En el afán de mantener viva la memoria y continuar con el reclamo de verdad y justicia, nuestra universidad será sede de la muestra Visible / Invisible – Tres fotógrafas durante la Dictadura militar en Chile, que reúne los trabajos de Leonora Vicuña, Helen Hughes y Kena Lorenzini, realizados durante la dictadura de Augusto Pinochet.

En las imágenes de Vicuña pueden verse retratos y escenas que se desarrollan en espacios interiores y cotidianos; Hughes, por su parte, se dedicó a registrar la vida dentro de refugios y centros solidarios, además de algunas secuencias en la vía pública. Las fotos de Lorenzini retratan la protesta social, la represión y la resistencia.

“Que haya decidido retratar el reclamo y las manifestaciones, al principio fue pura coincidencia, porque podría haber entrado a trabajar en una revista de moda, por ejemplo. Pero bueno, está claro que por mi personalidad habría sido bastante difícil”, asegura Lorenzini en diálogo con Viento Sur.

¿Cómo era ser fotógrafa durante la dictadura?

Creo que pertenezco a la primera generación de fotógrafos, que habíamos estudiado o teníamos algún nivel profesional. Entonces, si bien siempre los periodistas ganaban mucho más que un fotógrafo, a la larga fuimos tan fundamentales, que en 1984 —si no me equivoco— se decretó que en las revistas de oposición no se podían poner fotografías. De todas maneras, entre todos los colegas estábamos siempre apañándonos y cuidándonos, porque todos estábamos al mismo nivel de riesgo. 

Después, claro, cuando una propone cosas diferentes al resto siempre consideran que las mujeres somos menos relevantes; de hecho, se hicieron cosas acá en Chile para levantar a los hombres fotógrafos, y a las mujeres como que les costó hasta que esta muestra (Visible/ Invisible) ganó el premio Altazor en 2010 y ahí comenzaron a preocuparse más de nuestra fotografía.

¿Por qué decidiste retratar el reclamo y las manifestaciones? ¿Era una forma de denuncia encubierta?

Al principio una quiere ser fotógrafa. Yo vengo de provincia y en los tiempos en los que empecé, que tenía como 20 años, no había globalización, o sea, hace 45 años atrás la globalización no existía, entonces tampoco existían las ocurrencias, no había tanta dificultad para quienes no se metían en política.

Pero al poco tiempo, entré a una revista que era de oposición, entonces ya no importaba tanto lo que tú anhelabas como profesión, aunque siempre quieres hacer la mejor foto, porque te vas transformando en una persona que está denunciando permanentemente.

¿Creés que se puede encontrar una arista artística en tus fotos más allá del mero registro?

Con el tiempo yo he dejado de ver el registro, la denuncia y he empezado a mirar mis fotos desde otro lugar.

Creo que siempre hay un intento por hacer algo artístico, mis imágenes son armónicas, es decir, están bien hechas, no hay que cortar los negativos, de hecho nunca corté uno. Entonces está esa cosa de la perspectiva, de una cierta estética, porque cuando la estética supera lo que pasa estamos mal. O sea, creo que la idea es que en ese tipo de fotografías se muestre el dolor de lo que está pasando.

En tus fotos las mujeres están en el centro de la escena…

Lo que pasa es que yo en poco tiempo pasé de ser una provinciana, que le gustaba la fotografía, a ser una militante revolucionaria y feminista. Obviamente las puse desde que caché que el feminismo era lo que yo venía pensando en el fondo, la mirada que yo tenía, o sea, existía eso.

Entonces, empecé a fotografiar a las mujeres y no solamente porque yo quería, sino porque había más mujeres en las manifestaciones que hombres. Soy una convencida de que a la dictadura la derrocaron las mujeres y por eso en mi última exposición y mi último libro Nuestra urgencia por vencer, que es como que las mujeres tenían una necesidad urgente como madres, hermanas, amigas de salir a las calles, e hicimos el cambio.

¿Considerás que tu trabajo se complementa con el de tus dos compañeras?

Absolutamente. Leonora (Vicuña) tiene una mirada profunda, yo soy más bien rápida, veo la imagen que quiero y ahí la voy a tomar al tiro. Siento que su fotografía es profunda y la mía se va transformando con el tiempo porque tiene mucha memoria.

Hay una anécdota con Leonora cuando ganamos el Altazor, en la mesa yo comenté que mientras en Chile estábamos en dictadura, que todo era terrible, ella andaba fotografiando huevones borrachos en los bares; a lo que ella me contestaba que yo me la pasaba metida en la calle, que lo único que me gustaba era fotografiar la adrenalina, el palo, o que le estuvieron haciendo algo a alguien. Entonces, ahí es donde se complementan, porque ella fotografió lo que las chilenas y los chilenos vivían en su cotidiana. Y yo lo que pasaba más rápidamente durante el día y la noche cuando la gente se manifestaba.

¿Qué opinión te merece que la muestra llegue a una universidad después de 40 años?

Mucha emoción. Creo que las universidades, los colegios, son espacios basales para la memoria. Así que nada más orgullosa, especialmente en estos tiempos que está viviendo Argentina para que puedan ver en esta fotografía que lo más urgente es tener memoria para que las cosas no se vuelvan a repetir.

La muestra Visible / Invisible – Tres fotógrafas durante la Dictadura militar en Chile será inaugurada el próximo 29 de abril en el edificio Scalabrini Ortiz de nuestra universidad. Podrá ser visitada por la comunidad de manera libre y gratuita.

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