¿Cómo reaccionamos ante el aislamiento social, preventivo y obligatorio establecido para evitar la propagación del Coronavirus? ¿Es normal estar tristes o enojados? ¿Podemos generar nuevas rutinas en casa? En diálogo con Viento Sur, la licenciada Alicia Stolkiner aborda estos interrogantes y delinea dos etapas de la cuarentena: la sobreexigencia y el agotamiento. Además, alerta sobre los mensajes negativos que se emiten a través de los medios de comunicación y aconseja cómo acompañar a los más pequeños durante este período.

Stolkiner es docente del Doctorado en Salud Mental Comunitaria de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) y de la Cátedra II de Salud Pública/Salud Mental de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

¿Cómo se diferencian las dos etapas de la cuarentena?

Ambas están basadas en hipótesis y pueden dejar afuera a varias personas que lo vivieron de otra manera. Pero si uno se guía por comentarios o por lo que vio en redes sociales, se puede observar que cuando empezó la pandemia, la gente hizo un gran esfuerzo adaptativo, generándose actividades de forma permanente: hacer la limpieza, el pan, ver películas, intercambiar obras de teatro. Siempre hablamos de sectores medios, porque hay otros en los que hacer el aislamiento en el hogar es imposible. Entonces, uno podría decir que hubo un gran esfuerzo adaptativo, aunque también hubo gente que lo negó, que igual salió a la calle, y a la que hubo que controlar. Pero el sector que se plegó a la propuesta del aislamiento tuvo una adaptación importante. Cuando se empieza a extender la cuarentena, me parece que se rearman algunas rutinas, para bien o para mal, pero la gente se empieza a rutinizar de nuevo; y empieza a aparecer un cierto agotamiento de la situación, sobre todo porque nadie puede asegurar cómo va a evolucionar esta situación que evoluciona de acuerdo a cómo va evolucionando la pandemia.

Usted afirma que muchas personas podrían estar atravesando un duelo, ¿cómo sería eso?

En “Duelo y Melancolía”, Freud afirma que el duelo no es solo por un ser querido, puede ser por la pérdida de un ideal, de un proyecto. Y hoy estamos ante un cambio en la proyección de futuro. Hay personas que creen que después de esta pandemia todo va a volver a ser como antes y no es así. Se ha desequilibrado un sistema mundial, que ya venía con un alto nivel de inestabilidad. El duelo no es una patología, es renunciar a algo.

¿Qué rol juegan los medios de comunicación?

Hay un riesgo sobre cierto discurso de los medios de comunicación que es un discurso focalizado en un enemigo, en una guerra, que canaliza y captura un sentimiento de mucho enojo que no tiene demasiado objeto. Ese enojo después se vehiculiza con el vecino, con aquel que pensamos que nos puede contagiar. Un ejemplo es el circo mediático mentiroso que han armado con el tema de la salida de las personas en las cárceles, que es una medida que se está tomando en otros países. El 90 por ciento de las personas que están detenidas dependen de los Poderes Judiciales provinciales, no de la Justicia Federal que sí atiende los crímenes de lesa humanidad, el narcotráfico, etc. Pero el violador, el asesino y el femicida, corresponden a la Justicia provincial que, si tiene algún vínculo con la política, es con el Gobierno provincial y no con el nacional. “El presidente va a liberar a los presos” dicen, cuando en realidad no va a haber ningún indulto que es la única forma en la cual el Poder Ejecutivo puede liberar un preso. Lo que se está proponiendo es una política organizada de poner en libertad a las personas que están procesadas, pero no condenadas, y que pueden hasta ser inocentes; o aquellos que están por causas que no significarían un riesgo grave, como los hurtos, robos. Pero si hay un ejemplo que no están poniendo en ningún medio es el de la mayoría de las mujeres que están presas en la cárcel de Caseros, algunas de ellas con sus hijos menores de 2 años, que están ahí por tráfico menor de drogas o por ser mulas. No van a salir a violar o a matar a nadie y en este momento no creo que puedan traficar de nuevo. La mayoría de ellas, además, llegó a esa situación por vivir en situaciones extremas. Entonces no tiene sentido que les arriesguen la vida por un procesamiento de esa índole, cuando pueden tener una prisión domiciliaria. Esto no se plantea en los medios. De hecho hubo un juez que liberó a un violador que está paralizado y no se puede mover de la cama, por lo que no va a violar a nadie, pero salió en todos los medios. Todo esto produce un daño importante en la gente.

¿Cómo hablamos sobre el Coronavirus y la cuarentena con los más chicos?

Eso depende de la capacidad que los adultos tengan para que los niños pregunten, porque muchas veces no lo hacen. Hay que tratar de fomentar un diálogo en el cual ellos formulen las preguntas, en vez de pensar qué es lo que les tienen que explicar. Los niños tienen menos problemas para preguntar que los adultos. Es importante prestar atención a los cambios de actitudes, pero no pensar que es algo patológico.

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