“Cuando se tiene un impulso, una meta a donde llegar, es importante escucharse a uno mismo. Me subí por primera vez a un escenario en primer grado. Hacía de un ciempiés y mi mamá me había hecho el vestuario con un vestido suyo y varias medias rellenas de papel de diario. Me acuerdo que cuando se abrió el telón vi a todos los estudiantes, padres y maestras, y tuve una sensación única en todo el cuerpo. Esa electricidad que sentí siendo un niño de seis es la misma que me acompaña hoy a mis 34 años”.

Hernán Cuevas es vecino de Lanús y uno de los protagonistas de la aclamada serie de televisión División Palermo, que está próxima a estrenar su segunda temporada. Este papel llegó luego de 14 años de extensa trayectoria y de ganarse un lugar por fuera de los estereotipos vinculados a su talla.

“Al tener una fisonomía particular muchas veces se termina yendo al mismo personaje y yo dejé de hacer audiciones y castings porque siempre el papel estaba ligado a mi cuerpo, al circo, a la humillación. Cuando me llega la propuesta de que estaban buscando gente de talla baja, me dicen que era para Netflix y para armar algo lindo y distinto. Entonces, le presté atención y me animé a ver qué era. Hice la audición por una plataforma virtual porque estábamos en pandemia y quedé”.

¿Por qué pensás que es tan exitosa la serie?

Yo hago un paralelo con la película Esperando la carroza, que cuando se estrenó en 1985 rompió con lo que se venía haciendo y, a pesar de que en un principio la gente no la tomó bien, hoy es un clásico del arte, de la identidad argentina. Cuando salió el tráiler de División Palermo hubo también algunas miradas que objetaban sobre si uno se puede reír de cosas así. La serie es un policial con el condimento de la inclusión, en un contexto donde hay que hablar y hacer preguntas.

En ese sentido, la serie muestra que los límites los pone la mirada del otro, es decir, la persona que no tiene una característica distinta. Los personajes lo explican todo el tiempo y frenan las actitudes de desprecio o lastimosas, como aquellos que atropellan tu cuerpo porque creen que necesitás ayuda al verte con una silla de ruedas o con un bastón blanco, o quienes se agachan para hablarte porque sos de talla baja.

¿Qué rol ocupa el humor?

El humor, en este caso, sirve para visibilizar y hablar de otras cosas. Por ejemplo, ¿cuántas personas con discapacidad ves en las publicidades? ¿Una persona en silla de ruedas no toma gaseosas? ¿Una persona que no ve no usa detergente? Hay que incluir dentro de nuestra periferia este tipo de situaciones, porque cuando los medios se ponen en ese lugar y dejan de lado el perfil comercial se logran cosas buenas.

¿Te esperabas este boom y una segunda temporada?

Cuando me dieron los libretos, entendí que era algo distinto, que iba a hacer ruido. Sentí realmente que la gente lo iba a amar porque no hay registro de una producción así. El factor comedia ayuda mucho a que no sea algo solemne y que el mensaje llegue mejor.

Amor por el teatro

Los primeros pasos profesionales llegaron en 2010 con la obra La vida es un sueño en el San Martín. Y, desde entonces, el teatro se ha convertido en un espacio de “mucha libertad” y creatividad. Tal es así que en 2015 fundó La compañía del grito.

“El arte es lo mejor que nos puede pasar, en cualquiera de sus formas. Y en particular la actuación te da una libertad tan grande para hacer todo el imaginario, que no existen límites. Cuando comencé a ver diferentes tipos de teatro, me di cuenta de que había un montón de temas que no se estaban hablando, que no se estaban gritando, y justamente yo quería gritar sobre tener un físico distinto, que no se relaciona a lo que se ve en el día a día, o de hablar de temas que no se ven en cine o teatro. La compañía lleva ese mensaje personal, que es compartido por el resto de los actores y actrices. Se trata de gritar lo que la psicología llama pactos de silencio, algo que todo el mundo sabe pero nadie habla”.

Una peli rumbo a Cannes

La trayectoria de Hernán Cuevas también se extiende al cine. Junto a José María Cicala filmó diversas películas y se espera que en octubre llegue Encantador, una película de terror psicológico donde compartió set con Arturo Puig y Rodrigo Noya, entre otros.

Pero, además, este año se estrenó Proscenio, una producción que participó de la 25ª edición del Bafici y que se perfila para ser candidata en el Festival de Cine de Cannes, en Francia. Allí, Hernán interpreta a un director teatral “muy neurótico y puntilloso”.

“Esta profesión tiene esa magia de ver a alguien en el escenario, que después termina siendo tu colega. Somos todos iguales, ya sea que estemos en el under o en una obra en el teatro más importante. Y eso me llena de orgullo”.


Foto de portada: Netflix

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