[dropcap size=big]U[/dropcap]l jueves 31 de octubre la sala Antonio Cafiero de nuestra Biblioteca Puiggrós fue el escenario de un tierno homenaje a Héctor Decio Rossetto, Gran Maestro internacional y cinco veces Campeón Nacional de Ajedrez.

Su hija Cecilia Rossetto, cantante, actriz y ex Agregada Cultural de nuestro país en Barcelona, fue la encargada de hablar de su papá con el cariño, la admiración y la confianza con que solo una hija puede hacerlo. En el panel la acompañaron y presentaron Juan Loiseau, director de Deportes de la UNLa, y Gustavo Salaberry, profesor de ajedrez de la Universidad, quien trazó un breve recorrido de Rossetto en el juego ciencia.

Cecilia contó la dificil niñez y adolescencia del Gran Maestro en Bahía Blanca y también una serie de anécdotas que mostraron el lado más íntimo de quien fue uno de los ajedrecistas más brillantes de nuestro país.

Por ejemplo su viaje a Hollywood en 1944, cuando tenía cerca de 20 años, para jugar un torneo internacional en Los Angeles: el presidente de la Federación de Ajedrez local era entonces Humphrey Bogart, quien lo invitó a jugar a su casa. Cecilia dice que Héctor Rossetto recordaba de esa visita a Lauren Bacall, la mujer de Bogart, quien le traía bebidas y comida para convencerlo de que se quedara más tiempo: el joven Rossetto tenía ganas de irse cuanto antes porque “Bogart jugaba mal y él se aburría muchísimo”, según sus propias palabras. En ese viaje iba también a cenar asiduamente con Marlene Dietrich, jugó una partida con el actor Charles Boyer, se hizo frecuente visitante a la mansión de Carmen Miranda como atestigua una foto en la que está jugando ajedrez junto a la piscina de la famosa actriz.

Uno de los momentos más impactantes de los recuerdos de Cecilia fue el de la relación del Gran Maestro con Ernesto “Che” Guevara. Rossetto le llevaba cinco años al Che, y el Che era su gran admirador. Varios años antes del viaje por América Latina y la epopeya cubana, Ernesto y su hermano Roberto habían felicitado a Rossetto, ya Campeón Argentino, después de un torneo que se disputaba en Mar del Plata. Rossetto no lo recordaba: difícil era imaginar que el adolescente esmirriado que le estiraba la mano después de la partida del triunfo iba a convertirse con el tiempo en uno de los héroes latinoamericanos.

Después de la Revolución, el Che decidió que el pueblo cubano aprendiera y practicara ajedrez para desarrollar en los jóvenes un espíritu de creatividad y reflexión. Cuando Rossetto viajó invitado por él a La Habana para el torneo Capablanca in Memoriam, el Che, que para entonces era Ministro de Industria, diariamente le enviaba un auto a buscarlo para disputar con él partidas que se extendían hasta la madrugada. Dijo Cecilia que su padre remarcaba que Guevara era un muy buen jugador, y también que había percibido claramente que no le gustaban las ventajas: por eso el Gran Maestro desarrollaba su juego como si estuviera frente a un jugador de primera categoría, al más difícil de sus rivales, y después le explicaba cuidadosamente al Che en qué había fallado.

Luego de mencionar también las partidas de Rossetto con figuras tales como el Mariscal Tito o la actriz catalana Margarita Xirgu, Cecilia –emocionada a pesar de que, según dijo, se había jurado no llorar- recibió, entre los regalos de la Universidad, una camiseta deportiva de la UNLa con el número 10 y la leyenda “Rossetto”.

El evento se completó con las partidas simultáneas que se celebraron antes de la visita y un torneo rápido que se realizó al final de la charla, en el cual resultó triunfador Leonardo Podestá seguido por Nicolás Morelli, Juan Pablo Nesich, Rodrigo Venancio y Jorge Magioncalda; todos ellos recibieron premios alusivos a la jornada.

Entre el numeroso público presente se contaron la rectora de la UNLa Ana Jaramillo –quien acompañó a Cecilia Rossetto a visitar varias dependencias de la Universidad- y el presidente de la FASGBA José Luis Ramos.

La jornada contó con el auspicio de la Federación del Deporte Universitario Argentino (FeDUA), LUDESUR y FAGSBA.

La charla fue tan amena y el ambiente tan cálido, que la principal invitada prometió volver incluso más de una vez para seguir compartiendo sus recuerdos.

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