Viento Sur expresa su rechazo al cierre de la agencia de noticias Télam y la más profunda solidaridad con sus trabajadores de todos los rincones de la Argentina.

La historia de Télam se remonta al 14 de abril de 1945, cuando el entonces secretario de Trabajo y Previsión Juan Domingo Perón creó “Telenoticiosa Americana”: en ese momento las noticias provenían de agencias extranjeras, constituyendo una hegemonía informativa ajena a los intereses de nuestro país. Como concepto, la creación de Télam era también creación de soberanía.

A casi 80 años de su nacimiento, llegaron a trabajar en la agencia alrededor de 700 personas —periodistas, fotógrafos y administrativos— además de contar con 27 corresponsalías en todo el país; con el tiempo se fueron incorporando servicios adaptados al presente: página web, cablera de noticias, archivo periodístico y fotográfico, una plataforma de acceso a los despachos informativos que hicieron de Télam la mayor agencia de noticias de América Latina y la segunda más grande en lengua castellana.

Alrededor de 2010 el periodista y comunicador Martín García se hizo cargo de la presidencia de Télam y encabezó una gestión que puso el poder de la agencia a disposición de la comunicación democrática y de los postulados de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. “Este cierre intempestivo muestra la importancia de Télam”, nos dijo García esta misma mañana.

¿Cuál es la importancia de que exista una agencia nacional de noticias como Télam?

Perón la hizo antes del 45, antes de ser presidente, para que hubiera una voz nacional sobre los hechos: hasta entonces se dependía de Associated Press, de United Press, de Reuters. Ese tipo de agencias ya había manipulado la información sobre la India y sobre China: lo que recibían los indios o los chinos del exterior era a través de agencias inglesas, y todo lo que recibía el mundo de lo que pasaba en China o en India era a través de las mismas agencias. Perón utilizó los recursos del Estado para informar desde el pensamiento argentino. Y desde la realidad argentina, haciéndose cargo de la responsabilidad de lo que se dice y no dejándose manipular por los intereses extranjeros. Así de simple.

¿Qué significa el cierre de Télam?

Este cierre intempestivo muestra la importancia de Télam. Lo que hacen es acallar la agencia que puede defender el modelo argentino. Ellos quieren inventar otro modelo dependiente del capital extranjero, hacer de la Argentina una colonia, que no tenga instrumentos para defenderse en la opinión publica. O sea, le quitan la posibilidad al Estado de utilizar un medio para informarle a la población qué es lo que está pasando.

Además la red de Télam llega hasta todos los rincones del país.

No solo del país, sino de la Argentina y de gran parte del mundo. Nosotros hemos tenido corresponsales que han ido a Arabia en plena revolución a quienes tuvimos que sacar con parte de la diplomacia argentina porque estaban buscando periodistas para matarlos. Teníamos una corresponsal en España, una corresponsal en Estados Unidos… Entre paréntesis, cuando yo asumí en Télam les empezamos a pagar a los corresponsales extranjeros en la moneda del lugar donde estaban, porque hasta entonces les pagaban en pesos y los tipos tenían que galguear, laburar para otras agencias. Yo dije “no, si los tenemos en otros países les tenemos que pagar en esa moneda, si no cómo viven”. Así que la llamé a la corresponsal en Washington y le dije “la próxima vez que me mandes un parte del Foreign Office o de la CIA te echo”: claro, si le pagaban dos mangos la mina me mandaba los informes del gobierno norteamericano, lo que tenía a mano. “Dame la versión tuya o todas las versiones que circulen —le dije—, no me digas lo que Estados Unidos quiere que yo escuche”.

Cuando presidiste Télam se habló de “periodismo militante”, ¿fue un término acuñado por vos?

En realidad lo acuñó La Nación para estigmatizarme, pero yo lo asumí. Me dije “bueno, está bien; si fuera ‘plomero militante’ tampoco dejaría de hacer las cosas bien, una cosa es hacer lo que uno debe hacer y otra cosa es que milite o no milite”. Uno es responsable de la verdad. Porque ellos estigmatizan la posibilidad de que un sistema político tenga medios que hablan de un modelo y de una forma de hacer el país. Ellos creen que uno tiene que estar inerme ante lo que pongan en sus medios y ante los intereses económicos que sostienen esos medios, que vos no tenés derecho a defender la verdad. Eso es una locura, es una perversión que ellos han inventado como medio. Como si La Gaceta de Moreno, de Castelli, de Belgrano, no hubiera sido un órgano para defender la Revolución de Mayo desde el Estado. En realidad, el modelo con que nace el periodismo en la Argentina es ese modelo: el de un medio de la revolución que defiende al país con recursos del Estado.

Hace años fuiste un gran promotor de las radios truchas. ¿Cómo se resisten desde la comunicación los avances informativos de medios que dan versiones tendenciosas sobre los hechos?

El país ya no es el mismo, hay miles de medios en manos de la comunidad, de pymes y de individuos. Se va a resistir desde el sentido común. La gente va a resistir porque tonta no es, y esta no es la primera vez que existen estos avances. 

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