El Observatorio de Jóvenes, Comunicación y Medios de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (2012) elaboró un informe denominado “Los jóvenes en los medios, cartografías de las narrativas mediáticas”. En el texto se especifica que “ya sea como víctimas o victimarios, los y las jóvenes aparecen en los medios ligados a casos de violencia. Un claro correlato de esto es que la sección donde mayor cantidad de noticias aparecen, en términos generales, es la policial”. En consonancia con este dato, un informe de Crisol Proyectos Sociales llamado «Visión de los jóvenes en la prensa gráfica argentina» (2016) indicó que «el 78 por ciento de las noticias los asocia a delitos», lo que refuerza la idea de que son «una amenaza para la sociedad».
El rating, el escándalo, la estigmatización y la criminalización de la juventud están a la orden del día en los medios de comunicación. Pero, ¿qué pasa con la imagen de aquellos que son proactivos y emprendedores y que proyectan vivir en un mundo más justo e igualitario?
Lejos de las páginas amarillas y de las pantallas hipnóticas existen otros jóvenes. Según la Encuesta Nacional de Jóvenes 2014 realizada por el Instituto de Estadística y Censos (Indec) “un 12,8% participó en actividades en una iglesia o templo, en tanto un 4,3% lo hizo en una agrupación estudiantil y un 3,9% en una ONG o fundación, con mayor presencia de las mujeres”. Asimismo, la investigación “La ciudadanía. El aporte de la enseñanza de las ciencias sociales a la formación para su ejercicio” (2011-2012 Universidad de Buenos Aires -UBA) indicó que el casi 71% de los estudiantes de secundarios porteños o sus familias “habían aportado alimentos, medicina y ropa en caso de desastre o para una organización social” y más del 43% “participó como voluntario en alguna actividad a beneficio de la comunidad”.
En esa línea un grupo se reúne todas las semanas en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) con el objetivo de dar una mano a quienes más lo necesitan. El programa “Jóvenes Líderes Comunitarios” depende de la Dirección de Cooperación y Servicio Público y tiene como objetivo “impulsar la participación juvenil a partir de valores solidarios y de compromiso comunitario”.
La propuesta está orientada a personas de entre 16 y 24 años, que participan en los distintos talleres que se brindan desde el Programa Permanente “La UNLa de los Jóvenes”. La modalidad es de espacio taller y se “trabaja en torno a diferentes temáticas, tales como la construcción de un proyecto formativo, la visualización de la trayectoria educativa, el análisis de los conflictos territoriales, el análisis de problemáticas barriales”. Además, “se centra en la importancia de reconocer conceptos de poder, ciudadanía, autonomía, participación, políticas públicas, políticas económicas, liderazgo, roles, empoderamiento”.
Este año, algunos de los integrantes y sus docentes participaron en el ciclo “Escalando la tarde”, que se emite todos los días de 15 a 18 horas por Megafón, la radio de la UNLa. “Queremos mover a los adolescentes hacia el barrio, para devolver algo de lo que aprendieron en la Universidad y contagiar a otros para que se sumen. Es una experiencia linda porque la idea es disfrutar sin buscar algo a cambio. Si bien el proyecto comenzó hace unos años, lo retomamos porque hay pibes con mucha energía y ganas de laburar. Lo que está bueno es generar estos espacios y que sean ellos mismos los que sigan el camino. No hay que perder nunca el contacto con el barrio”, explicó Griselda Espevak, coordinadora de los talleres del Programa Permanente. Por su parte, la docente Marcela Viñuela explicó que actualmente se están evaluando dos instituciones para saber cómo ayudarlas. “Todo es resultado de la propia iniciativa de los chicos porque esa es la finalidad y que esto sea una elección de vida”.
Andrea Pereyra es del barrio Los Álamos de Glew y hace danzas en la UNLa: “Conocí este proyecto y me encantó. Esto es un aprendizaje para todos, es poder dar una sonrisa sin esperar nada a cambio”.
Por su parte, Maxrobert Graterol llegó desde Venezuela hace pocos meses y empezó a capacitarse en dos talleres de la UNLa: “Desde mi país vengo con la idea de ayudar a los más necesitados, dar mi granito de arena. Es complicado adaptarse a una nueva cultura, pero de a poco me voy adaptando”.
Lourdes Lagos y Aymará Mendoza forman parte del grupo de teatro. Ambas explicaron los proyectos que se fijaron este año desde el programa: “Vamos a trabajar con el Hogar Ceferino, porque el año pasado venían chicos a los talleres y los conocimos. Nos contaron sobre sus necesidades y por eso nos decidimos. La propuesta es hacer un día recreativo con actividades físicas, como la danza y la actuación. También queremos armar un comedor solidario, donde la gente pueda donar alimentos”.
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