Según la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), en 2020 se diagnosticaron 2,26 millones de casos de cáncer de mama en todo el mundo y 685 mil personas perdieron la vida. Asimismo, este tipo de cáncer representa la primera causa de muerte por tumores en las mujeres argentinas.

Ante este contexto, un equipo de investigadores de la unidad de Evaluación y Desarrollo de Drogas Antitumorales de la Plataforma de Servicios Biotecnológicos junto con el Laboratorio de Farmacología Molecular de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) trabaja en la creación de un inhibidor que ataque a la proteína “telomerasa”, principal responsable del desarrollo del cáncer de mama.

Romina Armando es licenciada en Biotecnología y doctora en Ciencia y Tecnología de la UNQ. En diálogo con Viento Sur, explicó los alcances de la investigación y las perspectivas a futuro.

¿Cómo surge esta iniciativa?

Hace 11 años que entré en el laboratorio, pero mi jefe Daniel Gómez, que es el director de la línea, había analizado la telomerasa en su tesis de doctorado. En el desarrollo embrionario, la telomerasa es necesaria para que las células se dupliquen y llenen el organismo, pero, una vez que somos adultos, ya no está presente en las células sanas, sino en tejidos menores muy específicos. Entonces, esta enzima le sirve a la flora tumoral para reproducirse y ganar esa característica de inmortal, por eso es tan relevante atacarla. 

Por otra parte, Daniel Gómez estudió a pacientes que tenían problemas de desarrollo. Allí, detectó que los telómeros eran cortos y que había una mutación en la disquerina (que es una unidad de la telomerasa), por lo que las personas nacían envejecidas. Entonces, tomando esa idea, propuso desarrollar un inhibidor que ataque la mutación de la disquerina, impidiendo que la telomerasa se ensamble, y que las células se reproduzcan y sean inmortales.

¿Cómo sería ese inhibidor?

Es un tipo de “molécula pequeña”, es decir, un compuesto de base química. De todas formas, estamos en una instancia súper preliminar con respecto a la llegada a los pacientes, es decir, se validó el blanco molecularmente, pero resta hacer las pruebas en animales y los ensayos de toxicidad, antes de una hipotética administración en humanos. Falta muchísimo y es válido aclararlo porque es un tema muy sensible.

De todas formas, los avances fueron publicados en la revista Oncology Reports

Sí, y en el paper se muestran todos los resultados alcanzados hasta el momento, pero se protegen las características del compuesto del inhibidor, es decir, que nadie sabe cómo está integrado químicamente. Eso está protegido y lo hemos charlado con la Secretaría de Vinculación y Transferencia de la UNQ. El proceso de patentamiento en Argentina es muy complicado, requiere mucho dinero, y por otra parte, nosotros los científicos somos evaluados a través de las publicaciones, entonces para poder seguir y tener subsidios que nos permitan continuar con nuestra investigación tenemos que avanzar en la carrera científica. Esto fue todo un dilema, pero creemos que es el camino indicado.

La investigación se centra en un cáncer de mama específico que es el Triple Negativo, ¿por qué?

El cáncer mamario se clasifica de muchas formas, una de ellas es a partir de los marcadores que tiene. El triple negativo no tiene ninguno de los marcadores comunes, que son el de progesterona, el receptor de estrógenos y el Her2 aumentado. La mayoría de las terapias de cáncer de mama están dirigidas a estos blancos, pero con el triple negativo las terapias son limitadas, solo se puede aplicar cirugía y quimioterapia. Nuestra idea es combinar la quimioterapia con el inhibidor para darle un efecto sinérgico en pos de que las células tumorales se terminen muriendo y dejen de proliferar.

¿Qué sentís al llevar adelante este proyecto desde una universidad pública y del conurbano?

Lo veo con mucho orgullo y responsabilidad. Si eventualmente llegara a salir sería un producto nacional, un compuesto pensado y desarrollado en Argentina, que podría tener un impacto en los pacientes con cáncer.

La noche de las mamografías
Todos los jueves de octubre se realiza en la provincia de Buenos Aires “La noche de las mamografías”, una nueva estrategia para la detección temprana del cáncer de mama y para que las personas entre 50 y 69 años se acerquen de 18 a 22 horas al hospital provincial más cercano a sacar turno y realizarse este estudio, si ya pasaron dos años desde el último control.

Bajo la consigna “Acercate a sacar turno a tu hospital más cercano”, los hospitales bonaerenses detallados en este link: http://bit.ly/3RHR2pa, abrirán turnera en este horario fuera del habitual para que las personas interesadas entre 50 y 69 años puedan hacerse una mamografía dentro de esta campaña.

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