El próximo 1° de octubre la Asociación Japonesa Burzaco celebra su Matsuri, una festividad que incluye baile participativo, comidas típicas, demostraciones de Judo, Karate, Teiko y Eisa y una gran feria de artesanos. Además, el cierre del evento tiene prevista la actuación de la banda “Los Parraleños”.
Desde Viento Sur charlamos con Vicente Nakama —referente de la Asociación— sobre esta fiesta, la llegada de los primeros japoneses a la región y el legado a las nuevas generaciones.
¿Qué es el Matsuri?
Es una fiesta que se hace en Japón y que tiene su aspecto social y religioso. De noche se organizan bailes y desfiles para llamar a los espíritus y que ellos ayuden en el bienestar de la comunidad. Pero cuando se realiza de día, como la que hacemos nosotros, el aspecto es más social, es una apertura a nuestra cultura y a las otras actividades que realizamos.
¿Cuándo llegan los primeros japoneses a la Argentina?
Las primeras familias llegan a principios del siglo XX a Brasil, en el barco Kasato Maru. Eran familias que no andaban económicamente bien y venían para supuestamente “hacerse la América” y con la ilusión de que en 2 o 3 años juntaban dinero para volver y estar bien en Japón. Pero, en Brasil, los metían en los cafetales como esclavos y esa gente después no se pudo volver porque no les iba bien. Muchos se escaparon y vinieron a la Argentina, donde había algunos japoneses y les contaban que acá estaban mejor. También vinieron muchos de Perú, que estaban en las plantaciones de caña de azúcar, también en condiciones de esclavitud. Ya para la década del ’20 y ‘30 había varias familias acá.
¿De dónde provenían?
Principalmente llegaron desde Okinawa, que en esa época no estaba muy bien económicamente. Esa misma ciudad, en la Segunda Guerra Mundial, fue la puerta de entrada de las tropas americanas y fue un lugar donde hubo una lucha cuerpo a cuerpo y donde la gente realmente sufrió.
¿Cómo fue adaptarse a la cultura argentina?
Los japoneses que llegaron no tenían dinero ni hablaban el idioma, entonces ponían el físico y trabajaban en el muelle. Después mejoraron un poquito y pusieron bares, cafeterías, todos los lugares donde no se exigía hablar mucho. De a poco se fueron organizando y se pasaron al campo, abrieron tintorerías que no tenían las máquinas que tienen ahora y eso exigía mucha mano de obra. Se cobraba poco y se trabajaba mucho.
Las familias, entonces, tenían mejores ingresos y mandaban a sus hijos a estudiar al Japón, porque tenían la idea de que si los hijos aprendían el japonés como un japonés nativo, ellos cuando volvían podían seguir el curso normal de la vida. Pero los agarró la Segunda Guerra Mundial y no pudieron volver. Y las familias que estaban acá no tenían idea de lo que les podía pasar a sus hijos. Entonces comenzaron a juntarse y a organizarse para ayudarse mutuamente. Nosotros tenemos una palabra que es tanomoshi, que significa juntar el dinero entre todos para salvar a otros, entonces algunos pusieron tintorería, otros mejoraron sus campos, etc.
¿Se organizaron solamente con un fin económico?
No. En ese momento se empezó a debatir acerca de si valía la pena o no estudiar japonés, entonces, se decide crear una escuela japonesa y un club con personería jurídica para que la enseñanza del idioma japonés tuviera sustento. Y acá estamos casi 60 años después.
¿Qué pasa con las nuevas generaciones?
La globalización hace que se mezcle todo. En un principio había rispideces si un japonés, por ejemplo, no se casaba con alguien de la colectividad, pero ya no. Y pasa en todo el mundo. Si bien se trata de mantener la idiosincrasia, hay un aggiornamento.
¿Y cómo es vivir en Argentina?
Hay muchos reportajes donde los inmigrantes que llegaron entre el ‘50 y el ‘60 decían que acá era el paraíso. Hoy no hay tanta inmigración japonesa, tal vez, empresarios, pero hoy Japón está bien económicamente. La colectividad japonesa está muy bien vista. Pero creo que es porque siempre hemos sido honestos y respetuosos.
Con el bono contribución (1500 pesos) se participa de un súper sorteo, además de colaborar con la EP N°68 y EP N°8 de Almirante Brown.
En caso de lluvia, se reprograma para el 8 de octubre.
Más info: ajburzaco@gmail.com
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