Marcelo Urquía es el primer egresado de la Maestría en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud de nuestra universidad y desde hace casi dos décadas reside en Canadá, donde se desempeña como docente e investigador.
Sin embargo, el mes de octubre lo encontró en Argentina, más específicamente en el Instituto de Salud Colectiva de la UNLa, donde brindó el seminario “Inmigración, diversidad étnica y salud”. En diálogo con Viento Sur, Urquía habló sobre la importancia de diseñar políticas públicas orientadas a las minorías, del rol de la familia en el bienestar de una persona, y del uso de bases de datos en el campo sanitario.
¿Por qué decidiste migrar a Canadá?
A mí siempre me interesó la investigación y veía que, lamentablemente, acá no iba a poder hacerlo. La única forma era irme a otro país a estudiar y ver. En ese entonces, no tenía pensando quedarme, pero después hice otra maestría —porque no querían reconocer una del tercer mundo—, un doctorado y me enganché como profesor e investigador, primero en la Universidad de Toronto, donde sigo, y luego en un centro de investigación de Manitoba, que trabaja con base de datos relacionadas.
¿Cuál es la importancia de usar bases de datos en salud?
El Gobierno de Canadá y otros países escandinavos tienen prácticamente todo registrado electrónicamente y, por ejemplo, casi no necesitan hacer censos, porque saben cómo cambia la población, cuántos habitantes hay, etc. Usar datos que son recolectados cotidianamente en los sistemas de información de gobierno es una forma barata y buena de hacer investigación, porque ya está todo ahí y puede usarse para tomar decisiones sobre las prestaciones de salud, los servicios, etc. En general en América Latina hay una subutilización de estos datos. Se necesitan recursos humanos que sepan usarlos, analizarlos e interpretarlos para proponer políticas y cambios que haya que hacer.
¿Tu experiencia como migrante condicionó tu campo de investigación?
Sí, y porque había una falta de estudio en Canadá sobre ese tema. La intuición fue acertada porque me convertí en un experto.
¿Cómo es la situación de las minorías en Canadá?
En los últimos años, hay un creciente respeto por el bienestar y la salud de las poblaciones vulnerables, como los indígenas y las minorías étnicas, eso fue a partir de lo que se conoció como “reconciliación” y la llegada del Papa para pedir perdón por los traumas y daños que se dieron contra las culturas originarias, que acá también hay pero se ignoran. Históricamente, Canadá tuvo una política de exterminio de la cultura indígena, no hubo grandes matanzas, pero sí se arrasó con la cultura, se quitaba a los niños de sus familias y se los internaba como pupilos para que se olvidaran de sus saberes y lenguaje. Todo eso creó un trauma terrible en muchas generaciones. Por eso, Canadá tiene una de las tasas de suicidio más altas del mundo y entre los indígenas es de las más elevadas que existen.
¿Qué pasa en Argentina?
La sociedad argentina tiene que aceptar que es racista y, a partir de eso, empezar a trabajar y reconocer las diversidades y los derechos que tienen los distintos pueblos y migrantes. Hacer políticas para que sean más igualitarios, que incluyan a la salud, pero no de manera aislada, sino optimizando las condiciones de vida, la educación y el acceso a un trabajo en blanco, por ejemplo. Así, la salud mejora automáticamente, no es simplemente crear hospitales, sino cambiar sus condiciones de vida. La atención médica solo resuelve una pequeña parte de la salud de las personas.
¿Cuál es el rol de la familia?
La persona no vive aislada y la familia es el núcleo primario, son con quienes convivís, quienes te crían y los que te acompañan en el crecimiento, en definitiva son los que forman tu identidad y relaciones más fuertes e intensas. Por eso ignorar la influencia de la familia es perderse una parte muy importante en los determinantes de la salud.
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