Hace 110 años nacía en Bruselas Julio Cortázar, escritor que dejó un vasto legado que incluye obras como Rayuela, Final del Juego, Historias de Cronopios y de Famas, y el Libro de Manuel, entre tantas otras.
Su literatura es reconocida en el mundo entero y aún hoy sigue siendo fuente de inspiración para las nuevas generaciones, que buscan mantener vivo ese universo lúdico y poético que recreaba el autor.
Y en ese contexto es que en 2021, un grupo de escritores nucleados en el colectivo literario «Clandestino», con Sylvia Bonfiglio a la cabeza, propuso la idea de armar un circuito por distintos puntos de Banfield, ciudad en la que Cortázar pasó su infancia y adolescencia.
“El solar de la casa y la escuela 10 son puntos de referencia. Transitar las calles de adoquines, viendo casas con estética inglesa de época, facilitan imaginarse al pequeño ‘Cocó’ (así apodaron a Julio de niño) caminando por Banfield”, cuenta Ezequiel Morante, uno de los responsables del proyecto Camino Cortázar, que ofrece un recorrido turístico literario por los lugares donde creció Julio.
La influencia del barrio no pasó inadvertida para el escritor. Por ejemplo, en el cuento Deshoras se habla de las calles empedradas, su casa, los juegos infantiles y su primer amor; Los venenos está ambientado en esa localidad; y Bestiario, menciona a la estación de Banfield.
Además de estos registros escritos, existen diversos murales que engalanan las paredes de la ciudad y que refieren a distintos fragmentos de los cuentos del autor, como el que está sobre la calle Maipú que repasa el inicio del capítulo siete de Rayuela; o el que se pintó en la entrada del club Country que refiere a Casa Tomada.
Sin embargo, Camino Cortázar no es un recorrido tradicional, sino que está basado en uno de los puntos más recurrentes de la literatura cortazariana: el juego.
“Los guías del recorrido son Nico y Lara, técnicos en Tiempo Libre y Recreación, y junto a Sylvia, que aportó el contenido, lograron una experiencia bien lúdica. En parte también por el asesoramiento de una capacitadora del Ministerio de Turismo de la Nación que se especializaba en proyectos de alto impacto y nos dijo que ‘no hiciéramos el recorrido tradicional de contar la información que ya todos saben o pueden encontrar en internet’, y nos propuso que haya ‘interacción con los excursionistas’. Eso nos incentivó para que el recorrido se caracterice por tener muchas actividades”.
¿Cómo es la reacción del público?
Las personas quedan muy contentas de vivir una experiencia cultural, lúdica, recorriendo el barrio de Banfield, con gente que no conocen, y recibiendo información del tema que les interesa que es Cortázar y su obra. No es fácil que la gente adulta se habilite a jugar enfrente de otros, pero finalmente lo logran. Entonces al concluir el recorrido, las personas terminan conociéndose de una manera que, tal vez, en otros ámbitos no se conocen, es muy lindo eso.
La propuesta también está pensada para estudiantes…
Sí, de hecho se realizan actividades creadas particularmente para esos grupos. Se busca principalmente que los chicos se diviertan mientras conocen los cuentos de Cortázar, a través de los murales, y que se enteren que un escritor reconocido a nivel mundial andaba de pibe por este barrio y en la escuela igual que ellos. Nuestro sueño es que se despierte en los estudiantes el interés de querer leerlo. Pero si no llegamos a eso, al menos transmitirles el juego que nos enseñó Julio de poder pensar la realidad de manera mágica.
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