El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), como otras importantes conurbaciones del planeta, está siendo críticamente afectada por la pandemia del COVID-19, considerada por los organismos internacionales como una “crisis humanitaria urbana” dado que más del 95 % de los casos se dan en zonas urbanizadas con casi 1.500 ciudades afectadas en todo el mundo[1].

En este contexto es necesario reflexionar acerca de la situación del hábitat y las condiciones de vida de los sectores más vulnerados en las ciudades, ya que la pandemia ha hecho aún más visible la desigualdad que existe desde hace décadas.

Las injusticias territoriales históricas se centran en la segregación socio-espacial, la falta de acceso al agua y saneamiento, de transporte seguro y de equipamientos de salud y educación públicos que afectan sobre todo a la población de asentamientos informales, y se agravan para las personas en situación de calle. Además, a los también históricos problemas de desempleo se suma la pérdida de ingresos para quienes dependen del trabajo diario informal.

Según relevamientos propios realizados por docentes investigadores de la Licenciatura en Gestión Ambiental Urbana[2] entre 2017 y 2019, hay en el AMBA un total de 1.132 barrios populares constituidos por 456.764 hogares[3], con un total estimado de 13.601.547 personas[4], lo que representa un 13% del total de habitantes de la región, número altamente preocupante en este contexto.

Dichos estudios nos muestran además que los sectores con mayor nivel de criticidad en relación a las problemáticas descriptas se encuentran en los barrios del área sur del AMBA.

De entre los municipios de la cuenca baja del Río Matanza-Riachuelo, Almirante Brown, Avellaneda, Esteban Echeverría, Lanús y Lomas de Zamora, es particularmente en el territorio de Lanús donde están dadas las peores condiciones urbano-ambientales.

Hay en este municipio actualmente 16.011 hogares localizados en 20 barrios populares en una superficie de 161,40 ha, alcanzado los casi 100 hogares por hectárea, valor que triplica la media del total del AMBA; y solo un tercio de ellos posee servicios de saneamiento.

En base a estos datos que muestran la situación del hábitat cuantitativamente, podemos realizar una distinción cualitativa si consideramos la vital importancia que el acceso al agua potable tiene en este momento, y afirmar que los barrios populares de Lanús se encuentran entre los de mayor vulnerabilidad respecto de la situación pandémica de COVID 19, atendiendo también a un territorio particularmente sensible en relación a condiciones preexistentes tales como las inundaciones.

El municipio debe, hoy más que nunca, ser responsable de una gestión ambiental que coordine las acciones necesarias para instrumentar soluciones adecuadas ante la grave situación de riesgo, que disminuyan las históricas condiciones de desigualdad en lo que al acceso a un hábitat digno se refiere, basándose en una interacción real con la población afectada que permita el diseño de propuestas factibles de ser llevadas a cabo a la mayor brevedad.


[1] Fuente: Informe ONU-Hábitat – abril 2020

[2] Proyecto EU14-UNLA3408 – Hábitat Justo. Ciudades Justas. Director Arq. C. Cordara. Lic. en Gestión Ambiental Urbana, Departamento de Desarrollo Productivo y Tecnológico, UNLa.

[3] Lo que implica un promedio de 3,8 personas por hogar.

[4] Este análisis poblacional se realizó en base a datos agregados a nivel de Radio Censal, en base al Censo de Población, Hogares y Vivienda del año 2010 del INDEC, lo que implica que la situación en la actualidad puede ser aún más grave debido al aumento de población en el área metropolitana en los últimos años.

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