Juana Pérez, es una artista chilena, que se presenta como artesana de la pintura y educadora a partir del mural. Comenzó a pintar en las calles en el 2006 y sus obras se destacan por dar a conocer las raíces de nuestro continente, con un estilo contemporáneo que mezcla técnicas propias del grafiti, del mural y de las artesanías populares de nuestra región. Por ello, afirma la artista, en lo que más enfoca su trabajo es en realizar una pintura con identidad en un contexto de globalización donde lo que prima es la homogeneización y las miradas hacia otras latitudes. El pasado 30 de agosto, nuestra Universidad recibió a la pintora con la conferencia internacional «Tejido urbano: sentido, razón y acción», organizada por la licenciatura en Diseño y Comunicación Visual y el Departamento de Humanidades y Artes. Cientos de estudiantes disfrutaron del encuentro en el Aula Magna Bicentenario.
En la conferencia, la expositora realizó un recorrido por su obra, y exhibió una explosión de colores, acompañada por palabras e imágenes. También pudimos identificar allí una matriz de iconografías ancestrales originarias y del telar. Además, la pintora compartió una reflexión sobre sus procesos artísticos y sus búsquedas a las que recorrió de un modo situado.
“Conocí la obra de Juana gracias a Anahí Uriarte, estudiante de nuestro Taller Final Integrador. Anahí está investigando sobre la gráfica precolombina en el momento actual y se metió con mujeres y artistas de la región. Así nos acercó a ésta artista. Nos interesó muchísimo el trabajo de Juana, porque coincidentemente estábamos preparando una exposición que montamos el año pasado en el Centro Cultural Matta (Embajada de Chile en Argentina): URGE! Diseño para la emergencia ambiental. Ahora lo van a ver, Juana tiene una obra fascinante que también pude apreciar en las calles de Santiago”, así le dio la bienvenida Juan Lo Bianco, Director de Diseño y Comunicación Visual.
Sincretismo e identidad
El seudónimo Juana Pérez, proviene de un dicho popular latinoamericano que hace referencia a alguien desconocido. “Fue Juan Pérez”, suele decirse. Así, Juana realizó un trabajo anónimo en las calles de Santiago durante la primera década de su trabajo, con más visibilidad a partir de 2016.
En su exploración artística, pintó chakanas*, cántaros, distintos pájaros como garzas, armadillos, y ñañas. “Dentro del mundo de las artes, existen muchas categorías como el grafiti, que es el nicho en el que yo nací, y también el de mural que es lo que practico. Como pintora, soy el sincretismo de ambas ramas. En los cántaros, por ejemplo, se puede ver reflejada la mezcla del graffiti con pintura de látex y aerosol, y partes de un telar de aguayo de la cultura tradicional altiplánica. En las Garzas nómadas del viento me pareció importante graficar lo que también está en el entorno y a esas garzas las conocí en Guatemala en el 2018. Me interesa rescatar lo que está en el lugar y nos rodea. Lo mismo con el armadillo, que sólo vive en Latinoamérica. En la escuela chilena, no sé qué pasa en la Argentina, no se prioriza lo que son las raíces de nuestro continente, sino la cultura de afuera”, afirmó la artista.
Estallido social (Chile, 2019): La calle como telar de palabras-semillas
“En el 2019, hubo en Chile una revuelta popular que fue muy violenta. Volvieron a salir a la calle los militares, hubo detenidos desaparecidos y fue un momento en el que también yo me di vuelta. Dejé de escribir mi pseudónimo en los murales y empecé a relacionarme con el espacio público con una mirada más colectiva. Así, aparecieron algunas palabras que necesitamos recuperar y mi rol como artista cambió”, reflexionó la artista sobre un hito que marcó su trayectoria.
Palabras puentes. “Comenzamos a pintar palabras que circulaban en el espacio público, pero también las que consideramos semillas. La obra surgía a partir de la búsqueda de un consenso alrededor de una palabra necesaria que se hacía mural, entre varias personas de la comunidad. Ahí, a lo sumo, me tocaba el retoque final de la obra para lograr un acabado más uniforme”, detalló la pintora.
