Emilce Fernández es vecina de Lanús y una de las ganadoras del Concurso Nacional de Poesía “Inés Manzano”, iniciativa que distinguió a su poemario “Mutar, migrar, morir” con el segundo lugar entre casi mil obras de todo el país.
“‘Mutar, migrar, morir’ habla de las migraciones, de la necesidad de cambiar y de lo inevitable de ciertas muertes que no tienen que ser reales, sino que se refieren a desprenderse de viejos lastres o de costumbres que no sirven más. Las tres palabras son opciones que reflejan el cambio”, asegura la autora quien, además, se desempeña como psicóloga.
¿Cómo viviste el premio?
Fue hermoso. Uno se imagina que alguien lee la obra y le gusta, y eso ya es muy lindo, así que el premio fue una sorpresa desbordante. Uno espera que así sea, pero igual sorprende.
Elegiste palabras fuertes para el título…
Sí, el poemario básicamente habla de los cambios y de los tiempos de transición, en principio por la historia de las migraciones: yo soy hija de migrantes y eso siempre trae consigo cierto ánimo de tristeza. Es difícil pensar a la escritura como algo biográfico, pero tampoco puede ser algo neutral o un simple ejercicio literario, uno escribe cómo ve el mundo.
Los tres primeros puestos del concurso fueron para poetas mujeres, ¿creés que hay una revalorización de las escritoras?
Lo interesante de este concurso en particular era que el trabajo iba con seudónimo, por lo que no era posible saber de antemano el género. Mi puerta de entrada a la poesía fue a través de poetas varones, pero sí creo que hay un interés por la escritura de las mujeres, con un movimiento muy marcado en los últimos años especialmente en América. Puede haber muchas razones, como que ahora el sistema pide que se le preste atención, escuchándose y leyéndose más a la mujer, por ejemplo, o que se le preste atención a un texto escrito en lenguaje inclusivo que antes ni por casualidad. Hay un mayor protagonismo de las mujeres, nos hemos hecho escuchar.
¿Por qué la poesía?
¡Qué difícil! Es como explicar el amor. Puede haber una razón intelectual, pero desde hace unos años me llamó la atención la poesía porque me parece que es un modo de decir que amplía la mirada del mundo, que va más allá de lo que uno escribe, como que hay algo más que se podría seguir diciendo. Y eso es la maravilla de la poesía. A mí me encanta.
¿Hay algún punto de encuentro entre la escritura y el psicoanálisis?
Es casi imposible escapar a la biografía, pero creo que lo único que tienen en común es el tema de la palabra, su valor, su sentido. A veces hay como un deleite en esa búsqueda, pero me parece que son universos separados y trato de ser escritora cuando escribo y psicóloga cuando analizo. Sí hay cosas que no se pueden dejar de lado al momento de escribir, como ser mujer, militante, y que influyen en el hecho artístico. Uno escribe con todo lo que es y con todo lo que a uno lo atraviesa.
¿La escritura es una forma de sanar?
Me parece que la sanación sería si la obra conecta con alguna emoción en el otro, no sé si es sanador para el que escribe. Pero si escuchás una canción o mirás un cuadro que te conmueve o deslumbra creo que le agrega un sentido a la vida o trata de que sea menos dolorosa. La experiencia vital a veces tiene momentos difíciles por el simple hecho de vivir, entonces pararnos frente a algo que nos da otro punto de vista, trata de sanar alguna herida. A mí me pasó que me sorprendí a mí misma con los poemas acerca de lo que quería hablar, es como que me escuché y tomé nota. Pero fue más por añadidura.
¿Hay una vuelta a la poesía?
Creo que sí. Igual si vas a una librería y buscás libros de poesía, generalmente están en lugares difíciles de acceder u ocupan menos espacio que el resto de las propuestas. Hay una medida capitalista de que escribir más es mejor, entonces, en ese sentido a la poesía le quedó como ese dejo de sensibilidad, como si no fuera importante ese elemento para el resto. A mí me generan mucha expectativa los encuentros de lecturas que se vienen haciendo en todas partes, con autores más o menos conocidos, con micrófonos abiertos, etc. Y cuando prolifera así tanta semilla siempre algunos frutos quedan, tal vez no en un papel impreso, pero sí en la oralidad, en el compartir con el otro.
El Concurso Nacional de Poesía lleva el nombre de Inés Manzano, poeta y bibliotecaria, que falleció el 16 de abril de 2016. Se destacó como gestora cultural y organizadora del ciclo “Interiores-poetas del país”, cuyo objetivo era difundir las obras de poetas de todas las provincias argentinas. Asimismo, este ciclo tenía réplicas con escritores de Latinoamérica que llegaban a Buenos Aires.
Su único libro de poemas recibió el nombre de “Si es puñal que me mate” y fue editado en 2011 por Papeles del Boulevard.
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