De Lanús a México, teatro

De punta a punta es un festival de intercambio virtual de experiencias, materiales y reflexiones sobre artes escénicas, gestado en el marco de políticas de conexión México-Argentina; se está realizando online entre el 19 y el 28 de marzo.

Hoy, martes de 23 de marzo a las 23 horas, se estrena en ese ámbito Los que aúllan son lobos, obra dirigida por la directora lanusense Mariana Ortiz Losada, fundadora de Espacio Disparate. VS habló con ella para conocer un poco mejor esta propuesta que plantea una nueva forma de hacer, ver y disfrutar del buen teatro. «Para nosotros De punta a punta es el comienzo de la exposición al público de un material que en realidad se viene gestando desde el comienzo de la pandemia”, dice Mariana.

¿Cómo llegan a este festival?

Fuimos invitados a participar para estrenar este trabajo, que también es fruto de otro proyecto: el concurso Nuestro Teatro que organizó el Teatro Nacional Cervantes en el contexto de pandemia. De las 69 obras ganadoras, 21 se filmaron dentro del Cervantes y 12 forman parte de un proyecto de descentralización denominado Nuestro Teatro Federal por el cual, en conjunto con el Instituto Nacional del Teatro, se convocó a equipos de artistas y directores de todo el país para poner esas 12 obras en escena. A Lanús le toca ser parte de este hermoso proyecto porque Los que aúllan son lobos, uno de los textos ganadores, es obra de Alan Cabral, un joven dramaturgo de Lanús. Para conformar un equipo que tuviera raigambre territorial con el autor, el Cervantes me convocó para dirigir y filmar la puesta en escena de este material. Ahí es donde participa Luciano Zerr, perteneciente a la comunidad UNLa, como parte del equipo audiovisual.

¿Cómo trabajaron en el contexto de pandemia?

Hicimos una audición pública abierta a toda la provincia de Buenos Aires en la que participaron casi 200 actores a través de videos. Después hicimos una instancia de selección presencial con una pequeña parte de ellos en el Espacio Disparate donde seleccionamos a Damián, originario de Pedro Luro. Recién entonces, en noviembre, pudimos empezar a ensayar en forma presencial con muchos protocolos y muy poca gente. A fines de diciembre filmamos la obra en el Teatro Municipal de Lomas de Zamora, que nos apoyó muchísimo.

¿De qué trata la obra?

Es un monólogo de un joven que cuenta por qué está dentro de una casa, solo, con el cuerpo de su padre muerto. Cuenta su vida e intenta echar luz al crimen: dentro de otras circunstancias relata que el padre lo tuvo atado con una cadena a una columna durante toda su vida. El texto nos impactó mucho. Armamos un equipo creativo con dos colegas y nos sumergimos en nuestra visión de este relato: para nuestra investigación artística es la historia de cualquier pibe marginal desatendido por familia, Estado, por toda representación de la sociedad, tratando de sobrevivir a los peores espantos. Elegimos situar la historia en el marco de una reflexión sobre la violencia institucional de ese Estado que lo acoge como víctima de violencia intrafamiliar, que no puede resolverla y que lo expone a otras violencias. Esa es nuestra hipótesis sobre el texto.

¿Qué expectativas les genera la participación en este festival?

Es todo un universo nuevo ensayar una obra, gestarla y transformarla en película. Hay algo de la falta de expectación sobre el espacio físico donde suceden las cosas, que lo convierte en una aventura nueva. Nos esforzamos mucho con Luciano, Federico y Guillermo en que el proyecto audiovisual tenga entidad en sí mismo, que no sea un registro sino que pueda aprovechar las posibilidades del lenguaje audiovisual; que sea una película sobre una experiencia escénica. Queremos que la historia llegue, que el formato resista hasta que se pueda ofrecer en forma presencial, y que recorra otros universos que desconocemos, tales como los festivales de artes escénicas virtuales. La historia es universal y creemos que puede ser recibida con empatía en cualquier lugar del mundo pero más en Latinoamérica. México es un país hermano con el que compartimos problemáticas y estrategias de solución: esperamos que la obra sea recibida con respeto y atención, para trascender lo particular y contar algo que puede suceder en cualquier pueblo de cualquier lugar.

¿Cuál es la propuesta de Espacio Disparate, a 15 años de su fundación?

Somos una sala de teatro independiente fundada por un grupo de teatro independiente. Las posibilidades que nos brindó la casa nos hizo pensarnos y sentirnos un centro cultural y pudimos abrir otras áreas de trabajo: letras, artes visuales, música, trabajo corporal. Nos encontramos volviendo tímidamente a la presencialidad: en mayo empezamos nuestra temporada con un 30% de capacidad de sala y siguiendo todos los protocolos, volvemos muy despacio a algunas actividades presenciales. Estamos viendo que la virtualidad y la cosa corporal detenida detrás de una computadora hizo que muchos de nuestros pequeños alumnos y alumnas vinieran con mucho miedo, con los cuerpitos muy retraídos. Es un trabajo generar confianza sin dejar de mantener la distancia y los cuidados. En Espacio Disparate somos muy militantes de las políticas públicas y autogestivas de las artes escénicas, y participamos en una serie de proyectos que tienen que ver con la reflexión sobre el rol de estos espacios culturales de cercanía: formamos parte de una nueva red de salas teatrales de toda la provincia y de una red de espacios culturales del sur, desde donde compartimos la problemática y la reflexión con espacios y centros culturales de toda Latinoamérica.