Envejecer con derechos Especialización en Gerontología

El incremento demográfico constante de la población que envejece es una señal que indica la necesidad de que distintos actores intervengan con saberes para el diseño, gestión e implementación de políticas públicas activas de prevención y promoción de la salud. Por ello, en agosto comienza la primera cohorte de la Especialización en Gerontología, adscripta al Departamento de Salud Comunitaria. Está dirigida a médicos, psicólogos, enfermeros, kinesiólogos, nutricionistas, trabajadores sociales, psicólogos, licenciados en educación física, educadores, sociólogos, antropólogos, abogados, comunicadores sociales y especialistas en temas de seguridad social, entre otros.

Sus antecedentes pueden rastrearse en el año 2001, cuando se realizaron las primeras jornadas del Adulto Mayor “Salud Comunitaria, creatividad y derechos humanos”. Desde entonces la UNLa se propuso convocar no solo a los profesionales sino a los adultos mayores de la comunidad. Fruto de este entramado, en 2004 florecieron distintos proyectos de capacitación e iniciativas comunitarias que hoy abarcan a una población de entre 2500 y 3000 personas aproximadamente.

La nueva especialización estará a cargo de Silvia Molina, referente del Centro del Adulto Mayor de la UNLa “Mario Strejilevich”. Ella es médica, especialista en psicología clínica y magister en salud mental comunitaria. Cuenta con una amplia experiencia de campo, tanto en el trabajo comunitario como en la clínica. Se define a sí misma “como mujer y como una persona comprometida con los tiempos que le tocan vivir”. Ella es pareja, madre y abuela. Le gusta mucho leer, viajar y disfrutar los fines de semana en el Tigre, donde descansa en una casita junto al río. Es seria y atenta, y se concentra mucho en que sus palabras fluyan como el agua al son de los contenidos de esta nueva propuesta de posgrado.

-¿Esta especialización implica un diagnóstico del campo?

-Sí, vamos a trabajar con un grupo poblacional cuya proyección demográfica va a sufrir un crecimiento alarmante y por ello no tomamos como problemática la vejez, sino el envejecimiento. La Organización Panamericana de la Salud nos da números contundentes. En este momento, las personas mayores de 60 años son iguales a los menores de 5. La pregunta es: ¿cuántas políticas públicas hay diseñadas para minoridad y cuántas faltan para los adultos mayores? La OPS señala también que para el 2050 la población menor de 5 va a ser igual a la de 80. Ese es el gran desafío que tenemos por delante, porque el envejecimiento no implica solo que va haber más personas mayores, sino que va a haber un envejecimiento de los envejecidos.

-¿Entonces esta oferta aborda una problemática interdisciplinaria?

-Por supuesto. A este debate se enfrenta hoy la gerontología, porque se trata de un campo complejo que exige el desarrollo de respuestas articuladas. Bajo esta mirada, nuestro plan de estudios se asienta en el paradigma biopsicosocial del fenómeno del envejecimiento. Es decir que buscamos respuestas interdisciplinarias, porque todos los campos de conocimiento cruzan a la población que va envejeciendo y este desafío demográfico es ético, político y social. Por ello resulta imprescindible formar especialistas y discutir con los paradigmas que abordan este objeto desde lo biológico, o desde lo psicológico, o lo social. Y a esto, nosotros le agregamos lo cultural, porque hay una cultura del envejecimiento y cada sociedad tiene la suya. La nuestra es seguramente muy diferente a la europea o la africana y si esto no se respeta es complicado.

-¿De qué sujeto adulto mayor estamos hablando?

-De un sujeto de derecho, que envejece en un proceso diferencial. Por eso no hablamos de vejez, sino de vejeces. Es un sujeto que ha envejecido de acuerdo con las condiciones que ha desarrollado en su vida. Por lo tanto el envejecimiento en La Quiaca es distinto al de la Capital, y es distinto el de un adulto mayor con necesidades básicas insatisfechas a uno con mayor poder adquisitivo. Hablar de “los viejos” es una falacia que limita y mete en la misma bolsa situaciones que son distintas. Por ello nosotros hablamos de un adulto mayor que tiene un envejecimiento activo, de derechos, y que participa.

-¿Esta oferta de posgrado tiene una perspectiva de intervención comunitaria?

-Sí, trabajamos con organizaciones como centros de jubilados, PAMI local y el Municipio con sus áreas de Desarrollo Social y Salud. Con ellos articulamos para trabajar en la comunidad, para fortalecer los espacios comunitarios y promover los cuidados desde las diferentes alternativas, tanto familiares como comunitarias. Apostamos a este camino para producir procesos de transformación en el envejecimiento.

-¿Hay otras ofertas similares en otras instituciones educativas?

-Sí, pero nosotros tenemos una mirada abarcativa que incluye el diseño, la gestión y también la prevención y la promoción de la salud. Por eso nos proponemos trabajar con profesionales de distintas disciplinas, como por ejemplo los educadores. Ellos pueden contribuir a revertir la carga negativa que tiene la vejez en la formación educativa de los niños o en representaciones enquistadas y presentes en antiguos textos escolares como con los que yo me formé. Recuerdo que decían: “La abuela amasa la masa, y el abuelo fuma la pipa”. Estas representaciones hay que deconstruirlas y desnaturalizarlas, y para eso necesitamos que todos los actores del campo estén preparados.

-¿Cómo está compuesto el equipo docente?

-Está formado por profesionales y especialistas de mucha trayectoria en cuidados, diseño, gestión e implementación de políticas para el sector.

-¿Querés agregar algo?

-Que aprendimos e interactuamos con la problemática y la comunidad, y ahora estamos en condiciones de dar cuerpo a una construcción especializante que viene desde abajo hacia arriba, y no desde lo que nosotros pensamos que la comunidad de los adultos mayores necesita. Esta apuesta tiene todo que ver con la forma de instalar los temas desde nuestra institución.