La discusión acerca de los problemas ambientales a nivel global, regional y local ha tomado un fuerte protagonismo en los últimos años debido a la notoria degradación de nuestros bienes ambientales. Múltiples acciones se han adoptado desde distintas instituciones para minimizar los efectos de dicha degradación ambiental. Sin embargo, en muchos casos esta empeora diariamente y, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el aumento excesivo de la generación de residuos es uno de los principales factores de degradación ambiental en la actualidad.
Si bien el proceso de gestión de residuos incluye diversas etapas, iniciando por separación en origen y recolección de los mismos, el transporte, el procesamiento o tratamiento, el reciclaje y la disposición final -cada una con distintos niveles de incidencia y complejidad-, para poder a largo plazo reducir la generación es necesario aumentar el reciclado y la reutilización, extendiendo el ciclo de vida de los objetos de consumo.
Ante esta situación y con la finalidad de informar y concientizar a los ciudadanos sobre la necesidad de proteger el ambiente a través de la práctica de separación de residuos, desde el año 2005 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró el 17 de mayo como el Día Mundial del Reciclaje y desde entonces se llevan adelante distintas acciones para promocionar el aumento del reciclaje a nivel mundial.
La propuesta original se centró en propiciar mejores hábitos de consumo en busca de la sostenibilidad, fundada en la denominada Regla de las Tres Erres (3R): reducir o minimizar los residuos que producimos a diario, reutilizar o alargar la vida útil de los objetos lo máximo posible, y reciclar o utilizar los objetos y residuos desechados para incorporarlos en una nueva cadena productiva como materia prima.
Actualmente ya no hablamos de tres sino de Cinco Erres (5R)[1] o acciones que pueden mejorar nuestros hábitos de consumo, agregando a las ya mencionadas las siguientes: rechazar cuando nos ofrecen todos los artículos que no son reciclables o reutilizables, y reparar los objetos que se puedan seguir utilizando en lugar de comprar nuevos, retrasando la denominada obsolescencia programada de los mismos.
Comprometernos con estos cambios de hábitos y practicar las 5R tiene un impacto positivo sobre el ambiente y la reducción de nuestra huella ecológica en el planeta.
¿Qué hacemos nosotra/os?
En nuestro país se generan aproximadamente 45.000 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos[2], con un alto impacto negativo en el ambiente.
Desde los distintos niveles de Gobierno se impulsan iniciativas que tienen como objetivo mejorar la gestión de residuos sobre todo en las grandes ciudades, como áreas con mayor producción de residuos por habitante.
En nuestra región, la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) lleva adelante un programa de acompañamiento a los gobiernos locales financiando distintos proyectos de separación en origen y reciclado de residuos, además del Programa Estaciones de Reciclado[3] que actualmente cuenta con 47 estaciones instaladas en los municipios de Almirante Brown, Avellaneda, Ezeiza, General Las Heras, Lanús, Lomas de Zamora, Marcos Paz, Merlo, Morón, San Vicente y Esteban Echeverría, con distintos modelos de operación según el requerimiento de cada municipio.
Importa destacar que un rol preponderante en estos proyectos y programas lo ocupan la/os recuperadoras y recuperadores urbanos, quienes, con mayor o menor grado de inserción formal en los mismos, trabajan diariamente en la recolección y reciclado de residuos. Esta dinámica se replica en buena parte de los países de América Latina ante la ausencia de políticas de gestión de residuos y un alto nivel de desempleo, convirtiendo los sistemas de recuperación de residuos y el reciclaje en una fuente de ingresos para los sectores más vulnerados de la población, para quienes la recuperación y valorización de residuos urbanos representa en muchos casos el único ingreso familiar.
La mayoría de la/os trabajadoras y trabajadores del sector que hoy se agrupan en Cooperativas tuvo que luchar para que su labor fuera reconocida como un servicio público y hoy entendida, como señalábamos anteriormente, como una de las funciones fundamentales en el sistema de gestión de residuos.
Por esto, este 17 de mayo destacamos no solo la importancia del reciclaje como herramienta de mejora de la calidad ambiental para toda/os la/os ciudadanos y ciudadanos, y la responsabilidad que toda/os debemos tomar para cambiar nuestros hábitos, sino que también valorizamos la actividad de recuperadoras y recuperadores urbanos que genera múltiples beneficios ambientales y económicos, como también como su participación en la adquisición de hábitos de reciclaje por parte de toda la población.
[1] Mas información en: https://www.youtube.com/watch?v=ovp7nymBJYQ&t=48s
[2] Según datos del Centro de Información Ambiental del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (https://www.argentina.gob.ar/ambiente/ciam)
[3] Mas información en: https://www.acumar.gob.ar/gestion-de-residuos/acumar-3r/estaciones-de-reciclado/
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