El 1º de julio se cumple un nuevo aniversario del comienzo de nuestro largo, penoso e infame endeudamiento a partir del empréstito contratado con la Baring Brothers en 1824. El tema adquiere mayor relevancia y actualidad en torno a que nuestro país se encuentra fuertemente endeudado y en pleno proceso de renegociación de una parte importante de la deuda. Como la historia es la política del pasado, y la política la historia del presente, resulta pertinente e interesante indagar en la historia del comienzo de nuestro endeudamiento, al mismo tiempo que el papel desempeñado por el mismo, para poder extraer algunas enseñanzas de nuestro pasado.
Es nuestra intención abordar en estas líneas el análisis que realiza la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), acerca del endeudamiento externo. Acerca de cuál es realmente el papel que se pretendió y se pretende con el mismo. En este sentido, FORJA analiza el primer empréstito contraído por nuestro país, como demostración de los mecanismos que se valen los países colonialistas y/o imperialistas para sojuzgar a los pueblos. El lector sabrá apreciar, en estas breves líneas, que la senda que nos marca el pensamiento nacional sigue absolutamente vigente.
Brevemente, FORJA fue una agrupación surgida como una ruptura al interior del radicalismo. Este movimiento nacional amplio contenía en su seno sectores propulsores de un proyecto nacional-popular, y al mismo tiempo sectores fuertemente conservadores, y como este puñado de muchachos considera que el movimiento nacional no puede estar conducido (aunque sí pueden formar parte), los sectores conservadores, y ante la entrega de las banderas más consecuentes del yrigoyenismo que hace el alvearismo, dan nacimiento a esta agrupación, que también viene a denunciar (por primera vez en forma profunda y sistematizada sostiene Hernández Arregui) la injerencia del imperialismo británico en nuestro país. En un sótano de la Ciudad de Buenos Aires surge FORJA que grita: “SOMOS UNA ARGENTINA COLONIAL: QUEREMOS SER UNA ARGENTINA LIBRE”.
En este sentido examinan la cuestión de la deuda externa que más que como posibilidad de desarrollo “ha operado como un instrumento de saqueo y sumisión semi-colonial. En tal sentido ha sido un personaje permanente de nuestra historia, oculto, a veces, de prepotente presencia, en otras oportunidades” (Galasso, 2008: 13), o bien como sostiene una de las principales denuncias en la pluma del patriota Alejandro Olmos: “esa deuda es, pues, el común denominador de la desgracia de América Latina (…) La deuda debe ser un problema convocante en esta hora trascendental del destino latinoamericano (…) es clave para un replanteo de la lucha política en los países deudores. Porque la solución es política y no económica” (Olmos, 2004: 82-84). Pero vayamos con los forjistas, y el comienzo de esta historia infame de la deuda.
En la pluma y voz de Raúl Scalabrini Ortíz será, sobre todo, que FORJA enjuicie el endeudamiento externo. Así, Scalabrini demuestra que nuestro país no cayó en el endeudamiento por necesidad, o por debilidad, sino más bien por astucia y penetración del colonialismo o imperialismo británico, en complicidad con la oligarquía local. La deuda no se contrae por necesidades fiscales (que ya estaban cubiertas, y es más, arrojaban superávit). También deja de lado los argumentos que pretenden el no reclamo de la soberanía nacional ante los usureros imperiales por temor a las condenas del capital trasnacional. Es “el pasado, de donde arranca el paulatino sometimiento argentino, así enderezado en su realidad efectiva, servirá a la obra de manumisión nacional” (Scalabrini Ortíz, 2012: 323).
FORJA, como decíamos, analiza profundamente el primer empréstito para demostrar el mecanismo que utilizan las potencias, por eso que “para muestra basta un botón”. De esta manera cuenta que de nuestro primer empréstito contraído con la Casa Baring Brothers por 1 millón de libras esterlinas (parte de los diez empréstitos hechos por Inglaterra entre 1822-1826 por casi 21 mil millones de libras en nombre de las colonias españolas), llega al país un monto muchísimo menor. El empréstito aparece así como una imposición.
Las investigaciones dicen que poco más que la mitad es lo que tendría que haber llegado al Rio de la Plata, no obstante esa suma no llega en metálico, Scalabrini sostiene que han llegado unas 140 mil libras esterlinas, casi 120 mil en letras, y el resto en oro, y es más, el empréstito sostiene el forjista sirve como desbloqueo a las utilidades de los comerciantes británicos en la ciudad-puerto (Scalabrini Ortíz, 2001). ¡El resto solo Dios, la burguesía comercial entreguista y los financistas británicos sabrán! Afirma Scalabrini: “el primer empréstito argentino no fue más que un empréstito de desbloqueo, un modo de transportar en forma permanente las ganancias logradas por los comerciantes ingleses en las orillas del Río de la Plata. Es decir, que ese primer empréstito representa una riqueza que se llevó de la Argentina a Inglaterra, no una riqueza inglesa que se trajo a la Argentina. Ésta es la interpretación más favorable a Inglaterra (…) Lo más desfavorable linda con la brutal denominación de coacción y aun de estafa internacional” (Scalabrini Ortíz, 2012: 324-325).
