Chatarra que forjó la construcción de una Universidad Pública, el revisionismo histórico nos permite interpelar nuestro pasado y fundar nuestro futuro. Vías del tren que unen los  pueblos hermanos del sur. La estación de trenes de Remedios de Escalada, destino en común de miles de estudiantes del Conurbano Bonaerense: la Universidad Nacional de Lanús.

Banderas latinoamericanas flameando, edificios reconociendo mártires de Nuestra América, el espacio áulico no solo construyendo un espacio de teorización, sino también y fundamentalmente, forjando una identidad colectiva en valores de solidaridad y generosidad al servicio y entrega de nuestro pueblo de forma inclaudicable.

Ser estudiante de la Universidad Nacional de Lanús es comprender que la formación académica es la materialización política para construir un país mejor. No es sentimentalismo: es amor, amor como categoría política, amor por les compañeres estudiantes entrañables, que son abrazo, un mate caliente, oído y corazón. Amor por les docentes, amor por la historia de tensiones, conquistas, derechos de la universidad.  ¿Acaso qué seríamos les estudiantes sin pasión y sin amor por lo que hacemos?

Ser estudiantes de la Universidad Nacional de Lanús es transformar las convicciones en la vocación política para profundizar el proyecto de país, que ataña un Estado de Bienestar que hizo efectivo el derecho a estudiar de los hijos y las hijas de los obreros y las obreras; la Universidad Pública se seguirá poblando de hijas e hijos de obreros y obreras.

Ser estudiante es un deber de compromiso inquebrantable con el pueblo, tenemos la responsabilidad de estar persistentemente a la altura de la historia, tenemos el desafío de seguir construyendo una Universidad urbana, Latinoamericana y Feminista, para seguir transformando el barro en sueños.

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