Las dos palabras clave que originaron esta distinción puesta en negro sobre blanco en la resolución 00086/19 del Consejo Superior son “compromiso” y “coherencia”: la perfecta conjunción, la perfecta armonía entre ambas es una de las constantes de Solanas, tanto en su actividad artística como en sus actuaciones políticas.
La resolución destaca también que en todo momento el flamante Profesor Honorario de la UNLa “ha tenido como ‘prioridades estratégicas’ las políticas de derechos humanos; las políticas energéticas, ferroviarias, de integración de la educación y la cultura; la defensa de los pueblos originarios; la recuperación del medio ambiente; la integración continental autónoma; la autodeterminación de los pueblos; la democratización de la cultura y los medios de comunicación; ‘y en sus últimos trabajos la lucha contra los grandes intereses de las principales compañías de agroquímicos que afectan y destruyen las vidas, las familias y las comunidades en todo el territorio nacional’”.
El acto de entrega de la distinción en el cine universitario Tita Merello contó con la presencia de la rectora Ana Jaramillo, quien luego de mencionar que “Pino nos marcó a muchos” recordó que “descolonizarnos culturalmente es nuestro propósito: esta tarea la seguiremos haciendo, Pino con su arte, nosotros reconstruyendo además la gratuidad universitaria que no es como el aire o la lluvia, la gratuidad universitaria fue una decisión histórico-política”.
En el panel la acompañaron Daniel Bozzani, director de nuestro departamento de Humanidades y Artes (“me conmueve esa responsabilidad del artista, cuando la ética y la estética se juntan en una obra”, dijo) y Rómulo Berruti, periodista y coordinador del ciclo “Al cine con la UNLa”, quien rememoró las circunstancias en las que Solanas recibió el premio en el Festival de Venecia de 1985 por su film “El exilio de Gardel”.
Después de recibir los presentes de nuestra comunidad universitaria (un mate de plata del artista Rubén Caños y una remera de los no docentes de la UNLa), Solanas dio su primera clase como Profesor Honorario, en la que habló del proceso creativo y del camino del artista.
“Uno no se recibe de escritor ni de músico, es algo que no tiene fin –dijo-. La realidad de la obra se va haciendo mientras se va construyendo. Es el viaje lo que construye la obra”.
Todo indica que muy pronto Pino Solanas volverá a nuestra Universidad: a estrenar la película documental en la que ha venido trabajando en estos años –en la que tres amigos hablan sobre sus procesos creativos: Eduardo “Tato” Pavlovsky, Luis Felipe Noé y él mismo- y a dar clase, actividad a la que se comprometió públicamente porque, según remarcó, “Me encanta enseñar”.
Una vez terminado el acto se proyectó la primera parte de “La hora de los hornos” de Solanas y Octavio Getino, integrantes y creadores, a fines de los años 60, del Grupo de Cine Liberación.
Hacer Comentario
Haz login para poder hacer un comentario