Este es el “precio” por el reconocimiento de nuestra independencia. Es de recordar que recién para principios del siglo XX se termina de pagar el empréstito, llegando a pagar entre cinco y ocho veces más (es decir 8 millones libras esterlinas). ¡Una estafa! No hay negocio, o más bien hay negocio para pocos. Rememoramos, pedimos 1 millón de libras, se sabe que llegaron 140 mil (la mayor parte en letras), se cree que llegaron algunas más (como desbloqueo), y se pagó cerca de 8 millones de libras. Lamentablemente debemos decir que es “moco de pavo” con lo que va a venir más tarde (sobre todo con la última dictadura cívico-militar, y la segunda década infame). Sumado a todo esto debe considerarse que “monstruosas y vejatorias, tal es efectivamente la adjetivación que merecen las garantías del empréstito de 1824 (…) las tierras públicas han quedado hipotecadas, es decir, afectadas, por el mismo acto (…) Desde el 1º de julio de 1824, la tierra pública argentina sólo era argentina en cuanto a su ubicación geográfica” (Ibídem, 336-337).
Pero nuestra intención, como la de FORJA, no es abrumar con datos, sino ir a la estrategia de sometimiento que denotan estos. FORJA considera que el endeudamiento de los países coloniales o semi-coloniales corresponde a un cambio de método de sometimiento de las potencias luego de nuestros procesos independentistas. Antes las armas, ahora la penetración económica, “el imperio británico usará métodos nuevos en el transcurso del siglo XIX. Conseguirá tributos de riquezas, de productos, de trabajo, merced a la habilidad. Sólo usará la fuerza para destruir unidades muy resistentes o conductores muy precavidos (…) La primera arma de dominación económica es el empréstito” (Ibídem, 329-330). Rechazados los británicos en 1806-1807 buscarán otro camino para someter a nuestro país. Recordemos que el imperialismo seguirá utilizando la fuerza, lo que será oportunamente denunciado por FORJA, por ejemplo cuando la Batalla de la Vuelta de Obligado, o con la ocupación de Nuestras Islas Malvinas en 1833.
¿Había otro camino? se pregunta Scalabrini, y se responde que sí, y encuentra un ejemplo claro. Mientras Mitre en nuestro país transfiere la deuda de la Provincia de Buenos Aires al Estado Nacional, y contrataba un empréstito de 2,5 millones de libras esterlinas con Gran Bretaña del cual llega menos del 70%, el Mariscal López en el Paraguay desarrollaba fuertemente desde el Estado un país autónomo, construía astilleros, la primera línea férrea sudamericana, altos hornos de acero, etc., es decir se desarrolla industrialmente, llega a ser el país más desarrollado de Sudamérica, y cuando se endeuda por 1 millón de libras esterlinas… Luego de la Guerra de la Triple Infamia, y que El Mariscal López muera con su patria en Cerro Corá. De dicho empréstito, indica el forjista, no llegó un peso a Paraguay[1].
En fin, lo que se busca es detener la posibilidad de desarrollo, dejar al país deudor en el primitivismo agropecuario, “el único resultado visible y comprobable del empréstito fue el de retener el desarrollo de los pueblos, que es posiblemente el objetivo primordial de la diplomacia inglesa: detener el progreso de los pueblos” (Ibídem, 333). Asimismo se busca imponer condicionamientos ante la imposibilidad de pagar. Este estrategia no es el otorgamiento de un préstamo que luego el país deudor puede saldar en varios años con algunos intereses, pero que invertido de forma tal termina generando más riqueza. La lógica es el endeudamiento de forma tal que los países deudores no puedan hacer frente a los mismos, sean deudores y pagadores continuos. La deuda es entonces un peso enorme a los países coloniales y/o semi-coloniales que no los deja desarrollarse, y el drenaje es tal que complica incluso la continuación del pago de los mismos “préstamos”.
Así, los forjistas ya en la década del ’30, nos advierten que el endeudamiento con los organismos, bancos y/u organismos del imperialismo no tienen como objetivo el desarrollo nacional, sino más bien imposibilitar el mismo, de esta forma actúa como una forma más de encadenamiento de los países imperiales en relación a los oprimidos. En los forjistas es claro que seguir pagando para continuar debiendo cada vez más no es el camino. De esta forma, la salida posible es romper el esquema de expoliación, y así avanzar en la liberación nacional, ruptura solo posible en el marco de la Patria Grande.
Bibliografía
Cuadernos de Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA. Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional.
Galasso, Norberto. (2008). De la Banca Baring al FMI. Historia de la deuda externa Argentina. Buenos Aires: Colihue.
Hernández Arregui, Juan José. (2004). La formación de la conciencia nacional. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente).
Olmos, Alejandro. (2004). Todo lo que quiso saber sobre la deuda externa y siempre se lo ocultaron. Quiénes y cómo la contrajeron. Buenos Aires: Peña Lillo: Continente.
Scalabrini
Ortíz, Raúl. (2001). Política
Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires: Plus Ultra
[1] Destacamos que estos trabajos de Scalabrini Ortíz que tomamos son anteriores al peronismo, durante el cual la deuda externa llega a ser igual a 0 (cero). Sí rescata Scalabrini la política de Juan Manuel de Rosas, quien “supo volver contra las pretensiones inglesas el arma del empréstito, interesando a los tenedores de bonos y banqueros ingleses en el levantamiento del bloqueo establecido en el Río de la Plata por la flota de Gran Bretaña (…) pero en esta cadena de humillaciones es un pequeño punto luminoso, cuya perspectiva puede aclarar nuestro futuro” (Scalabrini Ortíz, 2012: 348).
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