De eso sí se habla

«Menstruar tiene un costo» y «Las cosas por su nombre» son las dos campañas gráficas que ganaron el primero y el tercer puesto del Concurso Federal de Comunicación sobre Acceso Igualitario a la Salud Menstrual, en diciembre de 2022. Sus creadoras y creadores son estudiantes de Diseño y Comunicación Visual del Departamento de Humanidades y Artes: Ayelén Ballestero, Selene De Año Waldner y Gustavo Flores por el primer premio, y Joana Castro, Tamara Carreira y Daiana Besuchet Martínez por el tercero. La convocatoria estuvo dirigida a universidades de todo el país y fue organizada por Jefatura de Gabinete de Ministros junto a la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), con apoyo del Ministerio de Economía de la Nación; todos los proyectos laureados pueden visualizarse aquí.

 “Me vino Andrés…”

Un tema recurrente que relevaron las/os realizadores de la campaña «Menstruar tiene un costo» en su investigación, fue el terror a la mancha en el momento de menstruar, por eso lo tomaron como uno de sus temas principales. “No sabíamos que calaban tan profundo el miedo y la incomodidad sobre estas situaciones. La campaña nos permitió indagar y generar también respuestas a dudas que son constantes ante la desinformación (…). Nos permitió ver cuán vulnerables se sienten las personas menstruantes con respecto a los prejuicios, desinformación y vergüenza”, afirmaron Ayelén Ballestero y Gustavo Flores.

Parecidos fueron los sentidos que relevaron las ganadoras del tercer premio. «Existen como cinco mil maneras diferentes de referirse a la menstruación sin nombrarla. Tenemos vergüenza de hablar porque nos enseñaron que era un tema privado, de la intimidad”, dijo Daiana Besuchet, una de las autoras de la campaña «Las cosas por su nombre». Para Joana Castro, del mismo equipo, “la menstruación es percibida como algo problemático, desagradable o negativo”. Y por su parte, Tamara Carreira sostuvo: “caímos en la cuenta de que muchas de las situaciones que vivimos como personas menstruantes formaban parte de un tabú (…) cuando menstruar es completamente natural. Es un signo vital de nuestro cuerpo que significa salud”. 

Ambos equipos celebraron su participación en este concurso ya que les permitió crecer como diseñadores en el ámbito profesional. “Como estudiantes de diseño, nuestro objetivo es derribar estos códigos o metáforas que perpetúan el tabú en torno a la menstruación. Estos ‘microgestos’ de vergüenza y de la falta de información forman parte de una problemática social y cultural que debemos solucionar como miembros de nuestra sociedad”, cerró Joana por «Las cosas por su nombre».

¿Por qué es necesario hablar de “salud menstrual”?

En Argentina alrededor de 12 millones de niñas, jóvenes y mujeres menstrúan, y la situación engloba también a varones trans y personas no binarias que deben enfrentar el costo de menstruar.

De acuerdo a los datos que arroja el informe “Justicia menstrual: Igualdad de género y gestión menstrual sostenible” (2021), realizado en el marco del Foro de Justicia Menstrual, la salud menstrual está atravesada por desigualdades económicas, de salud y ambientales.

Para gestionar la menstruación, se requiere de ciertas condiciones esenciales previas:

• el acceso al agua limpia,
• instalaciones sanitarias acordes,
• el acceso a productos de gestión menstrual (en adelante PGM: toallitas, tampones, paños absorbentes lavables, copa menstrual, entre otros).

Así, quienes tienen menores recursos enfrentan serias consecuencias sobre su vida cotidiana: se ausentan de la escuela o de sus puestos de trabajo, dejan de hacer actividades deportivas o de esparcimiento y, en algunos casos, recurren a alternativas para gestionar la menstruación que pueden afectar su salud. Por ello, las barreras económicas en el acceso a PGM tienen implicancias en la salud, la educación y el trabajo. Además, los tabúes que rodean a la menstruación pueden ser un obstáculo para el acceso a derechos. Por ello, es necesario potenciar la educación sexual y reproductiva y a su vez, contribuir al acceso a PGM.

Por otro lado, en nuestro país, el uso de toallitas y tampones, es decir los productos más conocidos y utilizados, genera por año más de 132 mil toneladas de basura no reciclable ni biodegradable. Ante ello, es importante llevar adelante acciones de concientización y sensibilización sobre la sustentabilidad de los productos de gestión menstrual y su impacto sobre el ambiente.

Algunos datos interesantes

• La Primera Encuesta de Gestión Menstrual (realizada por la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires en 2020 y publicados sus datos en el Informe de Justicia Menstrual) relevó prácticas, usos y representaciones de las personas que menstrúan, así como el acceso y los conocimientos sobre los diferentes PGM. Compartimos algunos de sus resultados:
  • El 75% de las personas encuestadas elige utilizar productos desechables (toallitas y tampones).
  • El 67% considera que los PGM son “caros o muy caros”.
  • 7 de cada 10 personas afirmaron haber tenido que modificar sus hábitos en el uso de estos productos por motivos o dificultades económicas. De este total, más del 70% tuvo que optar por marcas o productos más económicos, mientras que el 26% debió comprar menos cantidad y/u optimizar su uso.
  • Entre las actividades que las personas menstruantes deben suspender debido a la menstruación, la actividad física (práctica deportiva o el gimnasio) resulta la más postergada (75,6%).
  • Casi la mitad de las personas encuestadas manifestó haber dejado de ir a la escuela o a la facultad (47,9%), a eventos sociales (43,9%) y, en menor medida, dejar de cumplir con la jornada laboral (22,3%).
• Los PGM pagan el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Por eso, uno de los reclamos más recurrentes en las organizaciones feministas es la quita total o parcial de impuestos a estos productos que solo alcanzan a las mujeres y personas que menstrúan. Esto incorpora un sesgo de inequidad al sistema tributario por resultar discriminatorio: son impuestos que se aplican sobre un proceso biológico que no se puede evitar.
• El uso de copas menstruales y las toallitas reutilizables tienen efectos menos perniciosos sobre el ambiente.
• Algunos avances hacia la justicia menstrual a nivel mundial:
• Kenya: fue el primer país del mundo en sacar el IVA a los PGM en 2004. Desde 2011 destina 3 millones de dólares a que lleguen PGM gratis a las escuelas (con fallas en la implementación).
• Canadá: eliminó el IVA a los PGM en 2015.
• India: después de que en 2017 se gravara a los PGM como bienes de lujo y tras un año de protestas, se les sacó completamente el IVA en julio de 2018 (con fallas de implementación).
• Australia: En 2018 eliminó el impuesto del 10% a los PGM después de una campaña de 18 años. La medida entró en vigencia el 1º de enero de 2019.
• Escocia: en 2020 se convirtió en el primer país en aprobar PGM gratis para toda persona que lo necesite.
• Inglaterra: Desde enero 2020 se reparten PGM gratis en escuelas secundarias y a partir de marzo en hospitales.
• Alemania: En enero de 2020, el Congreso votó dejar de considerar los PGM como un lujo, y en su lugar considerarlos productos de primera necesidad, bajando sus impuestos de 19% a 7%.
• Nueva Zelanda: Aprobó el 4 de junio de 2020 la distribución de PGM gratuitos en todas las escuelas del país.
• Reino Unido: Eliminó la tasa del 5% del Impuesto al Valor Agregado (IVA) sobre los PGM a partir del 1º de enero de 2021.
• Namibia: eliminó el IVA a los PGM en 2021. La medida se implementará en el año fiscal 2022-2023 (Datos relevados por el Informe de Justicia Menstrual).