Frente al desfinanciamiento y el peligro de no poder garantizar el derecho a la educación superior, las universidades públicas de todo el país impulsan este jueves un paro de 24 horas. La medida es convocada por el Frente Sindical Universitario (Conadu, Conadu Histórica, Fedun, Ctera, Fatun, Fagdut UDA) junto a las centrales obreras CTA, CTA Autónoma y la CGT.
Para comprender el conflicto, Juan Donati, secretario general de ADUNLA (Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Lanús); Ricardo Petraglia, secretario general de ADUNA (Asociación Docente de la Universidad Nacional de Avellaneda); y Julián Di Silvestro de ATUNLA (Asociación de Trabajadores Nodocentes de la Universidad Nacional de Lanús) conversaron con Viento Sur y respondieron algunas preguntas en la que encontramos cohesión y unidad.
¿Cómo se vincula el paro con el desfinanciamiento del sistema educativo universitario?
Juan Donati (ADUNLA): Desde que asumió este Gobierno el poder adquisitivo de los y las trabajadoras, en general, se ha visto fuertemente deteriorado. Lo mismo para los trabajadores universitarios. Por ese motivo, los sindicatos docentes y no docentes estamos en estado de alerta y movilización permanente y este jueves hacemos paro. Esperamos que la convocatoria sea muy fuerte, porque hay una mesa sindical nacional en defensa de las universidades públicas, con una gran unidad donde están todos los gremios, de todas las vertientes políticas, lo que hace que la medida sea muy masiva. Estamos en una situación muy crítica, por tres motivos: desde diciembre hasta ahora hay una inflación mayor al cincuenta por ciento y los docentes hemos tenido un aumento del seis por ciento. Y no es solamente eso. Esa suba no fue acordada en paritaria, los gremios la rechazamos, la dieron igual y no volvieron a convocar a la mesa. Por lo tanto, no estamos teniendo diálogo con el Gobierno para que comprendan la situación de la gran pérdida de poder adquisitivo. Por otro lado, está el desfinanciamiento de las universidades, que se apoya en una ley de fines de 2022, con una inflación esperada para el 2023 mucho menor a la que finalmente fue y ese mismo monto es el que se aplica este año. Por eso las universidades, los rectores, sus autoridades salen a decir que el financiamiento alcanza hasta mayo. En tercer lugar, tienen que cumplirse estos dos requisitos para que nuestros estudiantes puedan venir a la universidad a estudiar sin otra preocupación. Los estudiantes del conurbano, como hijos de familias de trabajadores, están teniendo un deterioro del poder adquisitivo con las subas en los servicios, en el transporte, en los alimentos, entre otras. Tenemos varios casos testigo en el curso de ingreso de jóvenes que no la están pasando bien. No hay dudas de que esto se va a trasladar al rendimiento académico y eso es algo que no queremos que pase.
Ricardo Petralia (ADUNA): El paro es por el desfinanciamiento que se expresa fundamentalmente en dos puntos. El primero, en los salarios de los docentes y no docentes que venimos perdiendo desde el momento que asumió este gobierno hasta la actualidad. El otro desfinanciamiento es en gastos operativos que tienen las universidades, que es la plata que se usa para pagar la luz, el gas, los productos de limpieza, la tinta de impresoras, etc. Y hay un tercer punto, tal vez más indirecto, que es la inflación que rodea a la vida de los universitarios: transporte, comida, vestimenta, el achique de las becas, que también hacen a poder ir o no a estudiar.
Julián Di Silvestro (ATUNLA): Desde la organización sindical reclamamos por la recomposición de nuestros salarios como trabajadores no docentes, pero también alertamos sobre la necesidad de iniciar un proceso político para que el financiamiento del sistema universitario esté acorde al proceso inflacionario. El gobierno nacional ha decidido replicar el mismo presupuesto que las universidades tuvimos en diciembre de 2022. Si tenemos en cuenta una inflación del 270% en su medición interanual, se entiende lo que el sistema universitario está advirtiendo: que solo tiene recursos para poder mantener el funcionamiento hasta el mes de mayo. Así, la pelea que iniciamos conlleva dentro suyo la pelea por la universidad pública, gratuita, de calidad y co-gobernada. Necesitamos más universidades, más conocimientos, más profesionales y más ciencia y técnica aplicadas a las necesidades de la sociedad.
¿Está en riesgo el acceso de la ciudadanía al derecho a la educación superior?
Juan Donati (ADUNLA): Esta situación perjudica al derecho a la educación, una idea que pareciera que no existe para el gobierno. Sin embargo, nosotros la sostenemos y sabemos que cualquier joven o adulto del país que quiera seguir estudiando luego de la escuela media tiene ese derecho.