Mural educativo, mural expansión para el rebote de sentidos
El espacio público es una vitrina que la pueden observar los abuelos, abuelas, madres, padres, niños, niñas, jóvenes y familias. Un aula abierta a la comunidad. “Con el graffiti sentí que estaba metida en una práctica muy egocéntrica. Eso no tenía mucho sentido de cara a lo que había pasado en mi país. Entonces, me empecé a volcar a esto de las palabras que también las empecé a pintar de manera ilegal, por eso sigue siendo grafiti. Lo hice para lograr un mensaje que fuera más horizontal y que a su vez superé mi nombre, mi individualidad” continuó.
En ese contexto aparecieron representadas en la obra palabras como Huerque Mapu (de la comunidad del pueblo Mapuche que significa Madre Tierra), Florecer, Suyay (que significa esperanza). Lo mismo, la palabra Anti Jallala (que remite a cómo se le dice al territorio Latinoamericano) y Newen (que se interpreta como fuerza, coraje o poder). No son literales, nos advierte la artista, sino que están atravesadas por interpretaciones y miradas. “En este caso, están marcadas por la mirada de una mujer que ha sido criada en un contexto colonizador, en un contexto que también da cuenta del sincretismo, porque si bien me involucro en las comunidades nativas, no soy nativa aunque intento arribar a una mirada de-colonialista. Las palabras que utilizo tienen también esa tónica”, aclaró Juana Pérez.
Así, la obra concibe al mural como un espacio educativo, que recoge lo popular y un conocimiento que viene desde muy lejos. “Es necesario que nos impregnemos de esa sabiduría, de esas palabras que también nos hacen profundizar en nuestra identidad. Me interesa, a través de lo que hago, que también se reconozca que Latinoamérica tiene una identidad rica”, afirmó la artista.
La palabra “Dignidad”
Otra palabra potente en el marco de la revuelta popular de 2019 fue dignidad, medular en relación con las peticiones del pueblo chileno. Por ello, Juana Pérez la replicó de distintas maneras en el espacio público. Tanto en murales, como también sobre otras superficies.
Suelar. “Hicimos un suelar colectivo experimental, que es como un mural pero en el suelo. En el contexto del estallido, hice una convocatoria a amigas, amigos, a gente del grafiti y del mural para juntarnos a pintar en Plaza Italia (Santiago de Chile). Fue una experiencia autogestionada y entonces muchas galerías de arte nos financiaron pinturas. Así, donde existen vulneraciones de derechos o ánimos tan violentos desde lo social, la cultura sigue siendo un medio para canalizar ese descontento, y si una lo hace de forma grupal, se logra este tipo de resultados que son harto impactantes. Si bien fui un puente, no me lo atribuyo, porque jamás hubiese logrado sola una pintura de semejante magnitud”.
Este suelar colectivo abrió también una nueva ventana, porque después la invitaron a Juana Pérez a pintar una cancha en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). “Ahí realicé una obra cinética que se llama “El encuentro”. La hice en un espacio que antes era de cemento y ahora hay una pintura donde los niños pueden jugar. Son muy potentes las experiencias que se hacen en lugares vulnerables y dónde antes nadie quería ir a jugar. Porque cuando llega la pintura, el espacio se activa. Esto nos invita a saltar todos los límites”, expuso con entusiasmo.
Los pueblos originarios
La obra tiene un vínculo potente con los pueblos originarios. En este punto, la artista también señaló la actualidad del concepto de dignidad. “En ésta sociedad, los pueblos originarios se encuentran muy disgregados. El sistema no los acoge y pone en riesgo su lengua que se va extinguiendo lentamente. Siento que ellos viven constantemente la discriminación, cuando a mí lo que me generan es mucho respeto. Por eso, a través de mi arte y de la palabra dignidad, tejo un puente intercultural”, afirmó.
Promediando la conferencia, la artista chilena mostró algunas obras desarrolladas en y con comunidades indígenas. Una en Guatemala y un mural colectivo que pintó con una Ñaña de una comunidad. Luego, Ñana Esperanza, otro mural de Ecuador. “Estas obras buscan un rescate desde el telar de las Ñañas, mujeres que llevan a sus bebés en las espaldas y que son características de Perú, Bolivia, Ecuador”.
Ya en el cierre, compartió con el auditorio una frase final que queremos destacar: “El lenguaje es el vínculo donde el amor transita. Somos una red tejida de palabras. Es hermoso pensar que fue la misma palabra la que me trajo hasta aquí. Muchas gracias por acompañarme”.
*Chakana: Cruz andina expresada en un vocablo de origen quechua que significa escalera hacia lo más elevado. Símbolo que representa un medio de unión entre el mundo humano y lo que está más arriba o es más grande.
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