La radio es un reino de inquietud donde realmente se puede crear fantasía.

Es la imaginación por la imaginación”.

Paloma Efron «Blackie»

Una terraza, una ópera y una proeza. Así comenzó hace 100 años la historia de la radio en Argentina, de la mano de «Locos de la azotea” quienes el 27 de agosto de 1920 transmitieron desde el techo del teatro Coliseo la obra Parsifal de Richard Wagner. Los rudimentarios equipos no pudieron frenar la magia ni el largo camino que se iniciaba para el medio.

La radio evolucionó y hoy abarca un universo tal vez impensado en sus orígenes: emisoras comerciales, comunitarias, universitarias, digitales,  satelitales, apps y podcasts.

¿Cómo se explica esa vigencia? ¿Qué rol cumple en la democratización de la palabra y en la diversidad de voces? ¿Cuál es su importancia en la construcción de una identidad comunitaria?

Analizamos estos interrogantes junto a Analía Lutowicz, docente de nuestra universidad y de la Escuela de Comunicación ETER, y productora y editora en Megafón Radio.

¿Cuál es el rol de las radios comunitarias?

Las radios comunitarias son un eslabón fundamental en un sistema de comunicación democrático. Parándonos en la vereda de que la información es un derecho y no un bien de consumo, esas radios son quienes garantizan que ese derecho se cumpla en cada comunidad. En primer lugar, porque son quienes conocen el territorio, la gente, y sobre todo, lo que pasa realmente en ellos. Estamos atravesando una época donde para comprender realmente una noticia tenemos que analizar el hecho, quién nos lo cuenta, saber para quién trabaja, entender el mapa multiempresarial. Es muy complejo poder tener una noción de las realidades que la sociedad atraviesa, por fuera del recorte que los medios hegemónicos hacen. Y en ese contexto, los medios locales, comunitarios, aportan una agenda basada en esas realidades que, muchas veces, estos otros medios esquivan. Pensemos si no en un ejemplo cercano: desde los medios hegemónicos se instalaba un discurso en contra del aislamiento porque en el AMBA no se habilitaban actividades comerciales como si la Argentina entera estuviese en fase 1, cuando en gran parte del país ya habían pasado a fases más abiertas. Pero como la información se centraliza acá, fue como si todo el país estuviese en fase 1. Y eso ocurre en todos los niveles: nacional, regional, local. En ese sentido, las radios comunitarias cumplen la función de mostrar esa otra realidad, la que vemos en la esquina de casa, en el centro comercial del barrio. Por otra parte, también son quienes dan voz a los actores sociales invisibilizados por los medios hegemónicos. Retomando la idea inicial, un sistema comunicacional democrático tiene tres patas: los medios privados que se rigen por el mercado y cuyos contenidos van a estar guiados por este; el Estado que debe velar por la diversidad y representatividad de las voces que lo componen; y los medios comunitarios que son quienes garantizan esa pluralidad de voces.

¿Por qué es importante tener una mirada local de lo local?

Hace muchos años que se da un fuerte debate en torno a la subjetividad, pero no solo en el ámbito de los medios. Por ejemplo, en el campo científico han surgido epistemologías como la del conocimiento situado, muy asociada hoy en día al movimiento feminista y diversidades, donde uno de los cuestionamientos principales es desde qué lugar y quién construye el conocimiento; cada mirada está atravesada por un determinado modelo social, cultural, político. Entonces, cuando yo pongo mi voz para narrar la realidad de otro, lo hago desde un lugar que está teñido por esa mirada, siempre va a ser una interpretación de esa realidad vista desde afuera. Cuando son los propios protagonistas quienes hacen esa construcción, también está atravesada por sus propias miradas, pero con una gran diferencia: nos acercan a cómo viven su propia realidad. En cierto punto, sigue siendo una construcción subjetiva si querés ser meticulosa, pero es una subjetividad que expresa un nivel de realidad mucho más representativo. Volviendo a las radios comunitarias, como dije antes, son quienes garantizan la democratización de la comunicación justamente porque ponen sus micrófonos al servicio de las propias comunidades, para que sean ellas mismas quienes construyan sus relatos. Como dicen por ahí, la historia la escriben los que ganan. Y en un mundo regido por la comunicación e información, que sean los propios vecinos quienes cuenten sus realidades, abre la puerta a que escuchemos otras versiones de la historia, las que las propias comunidades quieren que queden plasmadas.

¿Qué papel juegan las radios universitarias, considerando que Argentina inauguró la primera a nivel mundial?

Las radios universitarias juegan un papel determinante en el mapa comunicacional. Siendo nuestro país uno de los pocos en el mundo donde la educación superior es gratuita y pública, no resulta extraño que estas emisoras surjan como un eslabón central al acercar los claustros académicos a la comunidad. Las radios universitarias son una forma más, junto con la extensión y la cooperación, de poner a las universidades en el territorio. Y a su vez, también cumplen con la función de llevar las inquietudes y problemáticas locales a las universidades; escuchando a la comunidad donde están ancladas y, sobre todo, dándoles voz. En Megafón tenemos sobrados ejemplos de ello. No solo porque se dan a conocer al barrio las diferentes actividades y acontecimientos de la UNLa, sino también porque podemos conocer desde el territorio qué es lo que pasa a diario a través de la audiencia de la radio y trasladar esas realidades a las acciones de la universidad. Como tal, tenemos la responsabilidad en la formación, educación y posibilidad de movilidad social de los habitantes de nuestra región, pero también somos responsables de trabajar en pos de transformar nuestra comunidad. Y es allí donde las radios universitarias juegan ese papel tan fundamental.

¿Qué valor agregado le dan las radios universitarias a la comunicación?

En línea con lo que vengo diciendo, las radios universitarias aportan la posibilidad de repensar todos los ámbitos que atraviesa la sociedad. Es donde podemos poner en juego las herramientas comunicacionales de cada medio para unir las ideas y las acciones, revisar las realidades y proponer nuevos rumbos, en consonancia con lo que ocurre en los claustros y en los barrios. Por otra parte, la capacidad de estas emisoras de salir de la agenda mediática para detenernos a pensar qué queremos como sociedad, es uno de los fuertes de las radios universitarias. Poder llevar al medio y sus oyentes las miradas diversas de la comunidad académica y, como también mencionaba antes, ponerlas en discusión con las perspectivas de la propia comunidad es un modo de abrir el juego mediático a la pluralidad de voces. En épocas de posverdad, fake news, sobreinformación y opinología, es fundamental el espacio de discusión que abren las radios universitarias desde la validación que la Academia brinda. Pero no desde una posición jerárquica, sino porque aportan un fundamento concreto, empírico a esas discusiones. Y nuevamente, podemos tomar estos tiempos de pandemia como ejemplo. Los medios están llenos de comunicadores que, siguiendo intereses que no siempre son coincidentes con los del pueblo, desinforman de manera peligrosa, con discursos que incluso pueden poner en riesgo la vida y la salud de la población. En ese marco, podemos ver con claridad la función central que cumplen las radios universitarias, aportando a la maraña informativa (y desinformativa) datos y saberes validados por la ciencia y la Academia. Entonces, ese valor agregado que tienen estas emisoras de poder irradiar y comunicar desde los saberes de las mismas universidades es un factor fundamental para aportar un espacio de análisis, de cuestionamiento de lo que en la mayor parte de los medios no se discute o se da por sentado.

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