Un equipo de docentes investigadores de la UNLa está desarrollando un kit de riego automatizado de bajo costo, que persigue fines productivos, educativos y vinculados con la soberanía alimentaria y la agroecología. El mismo es parte de un proyecto de vinculación, innovación e investigación aplicada.

El kit medirá la humedad del suelo y de la atmósfera, la temperatura ambiente y el nivel de pH de la tierra. El prototipo estará listo para mediados de septiembre y en octubre se presentará la primera etapa del software con sus métricas. “Venimos trabajando a buen ritmo y somos optimistas con los resultados” aseguró Alejandra Vranic, directora del proyecto y de la Licenciatura en Sistemas. Conversamos también con Laura Loidi, co-directora y especialista en Metodología de la Investigación; Gustavo Siciliano, desarrollador de proyectos software; y Eva Richiedei, graduada en Gestión Ambiental Urbana. Todos ellos son integrantes de este bienvenido proyecto.

¿Cuáles son los objetivos que persiguen?

Alejandra Vranic: El kit tecnológico busca desarrollarse para cooperativas, pequeños emprendedores e instituciones que desarrollen huertas a pequeña escala. El proyecto está orientado a la agroecología. Estamos en condiciones de implementar un prototipo con sensores para medir la humedad del suelo, la humedad de la atmósfera y la temperatura. Tenemos previsto medir también el pH, es decir el grado de acidez o alcalinidad de la tierra, pero más a futuro y de manera manual por los costos que tienen estos medidores. Buscamos automatizar el riego, con el objetivo de optimizar el uso de recursos tales como el agua y la energía, así como mejorar y aumentar la productividad de los huertos.

Gustavo Siciliano: Quiero remarcar la relevancia que tiene el bajo costo del kit. Esto garantiza su accesibilidad para emprendimientos productivos y gestores de baja escala, incluso para usuarios particulares. En el mercado existen kits genéricos pero son industriales o semi-industriales. Sus costos se alejan de las posibilidades de compra de los productores micro y sus funciones implican variables que quizás en esta escala no son funcionales. 

¿Cuáles son los componentes del Kit?

Gustavo Siciliano: Su corazón es una placa con sensores y una conexión WiFi. El kit electrónico se ubicará dentro de una caja que lo proteja de agresiones climáticas. A grandes rasgos va a ser como un Lego, es decir una pieza en la que se ensamblan piezas más chicas y de fácil armado.

¿Cómo va a trabajar el software?

Gustavo Siciliano: Cada usuario podrá dar de alta su huerta o cultivo. Podrá cargar en el software un umbral máximo y mínimo de variables necesarias según su producción. Cuando alguno de los valores se encuentre en un umbral crítico, se enviará un mensaje al usuario y la activación de la manguera podrá hacerse de forma manual o automática. De esta manera, los sensores van a tomar información de la realidad y la van a transmitir a un servidor que se conectará con los usuarios.

¿Cómo será su instalación?

Alejandra Vranic: Vamos a montar el prototipo en una zona con tensión, llegada de agua y WiFi. Después tenemos previsto desarrollar un prototipo con panel solar eléctrico y con alguna otra forma de comunicación tal como LoRa para lugares que estén alejados y sin tensión.

¿Cuál es el impacto ambiental de este proyecto?

Eva Richiedei: No solo implica el ahorro de agua, sino que cada cultivo tiene determinados requerimientos. Garantizar que reciban la cantidad necesaria de agua va a permitir un producto de mejor calidad, una planta más vigorosa y resistente a enfermedades. Además, se previene la degradación del suelo por un riego excesivo.

¿Y desde lo productivo?

Laura Loidi: Algo central del proyecto es que busca promover la soberanía alimentaria. Es decir, mejorar las condiciones de desarrollo de los propios cultivos, ya sea para trabajadores de la tierra, comedores, escuelas e incluso hogares con huerta propia. Que las escuelas continúen en el verano con las producciones de sus huertas y que no pierdan lo trabajado durante el año calendario que luego se hace muy difícil de retomar.

Eva Richiedei: Otra de las líneas previstas implica identificar a actores sociales que presenten vulnerados sus derechos al trabajo. Esto incluye a víctimas por violencia de género y disidencias desocupadas con la idea de promover un empleo verde.

¿Tiene también un eje educativo?

Gustavo Siciliano: Sí, porque este kit va a ser un producto de código abierto (open source) con el fin de que distintos espacios educativos puedan acceder para utilizarlo y replicarlo. Con los dispositivos de mercado esto no pasa porque son cajas negras.

Alejandra Vranic: Nuestro kit busca instalarse como contenido académico dentro de las funciones de una Universidad Pública, Urbana y Comprometida. Además de que los estudiantes de la carrera de Sistemas participan en él desde sus prácticas pre-profesionales y con aportes desde sus trabajos finales. Y la Escuela Técnica de Artes y Oficios “Felipe Vallese” de la UNLa, está interesada en incorporar los contenidos vinculados al kit a la oferta de cursos de oficios.

¿Existen otros proyectos similares con los que dialogaron?

Eva Richiedei: Sí, me gustaría destacar la influencia que tuvimos del Proyecto Piwkeyewün de Chile y de su taller de Huertos Tecnológicos Indígenas. Tuvimos reuniones con su equipo interdisciplinario. Fueron muy generosos y nos quedamos maravillados con la definición no naturalizada que trabajan de los pueblos originarios. Además somos herederos de los postulados de Miriam Gorban que afirma que quienes contribuyen a lograr la soberanía alimentaria son “los productores familiares, pequeños productores campesinos organizados y los ciudadanos conscientes de sus derechos. Y la Soberanía Alimentaria es una visión y un legado construido por los pueblos originarios, campesinos, jóvenes y trabajadores rurales. Y una deuda pendiente en la población migrante desocupada de las grandes ciudades” (Gorban M., 2015; pp. 51)[1]. Cómo integrar a los pueblos originarios, a los trabajadores rurales y a las poblaciones desocupadas es una problemática que como Universidad también nos compete.

Docentes investigadores
Mg. María Alejandra Vranic – Dirección de la Licenciatura en Sistemas. Magister en Gestión de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (UNLa). Desarrollador de Proyectos Software nivel Senior. Líder de Proyectos de tecnología aplicada en PPP y TFI. Forma parte del equipo Laboratorio I+D+i de Software, Ingeniería y Análisis de Datos.

Esp. Laura Loidi – Tesis en curso Maestría de la Investigación Científica UNLa. Docente a cargo de la materia “Seminario de Trabajo Final” de la Licenciatura en Sistemas. Forma parte del equipo Laboratorio I+D+i de Software, Ingeniería y Análisis de Datos.

Lic. Gustavo Siciliano – Desarrollador de Proyectos Software nivel Senior. Líder de Proyectos de tecnología aplicada en PPP y TFI. Forma parte del equipo Laboratorio I+D+i de Software, Ingeniería y Análisis de Datos.

Lic. Eva Richiedei – Graduada de la Licenciatura en Gestión Ambiental Urbana UNLa. Perfil en Educación Ambiental, Agroecología. Docente de la Escuela Técnica de Artes y Oficios “Felipe Vallese” (UNLa). Proyecto radicado en el Instituto de Producción, Economía y Trabajo (IPET). Involucra como Unidades Académicas a los departamentos de Desarrollo Productivo y Tecnológico y de Salud Comunitaria.


[1] Gorban, Miryam (2015). Hablemos de Soberanía alimentaria. CABA, CaLiSA.

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