A fines del año pasado Cecilia Rossetto vino a la UNLa a hablarnos de su papá, Héctor Rossetto, Gran Maestro Internacional de Ajedrez. Meses después de aquella cálida visita y mientras la Universidad proyecta un segundo torneo homenaje a Rossetto, Cecilia- actriz y cantante de talento excepcional- nos cuenta entre otras cosas cómo es el programa que encabeza junto al periodista Sergio Elguezábal por Radio 10 los sábados de 17 a 20: “Mejor hablar de ciertas cosas”.

¿De qué cosas “mejor hablar”?

En medio del confinamiento y en la soledad de mi casa, me propuse domar la angustia del encierro comenzando a leer cuanto cayó en mis manos pero, sobre todo, me dediqué a escribir mucho. Caí en la cuenta de que había tenido una vida rica y diversa entre disfrutes y dolores y que había mucho por contar.Y es entonces cuando recibo el llamado de Sebastián Pedrón de Radio 10 con la oferta del programa con Sergio Elguezábal. En tiempos de pandemia mundial y en tiempos confusos donde nadie escucha a nadie, me pareció oportuno escuchar y ser escuchada desplegando instantes de música y poesía. La consigna fue alejarse del día a día de la actualidad política y social pero con la certeza de que el oyente sabrá identificarse entre las líneas de Antonio Machado, Juan Gelman, Cortázar o Idea Vilariño y que se emocionará con las voces de Liliana Felipe, Cecilia Todd o la Negra Sosa.

Una siempre tiene un deseo, una fantasía al encarar un nuevo proyecto. ¿Cuál es la tuya con respecto a este programa de radio?

Hace unos años Marlies Joos Bayer (esposa y compañera de toda la vida de Osvaldo Bayer) me hizo llegar desde Alemania un libro donde ella cuenta su infancia en 9 de Julio a 270 km de la capital donde, casualmente, yo nací. Hija de alemanes cruzó el océano de ida y vuelta innumerables veces,y quiso dejar en ese libro su crecimiento como mujer y cómo fue criar cuatro hijos siendo la compañera inseparable de un escritor notorio y exiliado. Mi querida amiga me escribió en una carta “quiero que mis nietos sepan quién fui y qué camino recorri”.

Te cuento esta pequeña historia pues mucho de eso surgió en mí hace una década cuando comencé a escribir sobre mi padre y mis maridos fallecidos.También pensé en mi nieto, y también pensé ahora que la radio podía ser un pequeñísimo espacio para ir soltando la lengua y que los oyentes encontraran esos instantes de inspiración como yo supe hallar en Marlies.

Empezaste a hacer el programa en pleno aislamiento social preventivo obligatorio. Más allá de lo estrictamente técnico, ¿qué diferencias sentís que plantea esta situación con respecto a la “vida normal” que tuvimos hasta el comienzo del otoño?

Para domar la frustración, como te decía, fue que lo acepté. Había estado ensayando con Julián Caeiro y Walther Castro un concierto acerca de mujeres músicas y poetas para el mes de marzo, en el que suelen celebrarnos un rato. Julián, el pianista, trabajó arduamente los arreglos que embellecerían esas canciones y teníamos comprometidos varios teatros donde haríamos los conciertos… ¡y nunca más nos vimos! ¿Me preguntás si volveremos a tener una vida normal? A veces ya no recuerdo que la tuvimos y el futuro es una incógnita, no queda pues más remedio que nadar en este mar de incertidumbres.

¿Cómo vivís personalmente la cuarentena?

Mucho mejor que tantísima gente que está sufriendo. Soy una persona “cuevera”, al decir de mi hija. Siempre he encontrado placer encerrándome en mi casa, siempre sentí que allí lo tenía todo. Pero, económicamente, el desastre es absoluto igual que para todos los actores, actrices y la infinidad de técnicos que conforman nuestro gremio.

La generación que ahora se considera “grupo de riesgo” es más o menos la misma que vivió los fulgores y tristezas de los ’70. ¿Pensás que los recuerdos de ese tiempo movilizan temores que ahora se ponen en escena, con la Covid-19?

No le temo a un virus. Les temo a los que aún tienen esa costumbre de matar a jóvenes indefensos: me está doliendo en estos momentos la desaparición de Facundo Astudillo y es eso lo que revuelve las pesadillas de finales de los ’70.

Hace poco terminaste tu programa con una hermosa frase: “cuanto más inclemente se pone la vida, más hay que alimentar los sueños”. ¿Cómo hacerlo en esta época en que priman la incertidumbre y la desesperanza?

Esa frase la escribió Oscar Balducci para el espectáculo “Bola de Nieve” que hicimos con Patricia Zangaro y que giraba acerca del gran artista cubano y su pueblo. También decíamos que “el erotismo es la fuerza que permite luchar contra las mayores adversidades” y que uno debería aprender a “gozar como los pobres, que toman lo que pueden y lo disfrutan”.

Una vez, compartiendo con Envar El Kadri, le pregunté cómo había hecho para soportar los ocho años de cárcel que le tocó vivir y me dijo “No deseando nunca lo que no podía tener. Me despertaba en la celda y pensaba: hoy voy a mirar ese retazo de cielo que se cuela por las rejas”. A eso me refiero con tomar lo poco o mucho que nos conecte con la vida y la belleza. De todos modos, cualquiera de estas propuestas se derrumba a pedazos frente a un niño o un anciano con la panza vacía…

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