Ricardo Petralia (ADUNA): La misma situación de riesgo que pasa en las universidades la están viviendo las escuelas públicas. Hay un ataque directo a lo que es la educación pública: de no solucionarse en breve, no va a poder seguir funcionando. Además, en las universidades, si los estudiantes no pueden llegar, hay que ver cómo se desgranan los cursos a lo largo del año y cómo eso va a impactar en un financiamiento acorde a la cantidad de estudiantes. Un ajuste clásico.
Julián Di Silvestro (ATUNLA): El desfinanciamiento es un condicionamiento natural. Las universidades son usinas de conocimiento. Sabemos que en estos tiempos, toda aquella mirada alternativa a un relato oficial que busca anular las disidencias es un espacio amenazante. No obstante creemos que si este conflicto escala, la sociedad va a saber dónde pararse, porque sabemos que las universidades han contribuido a la posibilidad del desarrollo de muchas familias, de muchos proyectos sociales y personas. Entonces para la sociedad tiene un valor muy grande. Todos tenemos el deseo de que nuestros hijos puedan estudiar, se puedan desarrollar profesionalmente. Por eso el ataque a la universidad es también el ataque a ese deseo y es una forma de condenar al pueblo a la pobreza.
¿Qué opinan de los dichos sobre que “las universidades son reductos militantes”?
Juan Donati (ADUNLA): En este escenario, el oficialismo lo único que hace es tratar de desprestigiar a las universidades. Dicen que los docentes somos militantes, que les lavamos la cabeza a los jóvenes. Esto se dice desde un total desconocimiento del sistema universitario nacional, porque en todas las universidades existe la libertad de expresión que no está en los comunicados del gobierno nacional ni en los medios afines. Lo otro, es querer hacer daño. Plantear que la universidad es un gasto, que los estudiantes la paguen, eso deriva en que solo puedan estudiar quienes tengan un buen poder adquisitivo. Tenemos un gran recorrido, tanto dentro del peronismo como del radicalismo, en la defensa de la gratuidad universitaria, que logra una unidad inédita para la movilización de este jueves.
Ricardo Petralia (ADUNA): Los dichos del gobierno son chicanas que no merecen una discusión. La militancia en la universidad es sana. Se busca demonizar a la política, a los políticos. Esta es la forma más burda, pero efectiva de llevar a una sociedad a autoflagelarse. Es proponer el odio a todo lo que tenga que ver con la política o con las personas que hacen política, presentándose como si ellos hicieran otra cosa. El presidente habla y dice «a ver qué van a hacer los políticos» cuando él armó un partido, participó en las elecciones, disputa poder, concreta alianzas, echa ministros. Son una contradicción andante. Lo peor de esta situación es que no hay más un ámbito de paritarias, que es el lugar donde los trabajadores y los representantes del Ministerio de Educación y Trabajo negociaban los acuerdos salariales, las condiciones de trabajo, etc. Ese ámbito ha sido suspendido unilateralmente. No hay diálogo ni libertad de expresarse. Hay un ataque directo a los trabajadores, a las universidades, porque lo que se discute son los valores de la democracia. La democracia argentina se construyó otorgando derechos a los trabajadores, derecho a la educación, y al acceso a las universidades. La educación pública jugó un rol muy importante en la reconstrucción democrática.
Julián Di Silvestro (ATUNLA): La vocación de este gobierno es de destrucción y en ese sentido, intenta construir e instalar prejuicios. Lo mismo ha hecho con el concepto peyorativo y pre-juzgante que usa de “la casta”. Se aprovecha de una condición fértil sobre un enojo que muy significativamente está basado en las condiciones de vida de la sociedad. Pero más allá del éxito que haya tenido en lo electoral, este fuego de artificio que está utilizando y que intenta exprimir al máximo tiene un límite claro. La gente no come, ni vive de ideas ni de las noticias. El impacto de esta crisis tarde o temprano va a llegar, y la respuesta que le vamos a dar va a tener que ver con la visibilización del trabajo que hacemos en las universidades. Del vínculo increíble que tenemos con la comunidad, del impacto real en las comunidades, tanto en lo educativo como en lo cultural, como en lo económico. Es necesario poner en valor las funciones y acciones concretas de la universidad. De la misma manera, creo también que no podemos abandonar ciertos temas que se han instalado en la opinión pública y de los que la derecha se ha apropiado. Nosotros también deberíamos ponerlos en nuestros espacios y discutirlos. Es imperativo reconstruirse éticamente, porque evidentemente el discurso de Milei ha tenido campo fértil por errores propios que hay que revisar.
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