los adultos cuidadores deben estar puestos a disposición para la construcción biológica, emocional y social de este nuevo ser.

Y cuando el juego no aparece, escasea o presenta desinterés por parte de un niño o niña, nos encontramos aquí frente a un indicador y a una luz roja se enciende. Esto es sencillo de detectar por los cuidadores, los médicos pediatras, los docentes, y otros trabajadores vinculados y abocados al cuidado de las infancias.

Por todas estas razones, deseamos que nos acompañes con la iniciativa: www.veoveo.unla.edu.ar

PIEDRA LIBRE PARA TODOS LOS COMPAÑEROS: ¿JUGAMOS?

Contacto: veoveo@unla.edu.ar 

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