Durante los jueves de mayo, se desarrollará en nuestra Universidad el ciclo Pánico en la sala, que incluye la proyección de películas de terror nacionales y de América Latina, con entrada libre y gratuita.

En ese contexto se presentará Cuando Acecha la Maldad, film de Demián Rugna, que marcó un récord histórico de espectadores a nivel local y que se convirtió en la primera producción latinoamericana en obtener el premio a Mejor Película en el Festival de Sitges (España), el encuentro de cine fantástico más importante a nivel mundial.

En diálogo con Viento Sur, Rugna aseguró que “le entusiasma mucho” saber que su filme se presenta en un ámbito universitario, ya que “traspasa los espacios tradicionales donde suele estar”. Asimismo, se refirió al éxito de Cuando Acecha la Maldad y a su “pelea” por posicionar al cine de terror argentino.

¿Cómo nace tu amor por lo terrorífico?

Amo el cine de terror desde chiquito y, en general, me gusta ir por los caminos más empedrados y complicados. Cuando arranqué allá por el 2002 haciendo cortos de terror fue como un acto de rebeldía de querer hacer lo que más me gusta y justamente pelear para que exista este género acá.

¿Cómo es hacer cine fantástico en Argentina?

Al no estar tan desarrollado es muy difícil generar público propio y lograr que la película sea redituable. Esa barrera siempre está. Además, los productores que apuestan a hacer este tipo de cine son menos porque es más caro y lleva más tiempo. Los que hacemos género siempre hemos sufrido estos planteos, pero creo que hay que construirlo de a poco.

¿Se lo considera un género menor?

Sí, porque es muy comercial, el público que lo consume es más adolescente y entonces queda desdibujado el hecho artístico por los preconceptos que se tienen. Hay pocos festivales que premien esta clase de producciones, aunque todos los grandes directores arrancaron haciendo cine de terror o fantástico.

¿Por qué decidiste ambientar Cuando Acecha la Maldad en el campo?

Yo venía de hacer Aterrados y una remake que es totalmente opuesta a esto porque ocurre en un barrio del conurbano, donde los personajes están encerrados en tres casas. Necesitaba salir de ese esquema y por eso nos fuimos al campo, con mucha luz de día, muchos personajes, locaciones, algo más grande.

En la película no hay piedad, ni siquiera con los niños o animales

Es un buen contrapunto porque los niños pueden ser lo más lindo del mundo y en un segundo convertirse en el mismísimo demonio. Fue una decisión la de romper todos los límites que están establecidos en la lógica de una película, porque no es solamente usar a los niños sino destruirlos, y lo mismo con los animales. Cuando uno hace una película de terror lo menos que puede hacer es autolimitarse o autocensurarse. Si tengo la posibilidad de incorporar temáticas o formas lo hago: a veces no se puede, porque hay que responder a productores y cuestiones comerciales que muchas veces no te dejan hacer lo que querés.

¿Te esperabas el reconocimiento de Sitges?

Lo soñaba, porque desde que arranqué con los cortometrajes quería estar ahí. Ninguno de mis cortos entró y de mis cinco films, entraron Aterrados y este. Yo sabía que la peli no iba a pasar desapercibida, pero de ahí a ganar en un festival por donde pasaron Peter Jackson, Quentin Tarantino, Benicio del Toro, fue buenísimo.

¿La buena repercusión de la película ayudó a que se abran nuevas posibilidades?

Con Aterrados ya se me habían presentado propuestas de remake en Hollywood, que se cancelaron por la pandemia. Pero con esta película lo que sí pasó es que los grandes productores, que por lo general me ignoraban, se dieran cuenta de que estoy para jugar en las ligas mayores.

¿Cómo vivís la situación del INCAA?

Mal, malísimo. Tuve que suspender un proyecto que estábamos por arrancar no sólo por el INCAA, sino también por toda la situación económica. En lo profesional soy un privilegiado porque tengo laburo afuera, pero la mayoría de mis colegas están desesperados y es una industria que están dejando morir o maltratando innecesariamente y eso da mucha bronca, es una mezcla entre angustia y furia. Esperemos que se acomode pronto.

Al principio de la entrevista dijiste que amabas el cine de terror desde niño, ¿qué películas te marcaron?

A mí me voló la cabeza V Invasión Extraterrestre y después Martes 13 III y El Exorcista, esas fueron las grandes marcas. En casa, miraba yo solo cine de terror, alquilaba la promoción de 3×2 en películas y mi familia me quería matar porque nadie las miraba.

¿La literatura también influyó?

De chico leía a Horacio Quiroga y Elsa Bornemann, y ya de adolescente, Lovecraft, Edgar Alan Poe, Stephen King, esos autores.

¿Cómo ves el futuro del cine fantástico?

Estamos en un buen momento, en Hollywood se hace de todo, mucho comercial, pero también hay una mirada de autor que está buenísima.

Cine en la UNLa
El cine de nuestra Universidad integra la Red de Salas Latinoamericanas, una política del Mercosur a través de la RECAM (Reunión Especializada de Autoridades Cinematográficas y Audiovisuales del Mercosur) ejecutada por el INCAA. En ese marco, todas las semanas de mayo se proyectarán filmes con entrada libre y gratuita en la sala Tita Merello, junto con cortometrajes producidos por estudiantes de la carrera de Audiovisión.

Cronograma:
10 de mayo
17 hs.: SKULL, A Máscara de Anhangá
19 hs.: Cuando acecha la maldad
Cortos de apertura: El poder de los malditos y Tulpa (IDAC); y Los extraños y Deolinda (INCAA)

16 de mayo
17 hs.: Cuando acecha la maldad
19 hs.: Morgue
Cortos de apertura: El poder de los malditos y Algo en el armario

23 de mayo
17 hs.: Virus 32
19 hs. Cuando acecha la maldad
Cortos de apertura: El poder de los malditos y Rockztar

30 de mayo
17 hs.: Morgue
19 hs.: SKULL, A Máscara de Anhangá

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