Ciento veintiún años se cumplen hoy del nacimiento del profesor, cuentista, poeta y escritor Jorge Francisco Isidoro Luis Borges, más conocido como Jorge Luis Borges (24/08/1899, Buenos Aires – 14/06/1986, Ginebra, Suiza).

Y qué mejor fecha pudo haber elegido el Senado y la Cámara de Diputados de la Nación Argentina para haber sancionado en 2012 la Ley n° 26.754 instituyendo al día 24 de agosto de cada año como «Día del Lector», en homenaje y conmemoración al día de su natalicio1.

¿Por qué relacionar la figura de Borges con la lectura y el ser lector, y no, directamente, con la escritura y con el acto de escribir? Al fin y al cabo, se trata de uno de los más grandes escritores que haya existido. Porque si de generar días de algo se trata, podríamos celebrar también hoy, el Día de los Laberintos o de los Tigres Azules.

Dicen que para muestra, alcanza un botón. Y para responder a la pregunta del párrafo anterior, sobra una mínima dosis de Borges en pleno derrotero de genialidad. En 1980, al poco tiempo de haber obtenido el Premio Cervantes2 (la mayor distinción literaria de la lengua española a la que un escritor de la lengua de Cervantes puede aspirar), Jorge L. Borges, en una memorable entrevista que le realizara el periodista español, locutor de radio y gran presentador de televisión, Joaquín Soler Serrano en el programa «A fondo» de la Televisión Española (TVE), hizo referencia a su pasión por la lectura3:

JSS: —A su padre ¿cuántas cosas le debe usted, aparte del hecho de vivir?

JLB: —Yo le debo todo. Ante todo yo diría que la biblioteca de mi padre ha sido el acontecimiento capital de mi vida. Yo diría que a diferencia de Alonso Quijano, que logró salir y a tratar de ser y a lograr a veces ser Don Quijote, yo no he salido nunca de esa biblioteca. Yo sigo en casa, releyendo los libros que leí entonces. Releyendo la segunda parte del Quijote… bueno… la obra de Kipling, la obra de Wells y otro que agarré después, la obra de Conrad y lo que leí un poco después, la obra de Schopenhauer, la leí en alemán, porque yo me enseñé alemán en 1916, para leer a Schopenhauer. Schopenhauer me fue dado con otros dones también.

Con estas palabras Jorge L. Borges se reconoce como lector antes que escritor. Y quiero destacar algunas ideas que deseo mirar de esa entrevista.

En primer lugar, la relectura. Releer y releer. Si de lecturas vive el lector, a través de las relecturas puede vivir varias vidas en una. Intenten leer a María Elena Walsh o a Antoine de Saint-Exupéry, estando en primaria, ingresando a la secundaria y finalizando los estudios superiores. Un mismo libro, infinitos mundos para habitar.

Otra observación que podríamos extraer de esa entrevista es el esfuerzo, constancia, la paciencia, para ser un buen lector. El hecho de esforzarnos para mejorar y tratar de consustanciarnos con el texto da sus frutos: “yo me enseñé alemán en 1916, para leer a Schopenhauer”. Aquellos lectores que tuvieron la dicha de poder leer a un autor en su lengua original saben que habitan una tierra prometida.

Una tercera idea rescato de ese fragmento de la entrevista. Se trata de la percepción del tiempo y del espacio ante el acto de leer. “Yo no he salido nunca de esa biblioteca” dice Borges. Y me atrevo a agregar: y al leer, pudo viajar a los confines y más allá. Estar en todos lados y en ninguna parte al mismo tiempo.

Finalmente, es justamente el tiempo, o la falta de este, la principal excusa que anteponemos a la acción de no poder leer. Muchas veces he dicho que no tengo tiempo para leer. Pennac (2005) dice al respecto:

El tiempo para leer siempre es tiempo robado. (Al igual que el tiempo para escribir, por otra parte, o el tiempo para amar.) ¿Robado a qué? Digamos que al deber de vivir. Esta es, sin duda, la razón de que el metro —símbolo arraigado de dicho deber— resulte ser la mayor biblioteca del mundo. El tiempo para leer, al igual que el tiempo para amar, dilata el tiempo de vivir.4

Tu día y el mío tienen 86400 segundos. ¿Le robamos 6400 para celebrar leyendo? Animate. Todavía te quedarían 80000 para todo lo demás que tengas que hacer.

¡Regalémonos y regalemos un tiempito para leer!


(1) Argentina. Ley 26.754/2012, de 27 de junio. Día del lector. Boletín Oficial, 3 de agosto de 2012. Vigente, de alcance general. Id SAIJ: LNS0005744. Disponible en http://www.saij.gob.ar/26754-nacional-dia-lector-lns0005744-2012-06-27/123456789-0abc-defg-g44-75000scanyel?q=%28numero-norma%3A26754%20%29&o=0&f=Total%7CTipo%20de%20Documento/Legislaci%F3n%7CFecha%7COrganismo%7CPublicaci%F3n%7CTema%7CEstado%20de%20Vigencia%7CAutor%7CJurisdicci%F3n&t=1

(2)  No haré referencia en esta oportunidad al Premio Nobel de Literatura y Jorge L. Borges, dado que el tema excedería la razón y la extensión de esta nota.

(3) Televisión Pública. (18 de junio de 2016). Celebrando a Borges – 1980. A fondo: entrevista de Joaquín Soler Serrano (1 de 4) [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=U-GlQZujLqw&feature=youtu.be&t=568

(4) Pennac, D. (2005). Como una novela. Barcelona: Anagrama.

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